¿Vas a votar?
21/04/2015 en Doce Miradas por Pilar Kaltzada
En 1848 Francia reconoció el derecho al sufragio universal de sus ciudadanos. Fue el segundo país europeo en adentrarse en el incierto camino de la democracia formal, tras Grecia, que lo hizo en 1822. Reparen, por favor, en la marca de género de la primera frase, ya que no es un desliz. Este derecho se otorgó a los “ciudadanos” de Francia, y tuvieron que pasar 96 años (sí: casi un siglo) para que se aplicase a las mujeres de ese país. Ocurrió tal día como hoy, el 21 de Abril, en 1944: el general De Gaulle firmó en Argelia la disposición legislativa que permitió a las mujeres el derecho de “ser electoras y elegibles en las mismas condiciones que los hombres”.
Bendita hemeroteca. Me encanta bucear en los datos históricos, porque ofrecen claves que, a simple vista, pasan desapercibidas. No deja de ser llamativo el retraso permanente que ciertas cuestiones suelen sufrir en las agendas públicas. ¿De aquellos polvos estos lodos? Podría ser. De cualquier forma, puede ser especialmente interesante recordar algunas de estas cosas en este momento, a la vista del tiempo que nos está tocando vivir. Llevamos ya unos meses de incesante información electoral, de encuestas, intenciones de voto, previsiones de escenarios (más o menos imprevisibles), y esto no ha hecho más que empezar. Quienes nos dedicamos directa o indirectamente a “la información” solemos caer fácilmente en los tópicos, y yo ya he perdido la cuenta de las veces que he leído, incluso he escrito, sobre las “carreras electorales” de este año. Pues bien, preparémonos para una maratón en toda regla: municipales y forales en la CAPV, Gobierno de Navarra, previsiblemente Elecciones a Cortes Generales bien entrado el otoño… Si nos lees desde Iparralde ya habrás podido votar, y si te acercas a Doce Miradas desde Catalunya, es probable que lo hagas en Septiembre.
Con este panorama de domingos en rojo, te propongo dos reflexiones que me llevan rondando un tiempo, y que con la excusa de la fecha del calendario, me gustaría contarte en voz alta. Y es que la Historia nos ayuda a entender muchas cosas interesantes.
“Sigan empujando, al fondo hay sitio”
La primera de ellas es que cada época tiene sus propias lógicas, códigos y valores, y que éstos sólo se modifican si se ejerce una fuerza consciente en el sentido contrario. El tiempo no corrige los defectos: si no se actúa sobre ellos, simplemente, permanecerán.
No fue el mero paso del tiempo el que hizo posible el sufragio universal femenino, ni en Francia, aquél 21 de Abril, ni en ningún otro lugar. No se despertó la Asamblea una mañana y alegremente abrió sus puertas a las mujeres: “pasen y ocupen un lugar al fondo a la izquierda”. Hubo una fuerza que empujó en el sentido contrario de la inercia histórica, y tuvo que acarrear con las consecuencias de abrir el camino. Como es sabido, la vanguardia es siempre el lugar más expuesto e incómodo. Fueron la movilización de las mujeres, su lucha y su tenacidad las que activaron el botón del cambio, aunque éste resultó exasperadamente lento y desigual.
A punto de estrenar siglo, hace dos días vamos, la Asamblea aprobó una Ley de Paridad para atacar lo que se dio en denominar “la excepción francesa”, ya que en aquella legislatura, el 90% del representación era masculina. Mujeres de distintas ideologías promovieron esta ley, contra la voluntad de sus propios partidos, en muchos casos. Gracias a este “insistencialismo”, a no dejar caer esta reivindicación, en las elecciones cantonales de hace un mes aproximadamente, las y los electores han votado por parejas de candidatos, hombre y mujer, en una fórmula que cuando menos, merece la pena tenerse en cuenta.
Si te apetece ver de qué manera han ido evolucionando las leyes y formas de entender la paridad a lo largo de la Historia, puedes leer este artículo resumen de Montserrat Boix (@montserratboix).
Lo que no se gana, se pierde
Vamos ahora con la segunda reflexión: la Historia, a veces, es reversible. Cuando no avanzamos, corremos un serio riesgo de retroceder.
