¿Nos atacan los zombis?
02/07/2013 en Doce Miradas
Sigo en tensión y con el corazón en un puño la serie The walking dead. Eso quiere decir, entre otras cosas, que he visto cientos de maneras de matar ‘caminantes’, que es como llaman a los zombis en la serie. También he visto morir a personajes de los que me había encariñado. Vamos, que he sufrido lo mío. Pero pese a la sucesión de secuencias aterradoras vistas hasta el momento, hay una que se me ha quedado impresa en la retina y no he conseguido olvidar. ¿Alguna masacre? De eso nada.
Para quienes no sepan de qué va la serie, baste decir que se trata de una distopía que nos sitúa en un mundo invadido por zombis. Los supervivientes luchan sin descanso por mantenerse con vida. Nuestro grupo protagonista ha levantado un campamento a las afueras de Atlanta y debe organizarse y tratar de convivir en esas condiciones extremas, en un mundo sin estados, sin leyes, sin derechos.
¿Te imaginas cuál es la escena aterradora que no he logrado olvidar? Pertenece al capítulo 3 de la primera temporada. A primera vista podría parecer uno de los momentos más relajados de la serie: cuatro mujeres charlan junto al lago mientras lavan la ropa de todo el campamento. Junto a ellas, uno de los hombres del grupo y un niño intentan pescar, más como un juego que otra cosa, mientras ríen y se echan agua mutuamente. Detrás, el marido de una de ellas las observa sin hacer nada.
Jacqui
Estoy empezando a cuestionarme el reparto de tareas.
¿Podéis explicarme por qué las mujeres trabajan siempre como negras? (ella es negra)
Amy
¿No te has enterado? El mundo se ha acabado.
Carol
Así son las cosas
Cómo echo de menos mi lavadora
Andrea
Yo mi Mercedes, con GPS
Continúan así evocando el recuerdo de la cafetera, el ordenador, el móvil, el vibrador… Esto último les hace reír a todas y el hombre que las observa, marido de una de ellas, un maltratador, les reprende por no estar atentas al trabajo. Todo degenera en un episodio de maltrato hacia su mujer.
Da miedo, ¿no? Y no me refiero al maltrato, que por supuesto, sino a lo que sucede justo antes. Es cierto que se trata de ficción apocalíptica (¿o no?), pero bien podría ser una metáfora de situaciones mucho más cercanas que se producen cuando desaparece o mengua la protección de los estados y las leyes: catástrofes naturales, revueltas políticas o, sin irnos a otros continentes ni a países en vías de desarrollo o casos extraordinarios en los que el propio estado atenta contra la mujer, la actual crisis económica. ¿Puede ser la invasión zombi una metáfora de la crisis? ¿Puede tener esa escena algo que ver con el paisaje que se está dibujando para las mujeres?
En febrero pasado, la comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género del Parlamento Europeo aprobó un informe en el que se analizaba el impacto de la crisis en las mujeres y en las políticas de igualdad. Según dicho informe, el paro y los recortes del Estado de bienestar están afectando en mayor medida a las mujeres. Me viene a la mente esa ‘ley de dependencia’ que ha quedado un poco en el limbo de las leyes por falta de recursos. Provocará sufrimiento a mujeres y hombres, pero no me cabe ninguna duda de que suplir esas carencias recaerá fundamentalmente sobre las mujeres, dado el rol de cuidadoras que la sociedad nos asigna por sistema. ¿Vas viendo cierto parecido con la invasión zombi?
La economista Carmen Castro, especializada en políticas europeas de género, advertía el pasado 10 de junio, en un debate en la Unibersitat de Valencia, de la involución social provocada por la crisis y de la intensificación de la carga de trabajo de las mujeres, como consecuencia de las políticas de austeridad. Castro alerta también del aumento de la brecha salarial entre mujeres y hombres, algo en lo que coincide Ernesto Poveda, director del informe Diferencias retributivas entre sexos, elaborado por la escuela de negocios EADA, que sitúa en un 17% la diferencia entre los sueldos de hombres y mujeres. Rtve.es se hacía eco de este informe bajo el demoledor título La crisis fulmina a la mitad de las mujeres directivas en España. Y no es para menos. Según dicho informe, el número de mujeres que ocupan puestos directivos ha pasado de un 19,5% en 2008 a un 10,3% en enero de 2013.
Produce cierto alivio la propuesta de blindar la igualdad de sexos en la Constitución, anunciada por Rubalcaba el mes pasado. Aunque si algo hemos aprendido con esta crisis es precisamente que no existen las vidas blindadas, ni los derechos blindados –al Pacto de Toledo me remito–, salvo quizás para ciertos políticos, directivos de banca y profesionales del fútbol de élite.
