Mujeres e ingeniería: ¿somos lo que jugamos?
10/09/2013 en Doce Miradas
Tal y como reza mi biografía de Doce Miradas, un día decidí que quería ser ingeniera informática, lo que me hizo pasar a formar parte de inmediato de un grupo poco poblado: el de las mujeres que trabajan con tecnología. Si en las aulas éramos ya minoría, cuando terminamos la carrera y tocó dilucidar nuestro futuro, esa minoría se decantó por la consultoría, dejando otros campos como la programación o la administración de sistemas, casi desiertos. Como siempre me han gustado los retos, yo me incliné por esto último. Para las personas que no sepáis en qué consiste, diré superficialmente que hay que lidiar con servidores, cables de red y conjuros en líneas de comandos sobre pantallas negras. Por supuesto, en mi primer trabajo, era la única (y primera) mujer en ese puesto. De hecho, así lo corroboré un día que había que revisar las tomas de un armario de red, tarea que ya había hecho en numerosas ocasiones. Pero en ésta, la ubicación del armario de red fue lo que me dejó perpleja: alguien lo había colocado dentro del cuarto de baño de caballeros de la empresa, pensando que jamás le iba a tocar la tarea a una mujer. Con un compañero de avanzadilla comprobando que estaba vacío, pude finalmente hacer mi labor. Ahora bien, no os explicaré la cara de mi familia al contar qué había hecho ese día. Creo que “He pasado la mañana con mi compañero en el baño de los chicos” no era la respuesta que esperaban.
Y esta extraña relación entre mujer y tecnología, ¿a qué se debe? Como siempre, podemos encontrar dos teorías: una genética y otra social. Y como yo no considero que mis genes sean nada del otro mundo, entenderéis rápido por cuál me decanto. Porque si os preguntara ahora qué imagen os habéis formado en la cabeza al describir mi trabajo de administradora de sistemas, apostaría a que no era la de una mujer. De eso va todo: de imaginarios. Imaginarios que mamamos desde una edad muy temprana. Revisando las estadísticas de colegios, a las chicas se nos dan bien las matemáticas. ¿Por qué entonces luego no damos el paso hacia la ingeniería, donde la base son precisamente las matemáticas?
Quizás debamos retroceder más y echar un vistazo a los juguetes con los que se entretienen nuestros pequeños para ir identificando qué condicionamientos culturales reciben. Y ojo, que el sesgo, consciente o inconsciente, lo tenemos tanto hombres como mujeres. Cuando llega la campaña navideña, a muchas personas se les ponen los pelos como escarpias por el bombardeo de anuncios de juguetes. A otras se nos ponen, de manera adicional, por el tratamiento sexista de los mismos, que consolidan roles tradicionales de género. Es raro encontrar uno en el que niños salgan con Barbies y niñas montando circuitos eléctricos. El Observatorio Andaluz de la Publicidad No Sexista elabora desde hace seis años un informe analizando la campaña. El de 2012 arrojaba los siguientes datos:
- El 66,84% de la publicidad sobre juegos y juguetes estudiados contiene tratamiento sexista. Aumenta en 3 puntos porcentuales respecto a los dos años anteriores.
- Respecto a los rasgos sexistas detectados en la publicidad estudiada, el 87,79% de los anuncios promueven modelos que consolidan pautas tradicionalmente fijadas para cada uno de los géneros. En cambio, aumentan hasta el 12,21% los anuncios que potencian estándares de belleza considerados como sinónimo de éxito. Un año más, el 100% de esta publicidad se dirige a las chicas.
Eso me recuerda una anécdota que nos contaba Pilar en una de nuestras reuniones de Doce Miradas. Sus hijas querían apuntarse al CampTecnológico, un proyecto educativo que persigue despertar el interés de los más jóvenes por la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Pero tras navegar por su página web y ver todo imágenes de niños, le dijeron que ya no querían, que eso «era cosa de chicos».
