Nosotras renunciamos, ellos no

27/11/2018 en Doce Miradas

Mi hija Maddi asistió a algunas reuniones de trabajo en sus primeros meses de vida. Cada vez que veo esta foto, me viene a la cabeza la misma idea: la indefensión legal que tenemos en nuestras profesiones las mujeres que queremos y decidimos ser madres.

Tengo 38 años, soy una madre afortunada y orgullosa de una niña de cinco años y un niño de dos, y trabajo por cuenta propia. En mi caso, creo que ser madre no ha supuesto demasiadas renuncias a nivel profesional. Pero algunas, hay. El tiempo que dedico a mi profesión es menor que cuando no era madre, lo que ha supuesto poder afrontar menos proyectos y, por tanto, facturar menos. En mi primer embarazo, apenas pude disfrutar de una baja por maternidad. Entonces, la ley no me permitía facturar durante la baja de maternidad, pero sí estaba obligada a seguir cotizando a la seguridad social, por lo que no me salía muy a cuenta alargar más allá del primer mes esa baja. Hoy, afortunadamente, esa situación ha cambiado y no tienes que afrontar el pago a la seguridad social durante ese periodo de “descanso”. Así que, hoy, no supone tanto lastre económico acogerte al permiso de maternidad durante el tiempo que te permite la ley. Quizás Maddi, de haber nacido ahora, se hubiera perdido alguna reunión.

En mi entorno, conozco bastantes casos de mujeres que han tenido que renunciar a proyectos profesionales que podían suponer una progresión importante en sus carreras por estar embarazadas. Muchas veces les frena el hecho de que piensan que estar embarazadas les resta oportunidades o incluso las descarta a la hora de ser seleccionadas. Y no les falta razón. Es habitual que en una entrevista de trabajo te pregunten por tus planes de maternidad. No es legal ni ético, pero se sigue haciendo a través de preguntas-trampa como, “¿Qué haces en tu tiempo libre?” o “Hablemos un poco de tu vida personal…” o “¿Tienes algún problema para viajar fuera o alargar la jornada en algunas ocasiones?”.

Hace poco, una amiga cercana se encontraba en un proceso de selección para promocionar dentro de su empresa. Me contó que estaba embarazada, e inmediatamente después me dijo con tono de renuncia: “con esto no creo que tenga muchas opciones al puesto”. Su reflexión me pareció tan injusta pero tan realista, que solo me preguntaba: ¿Le compensa a la empresa perder a una candidata idónea para un puesto porque va a estar cuatro meses de baja?, si el candidato idóneo fuese un hombre que va a ser padre, ¿también le penalizaría? Ya conocemos la respuesta.

Clausulas «antiembarazo» en el deporte

En el deporte de élite, la situación es aún más desfavorable para ellas. Hemos visto ya varios casos en los que grandes deportistas mujeres pierden a sus patrocinadores por quedarse embarazadas. Es el caso de Blanca Manchón, seis veces campeona del mundo de windsurf, que en 2016 decidió ser madre, y sus patrocinadores desaparecieron tras hacerlo público. Tuvo a su hijo, y después luchó para lograr ser campeona por sexta vez, a pesar de no poder competir en las mismas condiciones que algunas de sus rivales. Por ejemplo, no pudo contar con una embarcación de asistencia durante la competición. Su historia la podéis ver en este vídeo.

Pero ¿a qué no os imagináis a deportistas de élite masculinos que sean abandonados por sus patrocinadores por tener una lesión de nueve meses de duración?

Blanca Manchón, Maialen Chourraut, o Venus Wiliams por ejemplo, han logrado volver a la élite, pero ¿cuántas se quedan en el camino o simplemente renuncian a sus sueños de ser madres?

Uno de los casos más llamativos lo tenemos en el fútbol femenino. Entre los dieciséis equipos de Primera División en España no hay ninguna futbolista que sea madre. Por supuesto que hay un condicionante físico que afecta a cualquier deportista mujer. Pero, a ello contribuye, la falta de convenios colectivos u otras condiciones laborales pésimas, como las cláusulas «antiembarazo» en los contratos que firman por miedo a quedarse sin trabajo y la imposibilidad de conciliar. Sí, habéis leído bien…¡cláusulas «antiembarazo» en el siglo XXI!

En este caso se está equiparando la maternidad con el dopaje, por ejemplo. Si te quedas embarazada o das positivo por dopaje, la entidad puede rescindir unilateralmente tu contrato. En otros países como EEUU, las futbolistas tienen el mismo problema que en España para volver a su estado físico tras el embarazo, pero por lo menos no temen quedarse sin contrato, y se les proporcionan todas las facilidades para su reincorporación. Claro está que allí el fútbol femenino sí está profesionalizado, por lo que quizás el debate sería ese.

Yo entiendo que para los hombres el cambio en sus vidas al ser padres no es una cuestión física y hormonal como para las mujeres, ya que a éstas les condiciona e incluso impide durante unos meses competir en ciertas especialidades. Pero de ahí a escuchar comentarios como el del periodista deportivo Juanma Castaño, que dijo que Sergio Ramos no debería despertarse por las noches para atender a su hijo porque tiene que descansar bien para ejercer su profesión, es de juzgado de guardia.

Como podemos ver en este vídeo, el mero hecho de ser mujer supone una carrera de obstáculos en la carrera de la vida, aunque la palabra “obstáculo” me suene demasiado fuerte a la hora de calificar la maternidad.

Ser madre es lo mejor que me ha pasado en la vida, y no lo cambio por nada, pero aún nos falta demasiado camino por recorrer para lograr la igualdad de condiciones en la actividad profesional sin renunciar a ciertas cosas. Y no estamos hablando de renuncias banales, estamos hablando de dar vida a otros seres...más que un obstáculo debería ser un “mérito” añadido a nuestro curriculum.

Hay mucho camino por recorrer para garantizar la igualdad entre hombres y mujeres en el ámbito profesional. Además de la concienciación, es necesario y básico elaborar leyes que garanticen derechos elementales para que la maternidad deje de ser una amenaza (incluso para nosotras mismas) y se convierta en un derecho.

Que no nos hagan elegir entre carrera profesional o ser madre, no es justo. Los hombres no lo hacen.

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Consultora artesana y enganchada apasionadamente a la comuncación on-line. Creo en la filosofía del “Learning by doing” (aprender haciendo), y en que las cosas y, sobre todo, las personas pueden cambiar. Amatxu reciente, lo que me ha hecho ver la vida desde otra mirada más responsable y feliz. - See more at: http://docemiradas.net/quienes-somos/#sthash.kKd0amEB.dpuf

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