Gorda
25/02/2014 en Doce Miradas
Ojalá fuese una mujer como los medios mandan.
Ojalá un vientre plano, una piel tersa, cero celulitis.
Ojalá un pelo sedoso, un maquillaje perfecto que me dure 24 horas.
Ojalá unos pies que se adapten perfectamente a estos tacones imposibles.
Ojalá las curvas perfectas, ni muchas ni pocas.
Ojalá unas tetas bien puestas.
Ojalá un culo en su sitio.
Ojalá mi piel siempre hidratada, suave, como recién depilada.
Ojalá delgada.
Cuando tenga todo esto, cuando sea perfecta, cuando tenga los ojos azules… alcanzaré el cielo.
¿Exagerada?
Veamos ¿Cuántas veces al día tienes un pensamiento negativo sobre tu cuerpo? ¿Cuántos mensajes desde los medios de comunicación recibes al día diciendo que algo está mal en tu cuerpo? ¿Cuántas amigas escuchas que empiezan una dieta, que han engordado? ¿Cuántas veces has pensado en un poquito de cirugía? ¿Cuántas veces te miras al espejo y te ves “toda guapa”? ¿Cuántas veces has comido un trozo de tarta sin pensar que engorda?¿Cuántas veces te dices que “te has portado mal»? ¿Cuántas veces le has dicho a una mujer “qué delgada, qué guapa”?
En mi caso MUCHAS. Demasiadas. En la vida real y en la cibernética. Enfrente de un pastel: “Uh! Un minuto en la boca y toda una vida en la cadera”. En una tienda de ropa: “¡no, nunca hemos tenido esa talla!”. En una comida de trabajo: “Puedo pedir cualquier cosa, porque estoy delgada”. Por mail “Ya me ha dicho mi madre que te ha visto y que has adelgazado”
NO es casualidad y lo peor: no es inofensivo. Ni siquiera es saludable. Es violencia. Violencia Simbólica. Tan sutil, tan sutil que no parece violencia.
Como nos explica Medicus Mundi en su recién estrenado estudio sobre la violencia simbólica:
“La violencia simbólica opera de forma que el cuerpo idealizado ejerce el papel de dominador sobre el cuerpo real y la percepción de este cuerpo real queda dominada de una manera natural y autoimpuesta por la persona.
Acuñado por Pierre Bourdieu en los años 70, el concepto de violencia simbólica se utiliza para describir las acciones que de forma indirecta se utilizaban para imponer, entre otros constructos sociales, los roles de género y las relaciones de poder desiguales”
Las relaciones de poder desiguales. Aquí quería llegar yo.
¿Cuánto tiempo gastamos en estos pensamientos? ¿Cuántas cosas dejamos de hacer esperando a tener el cuerpo perfecto? ¿Cuánto dinero invertimos en estar perfectas?
Y lo mejor de todo ¿qué haríamos si no tuviésemos que preocuparnos de todo esto?
“Cada noche, sin falta, ella rezaba para tener los ojos azules. Había rezado con fervor un año entero. Aunque un poco descorazonada, no había perdido la esperanza del todo. Lograr que ocurriese algo tan maravilloso como aquello requería mucho tiempo, muchiisimo.” Ojos Azules de Tony Morrison.
Tengo los ojos marrones, a veces se ven verdosos, me brillan con intensidad cuando me apasiono.
He dejado de rezar para conseguir unos ojos azules.
Abandono esta lucha contra mi cuerpo y me comprometo a
no seguir ejerciendo violencia contra mis michelines, mis arrugas o mis canas.
¿podrán los medios y las marcas hacer lo mismo?
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¡Me ha encantado tu post, May! Ahora mismo va a circular por el ciberespacio para todas mis amistades preocupadas por las dietas variadas… Yo, sigo prefiriendo mi versión de la dieta del cucurucho: «comer sano y disfrutar mucho» 😀
¡¡Buena alternativa Mentxu!!
¡Disfrutemos todo lo que podamos de nuestros cuerpos sean como sean!
Muy bueno el post. Y el vídeo no lo puede explicar más clarito.