A Debbie Sterling, una ingeniera formada en Stanford, le pasó esto mismo durante su infancia. La ingeniería le intimidaba y pensaba que era para chicos. Luego descubrió que solo el 11% de los ingenieros del mundo son mujeres y que las niñas pierden el interés por la tecnología a los 8 años. Así que se puso manos a la obra para crear una línea de juguetes que despertara la pasión por la ingeniería en las niñas, lanzando el proyecto por Kickstarter para recaudar fondos y poner su negocio en marcha. Estos juguetes incorporan un personaje con un rol femenino para que las niñas se puedan identificar y tener un espejo en el que mirarse un tanto diferente del espejo que nos muestra la publicidad.
Pero no toda la culpa la tiene esa publicidad. Por supuesto, nosotros somos también muy responsables de perpetuar esos imaginarios. Porque salirse de lo socialmente establecido es complicado, y no nos gusta verles sufrir al ser “diferentes”. Y si intentamos hacerlo, nos encontramos con que durante esas edades, la influencia que ejercen sus pares es muy importante. La presión de un parque o un patio de colegio es difícil de neutralizar.
Las grandes empresas tecnológicas también están preocupadas con el bajo número de ingenieras que hay, así que van lanzando sus propias iniciativas. Es el caso de BlackBerry, que mediante BlackBerry Scholars Program, quiere inspirar a mujeres de todo el mundo para entrar en el campo de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, mediante becas universitarias. O también Twitter, que se ha puesto a trabajar con el proyecto Girls who code, que busca acercar a las mujeres las competencias para hacer programas informáticos. En IBM tienen montados unos grupos de apoyo al desarrollo de las mujeres en el ámbito de la tecnología y son las propias trabajadoras de IBM las que dan charlas en institutos contando su experiencia. ¿Pero no es ya tarde manejando el dato que dábamos anteriormente de que las niñas pierden el interés por la tecnología a los 8 años?
Os dejo, por último, con un documental hecho por un grupo de trabajo de Stanford altamente recomendable, she++:
Pero antes de despedirme, seguro que os preguntáis a qué jugaba yo durante mi infancia. Mi juguete favorito fue un Meccano (por supuesto, no era mio sino de mis primos). De ahí salté a destripar todo artilugio que dejaban mis padres a mi alcance con el consiguiente desfase de piezas al final de la reconstrucción. Sin embargo, si algo eché en falta fue un espejo en el que mirarme. Ser la excepción que confirma la regla no siempre es cómodo. Así que os dejo con la pregunta ¿somos lo que jugamos? Y en caso afirmativo, ¿tienen nuestras niñas imaginarios que les inviten a caminar hacia el mundo de la ingeniería?
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Lo explicas muy bien, Lorena. Yo de niña quería ser maestra porque las maestras eran las únicas mujeres profesionales que conocía. Es raro desear ser lo que no conoces, pero me alegro de que haya en el mundo «raras» como tú.
Jejeje… creo que ¿gracias? ;-). Ser lo «exótico» tiene su punto… pero a veces te gustaría ser «normal». Cuando me pasa eso, recuerdo un cuento que me marcó en la infancia y que le he regalado a mi sobri: «Elmer, el elefante de colores» http://www.bibliodiversia.com/2012/12/tiempo-de-descanso-escolar-y-de.html
El Huffington Post tiene una sección exclusiva dedicada a este tema, Girls in STEM (Science, Technology, Engineering and Maths) http://www.huffingtonpost.com/news/girls-in-stem Los países más avanzados están dedicando recursos específicamente dirigidos a corregir ese sesgo, en el que quien pierde es el conjunto de la sociedad…
Muchísimas gracias por el enlace Guiller. No conocía esta sección, pero me la guardo como oro en paño. ¿Existe algo similar para la prensa en castellano? Si no, habrá que crearla 😉
Gran artículo y estupendo video el de she++ 🙂 Echa un vistazo también a http://www.feministfrequency.com/, reflexiones similares en el mundo de los video juegos (otra industria demasiado masculina)
Gracias por el enlace, Xabi. Me ha gustado mucho la conferencia en TEDxWomen de Anita Sarkeesian (ella jugaba a la SuperNintendo de pequeña y ha acabado en la industria ;-)). Además también usan el símil del espejo para ir contando historias.
Y las ingenieras que hay se decantan por la función pública o la empresa que les permita conciliar su vida profesional con la personal-familiar.
Me temo que esto no es un problema que persigue solo a las mujeres ingenieras :-(.