Hay motivos para preocuparse. Ya los había antes de la crisis, pero se han agravado. No me olvido de que los hombres también están padeciendo esta depresión económica –el desplome en el sector de la construcción les afecta en mayor medida y de forma más directa–, pero las mujeres en esto del sufrimiento siempre acarreamos un plus. Al menos padecemos los recortes por partida doble, según señala la catedrática de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid, Cecilia Castaño. Primero de forma directa porque el personal de los sectores más afectados por los recortes –educación, sanidad y servicios sociales– es mayoritariamente femenino. Y después de forma indirecta, por lo que mencionaba antes sobre la merma de la asistencia social que abocará y está abocando ya a muchas mujeres a desempeñar el rol de cuidadoras. En relación a la violencia machista, la crisis también se ha dejado notar en el aumento de casos y el descenso de denuncias.
Creo que esa escena de las mujeres lavando la ropa de todo el campamento en el lago me resulta tan aterradora porque no me parece tan de ficción apocalíptica, sino de thriller doméstico cotidiano. Sin embargo, últimamente tengo la percepción de que mucha gente, mujeres incluidas, considera que luchar por la igualdad de derechos y oportunidades entre ambos sexos es cosa del pasado. Que aquello quedó superado hace tiempo y que sólo resta disfrutar de lo conseguido. Sería un gran paso si todas esas personas reconsideraran su balda de asuntos resueltos. Los logros son importantes, sí, pero todavía falta mucho para alcanzar la igualdad y más, si damos por bueno este panorama de involución. El informe presentado este pasado mes de junio por el sociólogo de la Universidad de Deusto, Javier Elzo, corroboraba algo que muchos sospechábamos ya:”Tenemos jóvenes machistas para rato”.
Todos los días hay invasiones zombis en los hogares, en las calles y en las empresas. No me gustaría terminar en el lago lavando la ropa de todo el campamento, la verdad. Por eso conviene prestar atención a todos los indicios que nos están avisando de que existe un retroceso en la igualdad entre mujeres y hombres. La posición de la mujer es todavía frágil y vulnerable ante los cambios negativos de índole política, social o económica. Por eso debemos velar por lo conseguido, consolidarlo, y seguir avanzando. Avanzando juntos, porque esto nos incumbe a hombres y mujeres. Por eso creo que podemos relajarnos lo justo no sea que… perdón, lo siento, debo acabar aquí el post porque se acerca un grupo de ‘caminantes’ a menos cuarto. No importa, como cualquier fan de la serie, sé lo que hay que hacer.
María Puente
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La lucha por la igualdad es a veces un anacronismo («No puedo concebir que alguien se declare feminista en pleno siglo XXI», decía alguien en Twitter la semana pasada) y a veces un lujo que no nos podemos permitir cuando «hay otras prioridades». ¿Qué será más importante que garantizar los derechos? Ah, sí, afianzar los privilegios.
En fin, que reivindicamos antiguallas y chorradas.
Me ha encantado la alegoría, Meri. Un beso.
Gracias Noemí. Me alegro de que te haya gustado. A mí me sorprende mucho que haya gente que niegue que hay desigualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres. Basta con mirar alrededor. Sobran motivos para seguir reivindicando y es un pena, pero el momento de relajarse en este tema no ha llegado. Un beso.
Yo no he visto la serie, pero soy fan de la Invasión de los ultracuerpos, el clásico de ciencia ficción de Don Siegel en el que unos microorganismos venidos de otro planeta van transformando a la peña en unos chungos de mucho cuidado. Y sí, doy fe de que ese tufillo está invadiendo también el mundo laboral y se está zampando derechos como la conciliación familiar, y la reducción de jornada (entre otros) como si fueran un accesorio de lujo que hay que arrancar de cuajo. Habrá que estar alerta para que no se contagien las manzanas sanas porque miedo me da lo que nos viene encima, habrá que desempolvar las estacas de madera, la balas de plata, los ajos y la criptonita. Muy buen post Mary.
Gracias a ti, Iratxe, por comentarlo y sobre todo por recordar esos derechos que se están esfumando porque hay quien los considera accesorios de lujo. Voy contigo a comprar ajos 😉
Gracias María por tu exquisita reflexión, que me trae a la memoria varios versos sueltos de Luis Eduardo Aute. El primero alerta sobre la necesidad de que “el pensamiento no puede tomar asiento”, y menos en asuntos como el de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, piedra angular sobre la que gira la vida y la sociedad, que permanece en franco retroceso. El pensamiento desencadena la acción y necesitamos muchos pensamientos como el tuyo para no dejarnos vencer por la desidia, mientras ganan la batalla, la de hombres y mujeres, personas que ni respetan la vida. “Las cicatrices no ayudan a andar” es la segunda frase de Aute que me evoca tu texto, pues ya acumulamos demasiadas, así que cuanto antes reaccionemos ante políticas retrógadas, que ven en la crisis el caldo de cultivo para extender sus cavernarias filosofías, mucho mejor.
Y me ha encantado el modo en que has hilado la serie The walking dead con tu reflexión. Yo también soy serieadicta y tu reflexión intensifica mi ‘adicción’, pues me recuerda que todo existe por algo y que siempre hay alguna razón que justifica la acción. Insisto: gracias por tu post!!!