Fíjate, Grecia fue el primer país europeo que reconoció el derecho de las mujeres a “elegir y ser elegidas”, y sin embargo, hoy está a la cola de la representación femenina en política. Como tituló Ana Alfageme en el País, el día 25 de Enero de 2015 Grecia entró por la puerta grande… en el siglo XIX. Siryza, el partido de izquierdas que ganó legítimamente las elecciones con la promesa de “devolver el poder al pueblo”, no fue capaz de encontrar la fórmula para incorporar la más mínima representación del 50% de la población. ¿Falta de acierto? ¿Falta de interés? Desde ese día, Alexis Tsipras lidera un ejecutivo de 10 ministros, todos hombres. En el siguiente escalafón de mando, cuadros denominados intermedios, cuenta con 41 viceministros y secretarios, de los cuales sólo 6 son mujeres. ¿Simple coincidencia? No lo creo, ya que el máximo órgano legislativo es, lamentablemente, coherente con la fotografía anterior: liderado por Zoé Constandopulu, en el Parlamento griego se sientan 247 caballeros y 40 damas. Estos son los datos, fríos y contundentes. A partir de ellos, en cuanto se presentó en sociedad el gobierno griego se desató una intensa polvareda de recriminaciones y supuestas justificaciones, algunas con ánimo de explicar lo que ocurría y otras muchas, como suele ser desgraciadamente habitual, inoportunas e intolerables. (He encontrado este resumen, pero hay otros muchos. Y para entender mejor esta cuestión, puedes volver a echarle un vistazo al post de Miren Martín en Doce Miradas).
Entender el… ¿pasado?
Volvamos a la Historia, a sus lecciones. Todos los avances están sujetos a verse revocados, y no sólo en Grecia. La Historia nos demuestra que la declaración formal de los derechos no implica su cumplimiento.
La Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de diciembre de 1952. La participación de las mujeres en la vida política es una carrera de fondo, que lejos de estar asentada firmemente, sigue al albur de muchos vientos que soplan en direcciones opuestas. En el enlace anterior, si tienes tiempo, échale un vistazo a la lista de los países, y verás cuáles son los que más tarde se incorporaron al sufragio femenino, y cuáles todavía no está permitido. ¿Estamos condenadas a llegar tarde siempre? ¿De qué manera podemos apretar el paso?
Si te parece interesante darle una vuelta a esta cuestión, te invito a que te preguntes cómo eligen sus candidaturas los partidos políticos o agrupaciones ciudadanas que en las próximas citas electorales se te acercarán pidiendo el voto. Si vas a votar, este tema es importante. Es probable que esta cuestión no aparezca en sus intenciones, o que las menciones que se hagan sean parciales, cuando no tendenciosas. No te preocupes: tú, igualmente, pregunta. ¿Cuántos recogen en sus programas de forma explícita sus propuestas para atacar la brecha de género en la sociedad? ¿Son temas aislados o aportan una visión transversal? La semana que viene se publican de forma oficial las candidaturas para los comicios del 24 de Mayo; ahí tienes un primer test.
Si encuentras las referencias, léelas con atención. Y si no encuentras ninguna mención, también puedes interpretar a qué se debe este silencio. Igual te ayuda a entender, y a decidir, en manos de quién vas a delegar la parte alícuota de tu responsabilidad como ciudadana o ciudadano. Te invito a que lo hagas, seas hombre o seas mujer, claro está.
Post Scriptum
Iba a terminar aquí mi reflexión, pero Hillary Diane Rodham Clinton acaba de anunciar su candidatura para la Presidencia en Estados Unidos, y la realidad me ha querido regalar algún argumento más. «Hillary, la despechada». «Hillary la ambiciosa», «La esposa que nunca se conformó con ser Primera Dama»… Y no sigo porque me enciendo. ¿Una mujer en la Casa Blanca? Subyace a todos estos comentarios una idea generalizada (me temo) y peligrosa (afirmo): el poder es de ellos, y cuando ellas lo reclaman están, literalmente, atacando algo que no les corresponde. ¿Estoy muy paranoica? ¿Es cosa mía? Podría ser. O no.