Fantástica reflexión, Lorena, como siempre abordando cuestiones estructurales de nuestra socialización en un entorno patriarcal. Somos lo que, comemos, lo que jugamos y, creo también, que somos lo que nombramos 🙂 Por eso, usar masculinos definidos como genéricos (cuando no lo son) como «usuarios», «nosotros», «padres», etc… hace que automáticamente pensemos solo en hombres. Podemos optar por personas usuarias y otras muchas fórmulas tratando de visibilizar y hacer presentes a las mujeres en lo que escribimos y, más difícil, en lo que contamos.
Gran apreciación. Te recomiendo el primer post de Doce Miradas que ejecutó magistralmente Noemí Pastor: http://docemiradas.net/lengua-sexismo-y-mi-dia-a-dia-en-todo-esto
La reflexión que saqué de él es que cuando escriba algo, debo analizar esos masculinos y hacerme mi imagen mental. Por ejemplo, la palabra «padres» no me recrea una fotografía con solo hombres (ya la tenemos «desprogramada»). Otros ejemplos que puso Noemí en su post, sin embargo, sí.
Lorena, me ha encantado el enfoque. Justo ayer escuché una entrevista a Remedios Zafra a raíz del libro que acaba de publicar: «(h)adas», un ensayo en el que reflexiona sobre el papel de la mujer en la creación tecnológica y hace un repaso histórico buscando las razones de estas diferencias de género.
En la entrevista contó algo que me sorprendió: La Universidad de Deusto realizó, hace un par de años, un estudio de investigación sobre el impacto en el porcentaje de matriculaciones de hombres y mujeres provocado por el cambio de nombre de la carrera. De «Licenciatura de Informática» pasó a llamarse «Ingeniería de Telecomunicaciones». El resultado es que antes del cambio, el porcentaje de mujeres que estudiaba la carrera era de un 55%. Una vez hecho el cambio de denominación, ese porcentaje se redujo en tres años hasta un 15 ó 18%. Ingeniería, la palabra «interruptor».
Revelador ¿no?
Enhorabuena por el post!
Yo participé en el estudio de Remedios. De hecho, hubo conexión total en las entrevistas (es una mujer estupenda). Creo que el cambio de nombre no es tal y como lo describes, porque la licenciatura de informática y la ingeniería de telecomunicaciones son titulaciones diferentes. Supongo que sería hacia ingeniería en informática. No sé si una palabra tiene tanto poder, pero está claro que intimida ;-).
Muy buen artículo Lorena.
Ya lo hemos comentado muchas veces, la sociedad en la que vivimos es la que es, y vamos «llevando» a las chavalas y chavales desde muy pronto hacia determinados roles profesionales, familiares, …
Está mal visto que una mujer priorice su carrera profesional a tener descendencia, mientras que si un hombre lo hace (aunque las cosas van cambiando piano, piano) no lo está.
También hay apreciaciones curiosas, pues si bien que una chica juegue con juguetes «de chicos» parece «raro» (es un chicazo), el que un chico juegue con los de «chicas» esta peor visto (es un m…).
La sociedad en que vivimos nos transmite determinados estereotipos y salirse de ellos enciende las alarmas.
Tenemos que revindicar a las chicas que, como tú, eligieron un camino diferente. Tenemos que decir a las chicas que vienen que pueden coger cualquier camino que quieran, que pueden ser ingenieras, astronautas, arquitectas, mecánicas, programadoras, soldadoras, … y seguir siendo «chicas» y seguir siendo «normales». Y para ello creo que es importante que en su vida cotidiana, en internet, en televisión, en los periódicos, en….. vean a chicas que ya han tomado ese camino, en la realidad o en la ficción (series de TV, novelas, lo que sea).
Ánimo y sigue así, que algún día esto no será tema de conversación y eso será una buena noticia.
El trabajo que hacéis también desde BTEK es importante, así que zorionak! Creo que tenemos que crear una «Dora la programadora» ;-).
¡Yo tengo grabado a fuego un momento de mi infancia sobre los 10 años…!