Pues esto se va a convertir en la batalla de las flores, porque vaya comentario tan precioso que me haces. ‘El pensamiento no puede tomar asiento’, ¡me lo quedo! Con tu permiso y con el de Aute y de paso escucharé la canción. Por cierto, ¿cuál es? Y como eres serieadicta, te diré que según avanza las serie algunos personajes femeninos, como el de Andrea, van creciendo y se van haciendo fuertes. Un beso.
http://www.albumcancionyletra.com/de-paso_de_luis-eduardo-aute___262158.aspx
Estás en todo, Noemí. Gracias, ¡la estoy escuchando!
María,
Me ha gustado mucho tu reflexión que espero sirva para que seamos conscientes de lo que nos está trayendo la crisis. No hay duda que queda mucho mucho camino para llegar a una igualdad de derechos entre hombres y mejores, pero espero que con escritos como éste y el blog de Doce Miradas se pueda ir avanzando poquito a poquito. Por cierto, ¡que miedillo me ha dado eso de estar lavando a mano en el río! Gracias por escritos tan buenos.
Gracias a ti, Miriam. Como dice Marga en su comentario ‘el pensamiento desencadena la acción’, así que espero que sí, que escribir artículos como este sirvan para algo. Hablarlo, escribirlo, comentarlo… todo sirve. El silencio y no reconocer lo que está pasando, eso sí que no conduce a nada. Un beso.
Está meridiano que tenemos una sociedad machista bien arraigada, no nos engañemos, mientras los «logros» conseguidos en pro de los derechos de las mujeres sigan siendo un gesto de conmiseración o de «escaparate» por parte de los gobiernos, las empresas y la sociedad en general, lo de relajarse nos va a quedar más lejos que la jubilación. Muy bueno María
Exacto. Tenemos que exigir a los políticos que vayan más allá de los gestos y del paripé estético. Hay que conseguir que el escaparate refleje lo que hay en el interior de la tienda. Ya nos gustaría poder relajarnos, pero de momento, en este tema, toca seguir alerta. Un beso, gracias por participar y disculpa que no hubiera visto antes tu comentario que tiene fecha del 3 de julio. ¡¿Cómo es posible?!
Andaba yo pensando en desenterrar las pinturas de guerra feminista que guardé hace tiempo en el trastero de mi cabeza y después de leer ésta grandísima y bien hilada reflexión que plantea María, ya no tengo dudas. Hay que salir a la calle y luchar por lo que nos intentan quitar día a día, que no son más que nuestros derechos, porque hasta donde yo sé mis obligaciones son las mismas que antes. Gracias María por desempolvar mis ideales.
Qué bien, Susana, me alegro de que te haya servido de revulsivo. Si para algunas personas reivindicar la igualdad es un asunto vintage, pues lo pondremos de moda, como ha ocurrido con la ropa, la decoración, etc.
Ayer mismo casi casi nos preguntaban que si tenía sentido a estas alturas de la vida la lucha por los derechos de las mujeres. Pues no hay nada mejor para entenderlo que leer tu post, María. Lo que pasa es que cuando escuchas durante mucho tiempo un mismo tema parece que ya no pega. Que ya huele y que cansa. Pero la verdad es que hay muchas veces, y éste es el caso, en el que se sigue hablando de la lucha por los derechos de las mujeres porque no se ha llegado al final. Porque después de muchísimos años, manifestaciones, reivindicaciones, apoyos superficiales, políticas de igualdad y buenas intenciones, la plasmación real y cotidiana es ésa: que si bien han cambiado las formas, el fondo sigue siendo exactamente el mismo.
Y cuando llegan las épocas duras, es la parte más débil la que las recibe todas en el mismo lado. Y en este caso, socialmente, las mujeres somos las más débiles. Y nos tocan aquello que nos debilita: el tema económico que nos independiza de tal forma que nos hace libres.
Magnífico artículo María. A seguir abriendo los ojos al personal.
Y en realidad es cierto, el tema huele y cansa. Seguro que a ti también, y a mí… Ojalá no hiciera falta pelear por esto. Pero, hoy por hoy, es lo que tenemos y lo que toca. Pero hay gente que prefiere vivir en su mundo de fantasía y pensar que todo va bien. Yo lo he intentado alguna vez, pero no me sale 🙂 Cuando dices ‘ayer mismo casi casi nos preguntaban que si tenía sentido…’ supongo que te refieres a la entrevista que Radio Vitoria hizo a Doce Miradas. Si te parece, comparto aquí el audio de la entrevista por si alguien no pudo escucharla http://t.co/o9jCHuyFTE
Sí. Los zombies conviven con nosotros y cada vez son más. Pero frente a la catástrofe, lo apocalíptico, siempre queda ‘La carretera’. Con cariño, zorionak.
No he leído La carretera ni he visto la película, a pesar de estar protagonizada por Viggo Mortesen, un actor que me encanta. En su momento pensé que no tenía estómago para eso, que sería tremendamente dura, pero si me la recomiendas, me lo apunto y la leeré-veré sin falta. Un beso.