Se me ocurre que estamos atrapadas en un círculo vicioso. Como tenemos pocas oportunidades en otros terrenos, nos encerramos en este, que es un pozo sin fin. Pienso en chicas jóvenes que lo saben todo acerca de la imagen, estilismo, ropa, maquillaje, peinado… y se me ocurre que quizás se han encerrado ahí porque se encuentran a gusto, porque en otros ámbitos están incómodas.
Para colmo de colmos, en los blogs de chicas que dan consejos de estilo y de belleza, a veces te encuentras comentarios de tíos que las insultan: que son bobas, retrasadas, no tienen cerebro… En fin. Disculpadme esta reflexión mañanera tan poco elaborada. Ya le daré alguna vuelta más. Saludos.
Muchas veces a las niñas pequeñas les saludamos diciendo que están muy guapas, que llevan un vestido muy bonito… así que es una forma de conectar con el mundo, de sentirnos aceptadas desde muyyy pequeñas.
Soy una mujer imperfecta, muy imperfecta, me sobran kilos, nunca enseño mis piernas son mi gran complejo, pero saco el mejor partido de mí. Soy distinta. Soy imperfecta pero segura con mis inseguridades. Hay mujeres hermosas gordas y flacas y el mundo es interesante porque es variado. Y al final lo que queda, lo que atrapa realmente es un alma brillante e interesante.
Así que un aplauso por todas las imperfectas como yo.
Lo importante es aceptar la imperfección, resulta bastante complicado cuando todos los estímulos externos te dicen que no eres perfecta porque no te esfuerzas lo suficiente.
¡Un aplauso a todas las imperfectas que caminan hacía la aceptación!
Me resultan tan familiares todos esos comentarios a los que haces referencia… Y esas preguntas, ¡creo que daríamos respuestas idénticas! Hubo un momento en el que me harté y no dejé que nadie me volviera a tratar como un monstruo o como una atracción de feria. Ha supuesto dejar a muchas personas en el camino, llorar mucho por comentarios absurdos y tremendamente hirientes.
Hoy sé que no soy perfecta, pero no quiero serlo. Quiero ser yo, con todo, incluidas mis imperfecciones, porque todo ello es lo que me hace especial y única, porque es maravilloso que no haya ni un solo ser vivo idéntico a otro, porque somos edición única y limitadísima y será por algo. Yo quiero a la gente con todo lo que lleva a cuestas, siempre lo hice y lo seguiré haciendo, el continente se marchita y se estropea, el contenido se hace más grande y más interesante con los años, y a la hora de abrazar, besar y amar, ni las arrugas, ni los michelines, ni los años, ni las ideologías sanas molestan.
Encantada de compartir este enlace, pues me pareció precioso. Es mi post del día y del mes y del año…
Mª Elena,
GRACIAS.
No puedo decir nada más.
Un abrazo.
Hace muchos años que decidí no hablar de dietas de adelgazamiento ni de si estoy gorda o no. Me aburrí de mí misma y me aburren las personas que hablan constantemente de ello. Me molesta escuchar los lamentos casi tanto como me cargan quienes para demostrar que llevan muy bien el exceso de kilos están haciendo continuamente bromas a su propia costa. Batería de chistes sobre su gordura. Es una forma de afrontarlo, pero me parece triste esa humillación y vejación autoimpuestas que tantas personas se autoinfligen y que a muchas otras les resulta graciosa. Perdemos demasiado tiempo hablando del tema. Yo cada vez menos. Eso sí, quizás porque voy cumpliendo años, lo que me interesa cada vez más es la alimentación saludable o la que creemos saludable. Rarísima vez toco las grasas trans, y ya no ceno ensalada de quinoa, tomate, atún y pipas de calabaza, sino de hidratos de carbono con bajo índice glucémico, licopenos, omegas y magnesio. Como hay muchos alimentos considerados dañinos que me chiflan estoy a salvo de la ortorexia. Pero ¿sinceramente? Me gustaría estar más delgada. Pero hay que aceptarse, más que nada porque no queda otra. Bueno, sí queda otra, la de las operaciones lacerantes y dolorosas, la que te lleva a trastornos de la alimentación que te hacen desgraciada y pueden conducirte a la muerte… Y por esos caminos no quiero andar.