Jugaba con mi primo, (tres años menor que yo); jugábamos tanto «a cosas de chicas como de chicos» indistintamente. El caso es que jugando a tiendas de muebles, el quería ser el «vendedor» y yo la «jefa». Entre nosotros pactamos así y empezamos. Era una celebración de cumpleaños y se lió parda entre los mayores al descubrirlo. Unos que bien y otros que mal, las opiniones se enfrentaban. El caso es que antes del verano viví la situación similar de unos niños jugando a médicos y enfermeras. Donde los chicos no querían dejar a las chicas ser médicas. Nada; que avanzamos lento, lento en esto de las igualdades…
Vamos lento… pero no podemos dejar de andar. Algún día veremos la meta (o eso espero ;-)).
Lorena, yo que ni siquiera soy buena en mates pero si me gustaba destripar objetos y ser muy activa y explorar tenía problemas a la hora de jugar… Aparentemente, como chica debería haber jugado a esperar que me «rescatasen»(¿??) o a poner guapas a mis muñecas, no a que fuesen una especie de Indiana Jones como yo quería… Y curiosas las reacciones de niños y adultos, cuestionando hasta mi sexualidad por ello.
Tu artículo me ha recordado a este proyecto fotográfico, para niñas que sueñan con otras cosas que ser «princesas». http://www.jaimemoorephotography.com/2013/05/09/not-just-a-girl/
No conocía el proyecto. ¡Me ha encantado! Me gusta también el slogan de Goldie Blox (la línea de juguetes que describo en el post): «More Than Just a Princess».
Me ha encantado el post y los videos, un testimonio base que muestra una realidad. En cierta forma, considero que no estamos en la misma situación y que hay ejemplos notables pero aún es importante trabajar mucho el tema de visibilidad y este es un ejemplo.
Lo de vuestra compañera Pilar me indigna profundamente, tal vez debería de buscar otras experiencias, nosotros en GazteaTech tuvimos un pequeño porcentaje pero desde luego son quienes a posteriori más interés han tenido sin lugar a dudas.
Bueno que zorionak por el post y gracias por la documentación!!
Nerea, por referencias… Mis hijas no descartaron la opción por ser cosa de chicos, pero sí que hicieron ese comentario. La anécdota que cuenta Lorena es un poco más larga, y puedo asegurarte que tuvimos esta misma charla. El tema en cuestión no es lo que ocurrió, sino su comentario, que me parece bastante clarificador, porque como señala nuestra compañera, los folletos y demás soportes de difusión mostraban, muy claramente, sólo a niños.
Y por por supuesto que buscaron, y seguirán buscando, todas las experiencias que les resulten atractivas. Como indica Lorena, creo que es importante pensar que para que esas propuestas resulten atractivas a todas y todos, sería importante generar «espejos», referencias que les ayuden a identificarse y profundizar.
Gracias por tu aportación, saludos
Corroboro lo que cuenta Pilar. Quizás he pecado de simplificación en la historia (mis disculpas).
Nerea, me encanta vuestro proyecto de GazteaTech (no sé si recuerdas que te entrevistamos en Radio Bilbao ;-)).
Venga, voy a disentir, para variar 😛
No: no somos lo que jugamos. Ni todos, ni lo que jugamos, ni para toda la vida ni para nuestra vida laboral. La vida no se suele quedar fijada a los 8 años, ni a los 16,ni -es mi esperanza-a los 34…5
Yo he pasado más tiempo con libros que con mecanos, con el Civilization de mayor -vamos, que no dejo de jugar- que con consolas negras y sin embargo a eso me dedico. Y si alguna vez he soñado con ser docente, han tenido igual parte de culpa mis profesoras que mis profesores.
Deshagamos mitos, no sustituyamos unos por otros.
Mak, ¿tú disintiendo? No me lo creo… alguien ha suplantado tu identidad ;-P.
Por supuesto que la vida da muchas vueltas y no queda fijada a los 8, porque precisamente la vida es una mochila, donde vamos metiendo experiencias. Y esa mochila se empieza a llenar desde una edad temprana. Con esa base vamos encauzando la vida. En ningún momento he expuesto que para terminar siendo ingeniero/a has tenido que jugar previamente al Meccano (eso solo era parte de mi experiencia personal). Lo que sí he expuesto es que para decantarte por una carrera, sueles mirarte en espejos. Tú mismo has confesado que para tu parte docente te has mirado en profesoras y profesores, porque tenías esos roles a la vista.