Muy bien traído, María. Empezando con una serie americana, pasando por la desigualdad laboral, terminamos en un futuro desesperanzador para las mujeres, pero prospero para el machismo. Como madre de dos machos siempre he tenido claro que mi labor educadora tiene muchísimo que ver en este tema. Somos nosotras, las mujeres, las que educamos a nuestros hij@s y que después de alguna generación de feministas activas,también madres, Javier Elzo nos sorprenda con esa sentencia de machistas para rato… Bueno, alguna generación contra siglos de machismo no puede hacer mucho, pero da rabia. Esta claro que no se puede relajar una.
Que los caminantes te dejen tranquila, un beso y enhorabuena
Esa generación de feministas activas, muchas de ellas madres, empiezo a pensar que quizás no sea tan mayoritaria como creíamos. En los hombres jóvenes veo mucho cambio externo en cuanto a la moda, los peinados, mucho pelo efecto mojado y mucho cuidado por la imagen, pero por dentro… se parecen tanto a la generación de sus abuelos. Hay de todo, claro está. Por otro lado, las madres tienen un papel crucial, pero no más que los padres. La educación de los hijos tendría que ser cosa de los dos progenitores. Muchas gracias por tu comentario y por compartir tu experiencia. Un beso.
Hola: Creo que el asunto que planteas incide acertadamente sobre la diferencia entre el discurso políticamente correcto y la práctica que, con frecuencia, avanza con bastante más lentitud. Hoy sería más difìcil encontrar hombres que se presenten orgullosos como machistas. Lo que no quita para que quede mucho por cambiar en las relaciones cotidianas: pareja, amistades, trabajo… ¡A ver quién es el guapo que abandona siglos de privilegios a poco que pueda evitarlo! Definitivamente, creo que queda mucho por hacer a la escala en la que realmente se dirimen los conflictos sociales: la vida cotidiana; allí donde los discursos y los principios no llegan con facilidad.
Sabíamos que alcanzar la igualdad en la vida cotidiana era harina de otro costal. Que una cosa eran las leyes, la teoría, y otra, la práctica. Creo que contábamos con eso y pensábamos que la lucha en el siglo XXI se libraría ahí, en las trincheras del día a día, en el cuerpo a cuerpo de las relaciones personales, sentimentales, laborales… Con lo que no contábamos, al menos yo, era con un retroceso en buena parte motivado por la crisis económica. Quitan una cucharadita de aquí, otra de allá y zas, un día son las guarderías, otro los comedores escolares, otro a la ley de dependencia, estos días de atrás se hablaba de que la reforma de las pensiones penalizará a la mujeres por tener una esperanza de vida más alta… Y ahí dónde el estado de bienestar falla, ahí, en un porcentaje muy alto, hay una mujer, parcheando como puede lo que el estado va abandonando. Esto ya no es el tú a tú, esto son medidas estructurales, es gestión pública, es el estado el que empuja a la mujer de nuevo a LA CASA. Hay quien ve en todo ello intenciones aviesas, una estrategia calculada que responde a una ideología que utiliza la crisis como excusa. No lo sé, no voy a entrar ahí porque desconozco las intenciones, pero conozco los hechos. Dices, y estoy de acuerdo, que hoy en día es difícil encontrar hombres que se presenten orgullosos como machistas. Fíjate que es casi tan difícil encontrar mujeres que se presenten orgullosas como feministas y eso que no son términos antónimos. Son palabras quemadas, pero eso ya sería tema para otro post.
Gracias Juan Carlos por comentar el artículo y por tu sinceridad al admitir los privilegios y lo difícil que sería renunciar a ellos.
Entre la caterva de zombies al acecho no podemos olvidar al excelso Gobierno y su caterva de retrógrados cerebritos machirulos y rancios, cargándose de un plumazo gran parte de los avances sociales conseguidos con sudor y lágrimas de muchas mujeres (y algunos hombres). Y no me refiero sólo a la reforma del aborto sino también a la pléyade de payasadas diseñadas en connivencia con la Conferencia Episcopal, sancta santorum de la caspa misógina. Ánimo, chicas, me temo que aún quedan muchas batallas por delante…
Tienes razón, quedan muchas batallas, pero veo que las vamos a enfrentar bien acompañadas. Así todo es más fácil. Al hilo de lo que comentas, no puedo dejar de mencionar a Gallardón, un hombre que se pasó toda la oposición disfrazado de hombre dialogante y moderado, un socialista infiltrado le decían algunos, y en cuanto se ha quitado el disfraz, madre mía. Gracias por tu comentario, Iñigo.
Brillante reflexión. La verdad es que remueve la conciencia. Hace unos años leí un artículo en algún periódico sobre lo exótico que resultaba un hombre feminista ( exótico = minoria ).Nunca me identifiqué y mi vida de hombre privilegiado suiguió su curso. Ese artículo venía a decir que para acabar con el machismo habia que cambiar la socidedad y eso implicaba la propia transformación del hombre, porque una cosa es denunciar un problema y otra implicarte en una lucha en la que tú eres parte del problema. Como bien indica Juan Carlos luchar por la igualdad implica perder privilegios que tenemos por el mero hecho de nacer hombres. Pero hay que luchar por los derechos de la mujer porque es luchar por los derechos humanos. Gracias por cambiarme el chip, Maria. Y como ya no fumo y no tengo adicciones me voy a replantear hacerme serieadicto. Tú crees que me ayudará a escribir un post tan brillante como el tuyo?….
