Somos más de 50
enero 14, 2020 en Miradas invitadas
María Jesús Pérez Ladrón (@perezladron). Soy diseñadora gráfica. Desde que estudiaba BBAA me di cuenta de que quería que lo que hiciera tuviera una finalidad, que sirviera para algo en concreto, por eso me especialicé en diseño. Con la fotografía siento lo mismo. Quiero que sea algo más que reflejar imágenes, que sirva para transmitir, en este caso una imagen positiva de las mujeres de 50 años y de todas la mujeres en general.
Con los 50 años ya cumplidos tuve ocasión de participar en un networking de mujeres con diferentes profesiones. Entre ellas había una mujer, que como en mi caso, era diseñadora y tenía un estudio de diseño y comunicación. Mi idea, seguramente inocente, era encontrar el momento para compartir y contrastar experiencias con ella. Su negocio era incipiente, yo llevaba muchos años en el gremio y pensé que por lo menos por mi parte podría aprender algo más de alguien más joven. Relaciones intergeneracionales creo que se llama.
Cuando llegó el momento en el que cada una debíamos presentar nuestra empresa, ella dijo: “…somos una empresa en la que solo trabajamos mujeres y además somos jóvenes, no llegamos a los 35 años…”. Tengo que reconocer que la respuesta me afectó. ¿De qué puedo hablar con alguien que debe pensar que tener 50 años es horrible y que una mujer de mi edad restaría valor a su empresa? Me sentí como Kathy Bates en la película “Tomates verdes fritos”, cuando dos chicas jóvenes más rápidas le arrebatan la plaza de aparcamiento. En mi turno no fui capaz de responder contundentemente como Kathy. Pude haber hablado de mi experiencia, de que entiendo a los clientes como nadie y que llevo con algunos de ellos más 20 años, que mi empresa pasó por una crisis mundial y que sigo aquí. Pero me limité a decir el nombre de mi empresa y mi profesión.
A los 45 años se nos considera fuera del mercado laboral y a los 50 es prácticamente imposible encontrar un trabajo por cuenta ajena. ¿No estamos capacitadas? Si tienes tu propia empresa o eres autónoma eres capaz de trabajar tanto o más, de estar formándote continuamente y de asumir responsabilidades. Para trabajos precarios, o para ayudar económicamente a tus hijos en paro o para cuidar de tus mayores, para eso estamos en la edad ideal.
La longevidad en teoría es un triunfo de nuestra sociedad, pero puede ser un peso más en nuestras vidas si no sabemos gestionarlo. Dicen que los 40 son los nuevos 30 y los 50 los nuevos 40 y así sucesivamente. ¿Tenemos que estar desde los 45 pensando que somos mayores y con la obligación de aparentar como mínimo 10 años menos? ¿Así hasta los 100 años? ¡Que pereza!
Si preguntamos a niñas/os, jóvenes, hombres e incluso mujeres sobre la «imagen» que tienen de una mujer de 50 años, probablemente en un primer momento se centrarán en el aspecto físico, se valorará positivamente si parece más joven, no en cambio si «se le nota» su verdadera edad. No se consideran dentro de este concepto la experiencia, las capacidades u otros muchos valores que conforman su imagen personal y profesional. La buena noticia es que cuando conocemos a otras mujeres de 50 años comprobamos que, en general, lo que nos interesa, lo que nos preocupa y lo que vivimos en este momento es muy diferente a la visión deformada y parcial que se nos impone como colectivo.
Pero es cierto que en mayor o menor medida nos afecta. Además de otras circunstancias, uno de los invisibles frenos a las expectativas de las mujeres es nuestra imagen en la sociedad, que determina en gran parte, la imagen que tenemos de nosotras mismas aunque no seamos conscientes de ello. En una sociedad donde se valora sobre todo la juventud y en la que los medios de comunicación, el cine, la televisión, muestran imágenes estereotipadas de las mujeres, es patente la ausencia de una imagen más diversa y más real.