[…] Mujeres e ingeniería: ¿somos lo que jugamos? […]
Para hablar de otra ingeniería, el reconocimiento a habla Dolores Norte, primera ingeniera de Minas, carrera predominantemente masculina. Os adjunto la entrevista que se le hace en el programa de ellas pueden de radio 5. http://www.rtve.es/alacarta/audios/ellas-pueden/ellas-pueden-dolores-norte-pionera-ingenieria-minas-espana-06-02-13/1683605/.
Adjunto otro enlace sobre las mujeres en la Universidad http://www.upm.es/sfs/Rectorado/Gerencia/Igualdad/Documentos/Panelesexposic%C3%B3n.pdf.
Muchísimas gracias por los enlaces, Rosana. Me ha gustado especialmente el documento de la UPM.
Hola¡ Me ha encantado el artículo y coincido contigo, y me aterra que aún sea necesario debatir este tema, al que no le veo solución a corto plazo, la gente continúa con los roles establecidos y se debe de sentir muy agusto, diría que los necesitan para realizarse.
También soy de esas «aventureras» que tienen curiosidad y ganas de aprender sin atender a la llamada de la naturaleza más ancestral 🙂
Cuando realizamos las prácticas de Técnico Superior en Admón. de Sistemas, en las empresas no querían mujeres, que sí que quedábamos muy monas para atender al público y tal, pero NO valíamos para la informática, tal cual como te lo cuento. Yo les hubiera expulsado directamente del programa de prácticas y así lo solicité, con ningún éxito.
No he dejado nunca de portarme como persona, ante todo, e intento dar ejemplo y predicar a mi alrededor, pero la gente joven no parece preocuparse mucho por el tema y continúa cortándose las alas y los caminos, no lo entiendo, de verdad.
Me guardo esta estupenda web en favoritos, nos vemos por aquí o por allá 😀
Tiene que ser duro escuchar eso de que NO valíamos. Afortunadamente creo que eso es cada vez más raro que ocurra. De hecho, lo que les cuesta es encontrar a las ingenieras.
Encantadas las Doce Miradas de que te pases por aquí :-).
En Noruega las mujeres, siendo enteramente libres, escogen trabajos típicos de féminas. Ojo, yo no lo veo bien, pero siendo ellas libres, esto nos da a entender algo importante: a la hora de la verdad las mujeres no quieren lo que no tienen, sino facilidades y que muchas mujeres que acceden a puestos de ‘renombre’ lo hacen justamente por el renombre, no porque realmente entiendan o tengan una pasión por la ciencia, a los hechos históricos me remito.
Dicho esto, cuando una mujer quiere hacer ciencia, destaca más que un hombre: Noether, Curie, etc…
¿Podrías definirme eso de «enteramente libres»?
En cuanto a lo de que una mujer destaca más cuando quiere hacer ciencia, me has puesto dos ejemplos (y el resto los puedes contar con los dedos). Sin embargo, hay tantas mujeres invisibles… ¿conocías tú a la mujer de Einstein, por ejemplo? Y tuvo su papel en la teoría de la relatividad.
Perdón, con la emoción, se me olvidó responder a las preguntas:
Me gustaba muchísimo jugar con los niños, lo veía más imaginativo, constructivo, activo, sin ofender a mis amigas, que también me gustaba jugar con ellas, pero con los chicos construíamos, inventábamos, planificábamos, había aventura, riesgo… no se si me explico y no, no era la ‘prinsesita’ que hay que rescatar, aunque tampoco me abrieron nunca la cabeza de una pedrada, ya me caía yo sola saltando tapias 😀 pero ellos no tenían mieditis al fracaso, ni al qué dirán, ni a que voy a quedar mal, ni si se me descolocará la falda XD
Y no, no hay referentes suficientemente divulgados de mujeres científicas o tecnológicas, ni atletas, ni deportistas, ni nada, vamos, pero es que ni la familia ni la sociedad suplen ese vacío, y vuelvo a la postura cómoda de que las cosas están como están y ni me planteo cambiar que veo por todas partes con mucha desazón.
¿A qué se debe que el fracaso escolar, con todas sus implicaciones negativas, sea masculino? ¿Y que el número global de universitarias, médicas y juezas en las últimas cohortes erarias sea marcadamente mayor que el de sus análogos varones?