Ja, ja, hacerte serieadicto te dará satisfacciones, porque como dicen últimamente, el mejor cine se está haciendo ahora mismo en la televisión, eso sí, por lo general series americanas y alguna británica y danesa. Puedes empezar por Mad Men, The good wife, The big C, Juego de Tronos, Modern Family…
A priori entiendo que las mujeres estemos más motivadas para luchar contra la desigualdad, nos va mucho en ello, pero los hombres no viven en una isla, tienen/tenéis madres, hijas, hermanas, novias y esposas, primas, amigas… y debería interesaros que les vaya bien en la vida. Y porque la igualdad, estoy convencida, también os hace a vosotros mejores. Ya me contarás a ver cómo te va ahora que has decidido hacerte ‘exótico’, ja, ja, aunque yo no creo que fueras machista. Un beso.
María: es un gustazo tener compañeras de proyecto tan brillantes. Tu alegoría (como dice Noemí) es brillante. El ataque de los muertos vivientes no puede ser más ilustrador. Escuchamos a menudo aquello de los logros que hemos conseguido las mujeres. Es cierto, claro, aunque el trabajo pendiente sea abrumador (se quiera o no reconocer). Pero el martes, recién publicada tu entrada, me quedé un buen rato dándole vueltas a lo que acababas de contarnos: la crisis económica, la de valores, el “yo, primero”, ha sacado a los muertos de sus tumbas y nos atacan; fundamentalmente, a las mujeres. Las injusticias que creíamos reposando felizmente en el camposanto, acechan. Me viene a la cabeza la sonrisa diabólica de Michael Jackson, en Thriller: cuando su chica despierta aliviada del sueño horrible, en brazos de su novio amantísimo, y él mira a cámara y parece decir: confíate, que aquí te espero con esta pesadilla de la que has creído escapar.
Así que, lejos de enterrar (no tanto, lamentablemente) la desigualdad lo que hemos hecho como sociedad es jugar a la condescendencia: mientras las cosas nos han ido bien o medio bien hemos consentido que las mujeres salgan al mercado laboral, se rompan los cuernos intentando llegar a todo y demostrar que merecen nuestras concesiones. Pero si hay que atarse el cinturón: chicas, a casita; directivas, ya podéis contar que un día lo conseguisteis.
Y respecto a los machistas para rato de los que Elzo habla, suscribo el comentario de Juan Carlos Melero: el discurso políticamente correcto no se traslada con suficiente empeño en los distintos ámbitos de la vida. Ya sabemos que renunciar a los privilegios cuesta, pero una vez lo hemos interiorizado -insisto, al menos como sociedad- no cabe que volvamos por nuestros pasos. Sólo se me ocurre que sea por una razón: porque no nos lo hemos acabado de creer nunca. Se ha ido la luz y no le había dado a guardar. ¿Tengo que volver a empezaaaaar? Qué agotamiento.
Me gusta cómo lo explicas. Esa es la sensación, en época de bonanza, vamos a dejarlas jugar a las profesionales, a la directivas, vamos a dar ayudas para la conciliación, para políticas de igualdad, etc, pero vienen mal dadas y se acabó el juego. Me recuerda a las guerras en que movilizaban a las mujeres como enfermeras para curar a los soldados o para que trabajaran en las fábricas para sustituir a los hombres que estaban en el frente. Parece que en esta ocasión nos quieren reclutar para que seamos la seguridad social y formemos la masilla que cubre las grietas del maltrecho estado de bienestar. Un beso, Macarena.
Casi todas las historias de zombis que conozco- no sé si es el caso de esa serie porque no la he visto- en el fondo, plantean una reflexión sobre la condición humana y, en concreto, sobre el Hombre en su dimensión como ser social. En la trama suele repetirse el mismo supuesto:hay una amenaza zombi ahí fuera y esta circunstancia obliga a una serie de personas a estar unidas y a organizarse con el fin de protegerse. Ahí es cuando se analizan los problemas, las fricciones y conflictos que normalmente se dan entre las personas a la hora de llevar adelante cualquier empresa común y donde se suele llegar a la misma conclusión: los zombis son peligrosillos, sí, pero el mayor enemigo del hombre es otro hombre, e incluso uno mismo,y la más cruel de todas las especies es la humana, mucho más que los zombis a los que hay que enfrentarse, pues, al fin y al cabo, estos tipos no son más que unos mongólicos que gruñen y caminan como si se hubieran cagado encima, que se mueven por instinto y tienen unas facultades racionales muy limitadas. No son libres de hacer otra cosa que dar tariscos a todo lo que se mueva.