Las que ahora vivimos los 50 fuimos las primeras en disfrutar de avances sociales que no tuvieron nuestras predecesoras. Ya estaba generalizado acceso a la formación universitaria de las mujeres, tuvimos acceso al control de la natalidad, en general tuvimos más fácil enfrentarnos a las convenciones. Quizás sea nuestra generación el grupo de edad con más diversidad de trayectorias vitales respecto a décadas anteriores. Siendo las mujeres el 50% de la población y teniendo en cuenta que tomamos el 70% de las decisiones de compra, el sector comercial debería dejar de centrarse solo en la juventud y la perfección, dejar de vendernos cremas milagrosas que a estas alturas ya sabemos que no funcionan y trabajar también con perfiles que tengan más que ver con nuestra realidad.
El proyecto “SOMOS MÁS DE 50”
Tuve la oportunidad de participar en el programa Andrekintzailea que se celebra cada año (dirigido a mujeres empresarias, coordinado por Bilbao Metropoli-30 y con la colaboración de la Asociación de Mujeres Empresarias y Directivas de Bizkaia, AED, y de la Asociación EmakumeEkin). En el transcurso del programa compartimos experiencias un grupo de mujeres emprendedoras y empresarias muy diferentes entre nosotras: con empresas de diferentes sectores, grandes o pequeñas, con formación o sin ella, con o sin hijos/as, y de distintas edades. Aprendimos muchas cosas pero para mí, y creo que también para mis compañeras, lo más importante ha sido compartir un espacio entre mujeres que no nos conocíamos, fuera de nuestros grupos de referencia: familia, amigas/os, trabajo, que nos ha permitido crecer, compartir, colaborar, y reinventarnos dejando fuera todo los que nos condiciona. Esta relación tan sana y fructífera la seguimos manteniendo. Nos acompañamos, compartimos experiencias y crecemos personal y profesionalmente.
En este ambiente propicio nació el proyecto “Somos más de 50” destinado a dar visibilidad a las mujeres de cincuenta años o más, utilizando para ello la fotografía artística. Queremos contribuir a reconstruir el concepto “mujeres de cincuenta años” a través del retrato, jugando a contemplarnos desde otro punto de vista diferente que nos sorprenda a nosotras mismas y que en las demás personas despierte una nueva visión de las mujeres de esta edad.
Estas fotografías tienen el fin de mostrar y compartir nuestra propia versión sobre nuestra imagen. Queremos contemplarnos en un espejo que no esté contaminado y que refleje valores positivos que contrarresten los negativos a los que estamos expuestas. Esto significa que no lo hacemos solo para nosotras, al contrario, queremos hacernos visibles, compartir con la sociedad, servir de referencia a mujeres y hombres, mayores y jóvenes.
Las fotografías, además de una breve descripción sobre cada mujer y su profesión, se publicarán en Internet, redes sociales y se difundirán por diferentes medios.
Queremos que a las mujeres participantes les sirvan para:
- Mirarse desde otro punto de vista.
- Ser protagonistas, orgullosas de quiénes son y de lo que son.
- Contribuir a ofrecer una imagen positiva de las mujeres en general.
- Potenciar su imagen y su profesión de una manera original.
El gran momento
Es cierto que los cincuenta puede ser un momento vital intenso para las mujeres en el que confluyen varias circunstancias incluso a nivel biológico, pero también supone una liberación.
Ya somos mayores y podemos hacer lo que queramos, vivir intensamente y aprovechar cada instante, pero esta vez, con experiencia, madurez y toda la seguridad en nosotras mismas que hemos podido acumular en estos años. Las personas en diferentes fases vitales, aunque no tengamos los mismos intereses y expectativas, buscamos sentirnos motivadas, queremos tener la sensación de que lo que hacemos merece la pena y que nuestras acciones tengan un impacto positivo en la sociedad. Éste puede llegar a ser uno de los mejores momentos de nuestra vida.
El proyecto “Somos más de 50” va creciendo lento pero seguro, gracias a la participación de las mujeres de 50 años o más que ya se han retratado y las que lo van ha hacer en los próximos meses.
Quiero agradecer a todas su colaboración y a otras mujeres, más jóvenes y más mayores, que nos acompañan y nos animan.