Como siempre, podemos encontrar dos teorías: una genética y otra social.En este caso, los genes de los varones no son nada del otro mundo ¿verdad?
¿Como se sustancia la preocupación por ello?¿Dónde están las iniciativas, las discriminaciones positivas, las implementaciones inspiradoras etc para los chicos?
¿Quizá ha sido determinado por un feminismo transvestido en hembrismo que el cielo abierto sólo os va cuando el techo no os beneficia?
El Instituto Andaluz de la Mujer puso en marcha en junio de 2003 el Observatorio Andaluz de la Publicidad No Sexista. Ya……….suena objetivo, sin indicio alguno de sesgo. Houston, tenemos un problema.
Cambiar todo para que todo siga igual, pero yo arriba. En fin……..
¿Es que un problema tapa al resto? Si hay un elevado índice de fracaso escolar masculino (cosa de la que me gustaría que aportaras datos), por supuesto que habrá que ponerle lupa y remedio. Pero entonces, ¿dejamos el resto de problemas también de lado?
Yo no quiero que todo sea blanco o negro. Me gustan las escalas de colores y tampoco quiero que me discriminen positivamente (un oxímoron en toda regla, por cierto). Me encantaría que no fuera necesario.
Sí, por mor de la preminencia de una ideología que ha abandonado su origen emancipador para convertirse en victimismo rentista, un problema parcial, el de la escasa representación en las ingenierías de las chicas, tapa socialmente un problema más general, el inferior nivel educativo global del varón en las cohortes erarias jóvenes. Ya es muy significativo que hasta ahora no le hubieran llegado datos sobre él.
Puede leer http://www.elconfidencial.com/tribuna/2011/fracaso-escolar-problema-principalmente-masculino-20110223-7035.html o estudiar la tabla ut supra con datos del ministerio de educación (también «fracaso escolar masculino» en navegador google imágenes)
Yo no quiero que todo sea blanco o negro. Me gustan las escalas de colores. ¡Plash, plash, plash! A mí también. Y tampoco quiero que me discriminen positivamente (un oxímoron en toda regla, es cierto). Pero me encantaría que en caso de considerarse necesario no sólo lo fuera cuando de discriminar negativamente al varón se trate. Aquel ferviente feminista que en mi juventud fui sigue perplejo, y no digo muy cabreado quizá porque no me puedo quejar de cómo me ha ido a la postre, ante la normalidad con la que sus compañeras de carrera, en la cuarta década de la vida, se aprovechan de los puntos de experiencia que presentan en las oposiciones COT más que él debido a la mili mientras que vociferan hipersensibles al menor atisbo de convención contraria. ¡Qué gran sátira “distópica” Rebelión en la Granja¡ Debió dejar perplejo a Eric Arthur Blair lo vivido con el POUM. Seguimos con el problema Houston.
En fin……gracias de cualquier forma por contestar.
Me encanta tu artículo, yo también soy Ingeniera Informática pero tuve la suerte de tener unos padres que con 3-4 años me sentaban en el Spectrum Amiga a dibujar y a jugar. Tuve un Meccano que heredé de mi hermana mayor (también mujer, ella es arquitecta) y a los 9 años tenía internet en casa (en el 97 creo).
También fue mi padre el que despertó en mí el hobby del bricolaje, no solo la electrónica, tuve la suerte de tener unos padres «muy frikis».
Con vosotras sí se cumple lo de «somos lo que jugamos» :-D.
yo amo ser ingeniera de sistemas, si alguna vez me dijeron piensas estudiar eso? estas loca eso es para hombres jajja la verdad no me importo el comentario…solo dije hay q marcar la diferencia.
[…] La ingeniera Lorena Fernández pregunta: si a las chicas se les dan las matemáticas tan bien como a los chicos, ¿por qué hay tan pocas mujeres en ingeniería? (Pista: la respuesta no tiene nada que ver con bayas paleolíticas.) “Mujeres e ingeniería: ¿somos lo que jugamos?” […]
[…] de Lorena Fernández sobre por qué hay tan pocas mujeres que se dediquen a la ingeniería en Doce Miradas, vi este fantástico spot, relacionado con el mismo tema de la cadena de juguetes Toys R Us que me […]
http://www.youtube.com/watch?v=tiJVJ5QRRUE
[…] See on docemiradas.net […]
Es curiosa la frase
Creo que “He pasado la mañana con mi compañero en el baño de los chicos” no era la respuesta que esperaban.