Según avanza la trama van aflorando en los personajes diferentes psicologías-tipo, en plan casting de Gran Hermano: el «acojonao», el ingeniero (o sea, el «intelestual puro», el tipo inteligente de brillantes ideas pero sin la suficiente fuerza para liderar al grupo), la histérica o la inútil (es que en las pelis de Romero-gurú del género- estos papeles recaen casi siempre en una chica, a mí no me miren) , el tipo de valiosas cualidades y habilidades que podría aportar mucho al grupo y que, sin embargo, se deja vencer por su ego y sus complejos por lo que acaba convirtiéndose en constante fuente de conflictos y, en definitiva, en una rémora para los demás (el que nunca escucha y se obstina en imponer por la fuerza sus propias ideas, que creé mejores que las de los demás, que nunca acepta críticas y no sabe convivir etc, aunque siempre tardan en nominarle porque al ser fuerte y voluntarioso ofrece cierta seguridad a la gente), el veleta, o sea, el que se limita a seguir al más fuerte, el tipo normalito y corrientucho que, a pesar de las dificultades, va adaptándose a los retos que le plantea la tesitura y acaba convirtiéndose en la pieza fundamental para salvar el culo de los que llegan enteritos al desenlace… Este personaje encarna en sí mismo otra de las conclusiones de la historieta: el género humano también es capaz de lo mejor, de sacar lo mejor de sí mismo en provecho de los demás. Supongo que todos tenemos en nuestra vida cotidiana un poco de todos ellos o que, en determinadas circunstancias, todos hemos sido un poco «acojonaos» unas veces, ingenieros, histéricos, pequeños héroes etc, otras.
El grupillo que se organiza puede tomarse en sí como metáfora de cualquier organización social: tu cuadrilla de amigos, la empresa en la que trabajas, tu equipo de petanca al que te apuntaste para matar los ratos de ocio, los mineros chilenos que quedaron atrapados bajo tierra… y sí, el propio Estado. ¿Y los zombis? Cualquier amenaza o reto para el grupo y, por qué no, como bien indicas, la crisis, principal reto hoy día de todos los Estados y sociedades. ¿Puede suceder que, por efecto de la crisis, la igualdad material entre hombres y mujeres se vea resentida? No lo discuto. Y sí, seguramente tenemos algunos politicastros que merecerían ponerse a picar piedra (incluidos los demagogos que plantean un reforzamiento constitucional de la igualdad entre sexos, humo barato, cuando es un principio que ya queda recogido en su art. 14 y lo que se necesita, en todo caso, es una mayor protección a nivel legal y reglamentario en los nichos que haga falta, o sea, en las cañerías del edificio jurídico, aunque luzca menos en eldiscurso que proponer reformas del frontispicio constitucional, es mi opinión) , seguramente, decía, hay un ratio preocupante de pokero-peloceniceros hostianovias entre la chavalería, mucho empresario sinvergüenza, mucho familiar huevón…
Pero yo también quiero apelar a la responsabilidad de cada uno, de hombres y mujeres, pero sobre todo de las mujeres, para sacar el dedo a pasear de vez en cuando ( esas mujeres que lavan ropa en el río, ¿no podrían también plantarse en vez de hablar de vibradores y cafeteras?), para comportarse como personas corrientuchas que hacen cosillas en determinadas circunstancias que al final revierten un poquillo en el bien de los demás, para defender su propia dignidad que es la de todos. Hablo de la responsabilidad individual, la de cada persona, si es que somos libres y no nos guiamos sólo por instinto, de no ser veletas que apoyan al más fuerte porque en principio parece ofrecernos seguridad (así ganó Hitler también las elecciones, qué pasa, un blog donde no saque alguien a Hitler a pasear ni es blog ni es nada), simples ingenieros o ingenieras, histéricos e histéricas que no ayudan en nada por verse superados por la situación, «acojonaos» y «acojonás» que se refugian en el victimismo o en la autojustificación haciéndose trampas en el solitario, acomplejados y acomplejadas que encauzan mal sus facultades y acaban convirtiéndose en otro problema… frente a los zombis casi sin remedio del parlamento, los del máximo beneficio, los zombis chandaleros que tienen el cerebro como un queso de gruyere y los zombis cotidianos que también somos tantas veces nosotros mismos.
¡Qué kennedyano todo!
Jon-Txoni (creo que he llegado aquí por accidente, adelante con el blog, go, Maria, go!)
Bienvenido aunque hayas llegado por accidente. Y gracias por participar y por sacar a Hitler a pasear, ya podemos sentirnos un blog de fuste. Me ha divertido mucho tu comentario. Me interesa lo que dices y el humor con que lo cuentas. Dices que las mujeres del río deberían tener un comportamiento que revirtiese en el bien común. Ten en cuenta que aunque sea injusto que exclusivamente las mujeres queden relegadas a realizar esas tareas domésticas, no cabe duda de que sí que son tareas que revierten en el bien común. Lo mismo sucede con todas esas mujeres que comento que están desempeñando tareas de cuidadoras de familiares dependientes por edad, por discapacidad, por lo que sea. Que estén más atadas porque los recortes en guarderías, comedores escolares etc, les obliga a realizar todas esas tareas. Es injusto que carguen con todo, pero valor tiene todo el del mundo. Por eso hay tanto interés en perpetuar esa situación. Porque ahorra costes al estado y porque viene de perlas a la sociedad. En buena medida, todas esas mujeres están impidiendo ahora mismo que este mundo en crisis se vaya al garete del todo. Imagina si tiene importancia. Pero es injusto.