Me ha gustado mucho tu post, May, esa manera sencilla y natural que tienes de contar las cosas. Al desnudo y sin aditivos. ¡Brava!
Gracias María.
Te entiendo muy bien. Yo hace 10 años que me prometí a mi misma que nunca más haría una dieta para adelgazar. Cuido mi alimentación, elijo bien mis alimentos, como cosas ricas, que me gustan y las preparo con dedicación.
Intento aceptarme y quererme cada día va un poquito más…
A día de hoy cada vez que oigo a alguien decir que está gorda o que quiere adelgazar me resulta muy violento.
Seguimos. Seguimos. Seguimos…
Eskerrik asko por tu artículo May. Además de visibilizar algo que comenzamos a tener como totalmente normalizado e interiorizado en nuestra vida cotidiana que es el desencuentro constante con nuestro cuerpo, lanzas unas ideas que me parecen muy interesantes y que a veces olvidamos.
No es casualidad; por supuesto que no, es una esclavitud impuesta, un tipo de violencia que nos encorseta hacia un canon de belleza irreal y difícilmente alcanzable, con lo que …..la insatisfacción permanente está asegurada.
Todas las cosas que dejamos de hacer esperando tener el cuerpo perfecto. Pues si, otro tipo de control, y uno potente, centrado fundamentalmente en las mujeres, que ataca nuestra seguridad, autoestima y arranque para hacer lo que nos de literalmente la gana, en mucho ámbitos además, personales y públicos. Ahí es nada!
Yo me quedo con que tengo un cuerpo que me permite vivir y con el que disfruto, al que quiero mimar y tratar bien y que es mío y de nadie más. Pero desde luego…. a quien no le guste, que no mire!
Gracias Olatz.
Es difícil aislarse de los mensajes que nos inundan por todas partes, pero creo que ese es el camino. También romper con la norma y no entrar en conversaciones que promuevan la esclavitud de la imagen. Cada una que haga lo que pueda ¿no?
Soy Alexia, tengo 33 años y estoy alejada de éstas imágenes, yo no soy ni un cuerpo ni una cara bonita, soy mi corazón y mi cerebro, la gente que me quiere me quiere por lo qué soy.
¡Qué suertuda Alexia!
Felicidades, ¡espero que un día todas podamos decir lo mismo!
May:
Qué bonito cafelito se ha montado en torno a tu post. Mujeres que te han sentido cercana por lo que cuentas, por cómo lo cuentas se han puesto a darle a la tecla para arropar tu mensaje y para decir que ya vale de sentirnos mal por este canon opresor, imposible. Gorda o delgada, es igual. Encontramos la tara en nosotras mismas -también ellos- para sentirnos poca cosa o mejorable. Y en esa creencia en que si hacemos tal o cual cosa nos acercaremos un poco al modelo, nos encontramos eternamente insatisfechas, frustradas, rabiosas con nosotras mismas. Y así no se puede vivir.
Se han expresado ideas preciosas por aquí. Me quedo con ellas.
Gracias, May, por ponerle altavoz a todo esto.
Besote.
Gracias Macarena.
Me parece que responde a la necesidad de la vieja promesa del «cielo eterno» sieres buena irás al cielo… Si cumples con mis mandatos todo irá bien…
Hago un llamamiento a la ¡¡desobediencia de las tallas!!
Un besiko
May , hablas de aceptar la imperfección , la imperfección no existe !! Existe la diversidad ! Y si aceptamos la imperfección , estamos indirectamente aceptando el estereotipo machista impuesto a nivel social. Todas somos maravillosas y diferentes, nadie es imperfecta por tener celulitis , es un factor que va unido a la genética y al género femenino y punto .
Saludos
Gracias por tu comentario Beatriz.
Me apropio de la palabra «imperfección» para quitarle la connotación negativa. Como ya hicieron otros colectivos, las Mujeres Imperfectas nos hemos quedado con el término y nos reímos de la supuesta perfección.JA!
Un abrazo