Si cambias chicos por chicas y compañero por compañera seguiría siendo una respuesta que no esperaban, porque es solo una respuesta en busca de confrontación. Es este tipo de actidudes lo que hace que la lucha por la igualdad sea tan lenta y díficil, luchar por la igualdad es cosa de hombres y mujeres y entidades como el Instituto Andaluz de la Mujer siempre dejan de lado en todas sus iniciativas a los hombres.
Paco, yo coincido contigo plenamente. Tenemos que luchar hombres y mujeres. Pero no entiendo por qué ves en esa frase confrontación.
Interesante artículo. Creo que tanto en la niñez (en lo que jugamos) como en la «adultez» es evidente que (así en general) la corriente general y cercana ejerce una influencia muy grande. No sólo en lo que elegimos, también en lo que somos elegidos y elegidas. Nos sucede con los roles sexuales pero también con otros rasgos de nuestra personalidad, nuestro físico o nuestro rendimiento académico (sobre todo el temprano).
En tu sector está claro que hay más chicos. Sin embargo, también tengo la impresión de que las tendencias están cambiando. Es una impresión muy mía y seguramente esté viciada por las ganas de no ver diferencias en este tipo de cosas, pero cada vez conozco a más ingenieras o proyectos de ingenieras. No te extrañe si de aquí a unos años, la mayoría de personas en las facultades de ingeniería son mujeres, igual que ha sucedido en otros campos en los que antes proporcionalmente, erais minoría. Son tendencias.
No te sientas un bicho raro por ser «mujer e informática de sistemas». Siéntete un bicho raro simplemente por ser informática de sistemas. Es una pequeña broma de alguien con un pasado oscuro informático (sí, también de sistemas).
Jajaja… otro BOFH en la sala ;-). Ojalá sea cierto eso de que las tendencias están cambiando, pero en la Universidad de Deusto (Facultad de Ingeniería) estamos volviendo a datos que hacía años no veíamos 🙁
Pues de pequeñita yo jugaba con muñecas y a las cocinitas pero también me gustaba jugar a la guerra con espadas de madera y a tirar piedras a los niños (los bandos eran niñas-niños). Ya ves, terminé estudiando informática y me dedique al I+D, todo el día cacharreando. Hice muchos amigos (chicos) en el trabajo. Luego, cuando fui jefa (años 90) tuve un equipo paritario de ingenier@s y la verdad es que funcionó de maravilla. Me decían que hacía discriminación positiva y yo les respondía que lo que no hacía era discriminación.
Sigo repitiendo eso de que «discriminación positiva» es un oxímoron :-). Me ha encantado tu frase final (y espero que no abrieras muchas cabezas con las piedras jugando de pequeña jeje).
¡Enhorabuena Lorena!
Me ha gustado mucho como explicas la situación y los sólidos datos en los que te apoyas. Hace falta mucha más pedagogía en éste sentido, y no sé si mucha gente sigue los esteriotipos sexistas por inercia o por creencia…
En cualquier caso ánimo y a seguir así. Por cierto, otro tema clave: la conciliación laboral y familiar, creo que tiene algo de culpa con las desigualdades laborales entre géneros… ahí te lo dejo 😉
Una última cosa, de pequeño yo también destripaba y montaba artilugios, ahora (entre otras cosas) soy ingeniero 😉
Saludos,
Francisco
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Hola, se me ha ocurrido montar una empresa llamada «somos ingenieras sl o SA». Quien se apunta? Mi nombre es Virgina y son ingeniero especialista en estructuras e instalaciones. vtundidor@gmail.com
Que se den cursos separando a niñas de los niños para que reciban un empuje en el mundo de las ciencias…no se me chirria…¿y los chicos no les separamos para que reciban un empuje para que cocinen , cuiden, planchen?……. me gustaría saber más sobre estos temas…se nos ha ofrecido en el claustro un curso de seis semanas para las niñas de sexto…y yo creo que esto va en contra de la coeducación
Si te refieres al programa Inspira STEAM, aquí se explica por qué: http://inspirasteam.net/preguntas-frecuentes/