Volviendo a la serie, aunque no es la cuestión medular de todo esto, como he comentado antes, los personajes de las mujeres van creciendo y haciéndose más fuertes. Al principio tienen siempre a su lado una figura protectora y paternal y poco a poco van siendo más autónomas. Que nadie me entienda mal, en absoluto critico la serie por machista. La escena del lago me parece muy verosímil. Si yo fuera guionista de dicha serie, probablemente habría apostado por esa hipótesis, habría dicho que una situación así podría darse en un mundo apocalíptico. Diría que algo muy similar se está dando en nuestro mundo en crisis.
Pero sí que hay una responsabilidad individual por parte de todos, como dices, también por parte de las mujeres por cambiar las cosas. Sin duda. Y muchas ejercen esa responsabilidad. No habríamos llegado a donde estamos si no fuera así. Lo de que somos libres lo veo ya más relativo. Pero filosofamos otro día. Jon, pásate por el blog cuando quieras y nos vas contando. Un abrazo.
Gracias por un artículo que analiza e informa con creatividad y realismo. Me parece que el avance hacia la igualdad no está exento de altibajos y retrocesos como los que Maria documenta. La distinta educación que se da a los niños y niñas (aunque los progenitores respondan agraviadados que no, que no), la explotación sexual de cientos de miles de mujeres a la vista de todo el mundo, más si pasas por polígonos, la crisis del sistema de cuidados, la imagen de la mujer en los medios convencionales etc, etc, etc son asuntos que nos ponen de manifiesto la gran labor que queda por realizar y que desde este blog se puede ir desgranando.
En tu comentario vas apuntando temas para próximas entradas del blog. Por desgracia no van a faltar los temas. El de la explotación sexual A LA VISTA DE TODO EL MUNDO siempre me ha indignado especialmente. Sería impensable que algo así ocurriera con hombres. Serían liberados en pocas horas. No será porque son difíciles de encontrar, dado que están señalados con parpadeantes luces de neón. En fin, que hay conversación para rato. Gracias Iñigo, sigue por aquí.
[…] ¿Nos atacan los zombis? […]
Esta web, en cierto modo, me ha recordado a la Casa Real: todo el mundo alaba las ocurrencias de sus inquilinos y nadie muestra el más mínimo espíritu crítico con ellas, aunque sean absurdas.
Pues bien, yo discrepo.
Acaso limitado por mi condición XY (sin duda una tara importante, aunque las haya peores), quedo impresionado por el, en mi opinión, cansino discurso quijotesco-feminista donde se advierte al público menos perspicaz de que no son molinos, sino malvados gigantes, las sombras que nos rodean.
Pues, como digo, discrepo. Quizá sólo fuesen molinos. Quizá Occam siga teniendo razón.
La serie muestra un futuro distópico, apocalíptico, donde el objetivo fundamental (el único, en realidad) es la supervivencia.
¿Podría ser que la forma de plantear esa supervivencia en la mencionada serie sea imitando el único modo en que la especie humana la ha realizado durante decenas de miles de años?
Sí, la tecnología, la revolución industrial y la conquista de derechos sociales durante los siglos XX y XXI mejoró esas terribles y darwinianas condiciones de vida. Pero la serie se sitúa en pleno Apocalipsis, ¿en serio crees que eso no debería afectar a lo demás? ¿De verás?
Pues nada…
P.D.- ¡Malditos guionistas, seguro que son miembros de la patronal! ¡Mira que eliminar las vacaciones retribuidas y los derechos sindicales en la serie! ¡¡A ver si los zombis que nos atacan, además de machistas, son explotadores laborales!!
Pues yo discrepo de tu discrepancia. El reparto de tareas en función del sexo para ti será un molinillo, quizás porque te toca la parte buena. Para mí es un maldito gigante, porque me toca no tomar decisiones y servir.
Y la supervivencia no pasa necesariamente por que sigan mandando los hombres y obedeciendo las mujeres. No pasa por repetir los errores. No me trago que ese sea el único camino.
Si te sirve de consuelo (espero que no, porque sería de tontos) a mí TAMBIÉN me toca «no tomar decisiones y servir».
Pero no hablo, como supongo que sabes, de mi situación actual no de la tuya, sino de una situación ficticia y extrema, que es la que se refleja en la serie de tv.
Y lo que estoy diciendo es que, en ese caso, derrumbadas las estructuras de la sociedad actual, es más que probable que los guionistas se fijen en esquemas sociales «probados» (que te gusten más o menos es irrelevante) y los reproduzcan en la serie.
Podían haber evitado los errores de nuestra sociedad y hacer que las agrupaciones humanas fuesen gobernadas por consejos formados por niños entre 6 y 9 años, que son mucho más abiertos e imaginativos que los adultos (ya sean varones o mujeres) pero, sencillamente, no sería creíble. Quizá si hubiese una sola tribu en la Polinesia (por ejemplo) que funcionase de ese modo, entonces podrían imitarla argumentando que su eficacia está demostrada. Pero me temo que la supervivencia no entiende de correcciones políticas.
Pero, por supuesto, estoy abierto a escuchar contraejemplos antropológicos a esto que digo. Adelante, te escucho. Es decir, te leo. 🙂
Suscribo lo que dice Noemí. Y vuelvo a insistir, en absoluto pienso ‘malditos guionistas’ porque coincido con ellos en que esa escena es altamente probable dadas las circunstancias de ese escenario distópico. Por eso digo, cuidado, que cuando el estado de bienestar se debilita, a las mujeres se nos pone la vida especialmente cuesta arriba. Y lo estamos viendo. Claro está que no dice directa y explícitamente que se recortan partidas relacionadas con las mujeres. Eso no se dice porque estaría muy feo en esta época de corrección política. Pero las consecuencias son las que son. Y a mí me preocupa.
Estoy de acuerdo con todo lo que acabas de decir, lo suscribo punto por punto.
Lo que yo quise expresar con mi comentario anterior (parece que sin demasiado éxito) es que, con el derrumbe del famoso «estado de bienestar» en un escenario apocalíptico como el de la serie de tv, el retroceso afectaría NO SÓLO A LAS MUJERES SINO A TODO EL MUNDO.
¿Que las mujeres saldrían peor paradas que los varones? Pues casi seguro que así sería, sí. De hecho, también sería bastante probable que los líderes de las agrupaciones de supervivientes fuesen psicópatas, entre otras muchas barbaridades.
Pero ésa y no otra, me temo, es la condición humana más apropiada para la supervivencia, al menos en cuanto nos ha enseñado la práctica y la observación de la antropología.
Nadie dice que sea lo mejor, pero su eficacia está bastante demostrada.
Un saludo.
Si algo remotamente similar está sucediendo en la vida real, es legítimo señalarlo, decir públicamente que está ocurriendo y, sobre todo, no resignarnos. Sigue participando en Doce Miradas, también estamos para discrepar, discrepar de las discrepancias..
¿Feminismo? No, gracias. Me parece muy bien que se recorte el dinero que se tira a la basura en esas asociaciones de vividoras enchufadas que recogen firmas para indultar a asesinas. Ese dinero nunca ha ido destinado a defender la igualdad, sólo a charlas estériles destinadas a justificar su propia existencia.
Sobre las palabras de Rubalcaba, no son más que memeces porque la Constitución ya recoge lo más claro posible la igualdad de sexos. En todo caso, no lo ha dicho porque crea en la igualdad (excepto en esa igualdad zapateril que implica que la mujer es inferior al hombre, y por eso requiere trato preferente), lo ha dicho porque para modificar la Constitución hace falta disolver las Cortes y declarar nuevas elecciones, y eso le conviene, y ya de paso se tira el moco de ser más progre que nadie.
Como consejo, no hagais reflexiones mirando series de ficción escritas por los «hipsters» judíos de América, porque no transcurren en el mundo real, si no en su particular mundo de fantasía, repleto de astracanadas escritas específicamente para confirmar vuestras neuras y miedos. Luego pasa lo que pasa con la gente que ha visto demasiadas películas de Hollywood.
Feminismo = Movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres (definición de la RAE)
Feminismo no = Que a los hombres correspondan más derechos que a las mujeres.
¿Te das cuenta de lo que estás diciendo?
Otra cosa: ¿unas mujeres que lavan en el río no pertenecen al mundo real, sino que son fruto de la calenturienta imaginación de sionistas yanquis? ¿Estás seguro?
Gracias por tu aportación. ¿Tienes algún blog en el que podamos comentar y darte también consejos?
Efectivamente, como dice Noemí, siempre hay cierto malentendido con la palabra feminismo. El feminismo busca la igualdad, en absoluto la supremacía de las mujeres. Respecto a las asociaciones que mencionas, desconozco el tema porque no pertenezco a ninguna y últimamente estamos viendo que ha habido abusos en todo tipo de fundaciones y asociaciones, pero no creo que sea un tema exclusivamente relacionado con asociaciones relacionadas con la igualdad entre hombres y mujeres, sino entidades dedicadas a los temas más diversos. Y mira, yo también soy escéptica ante el anuncio de Rubalcaba, aunque por motivos diferentes a los tuyos.
Y seguiré viendo series, películas y leyendo libros. Hasta la fecha, ningún problema para diferenciar ficción y realidad.
Leí este artículo hace días ya hora en cuanto veo una escena machista… ¡¡¡¡ Veo Zombies!!! me viene a la mente la escena de la serie. Lo que me fastidia es cuantas veces se repite la historia… incluso en mi propia casa.
Espero no haberte creado pesadillas zombis de por vida. En todo caso, tomar conciencia de la situación y reflexionar siempre es bueno. Espero que estés encontrando interesante el blog. Muchas gracias por dedicar un tiempo a leer el artículo y a escribir un comentario. Nos vemos por Doce Miradas.