La moda del feminismo
06/06/2017 en Doce Miradas
Arranco este post en domingo, 28 de mayo de 2017, día lleno de recuerdos para las mujeres detrás de Doce Miradas. Porque tal día como hoy, hace cuatro años, lanzábamos nuestro primer cohete al espacio interestelar. Una llamada a la que dábamos la forma de post coral, y en la que compartíamos con el “universo más allá” la misión que nos auto-encomendábamos y la visión que nos impulsaba; como era previsible, hoy intacta.
Imaginábamos un mundo en el que las mujeres no tengamos que reclamar cansinamente equidad, justicia, respeto o visibilidad. Un mundo en el que no se nos use, en el que no se nos viole, no se nos mate. En el que nuestra valía no se ponga en entredicho, zafia o sutilmente. En el que ser mujer no sea menos que ser hombre. Un mundo en el que, en definitiva, no solo se nos reconozca como iguales, sino que, de manera incontestable, privada y públicamente, SEAMOS iguales.
Lanzábamos, como decía, nuestro primer grito a un espacio desconocido, con la esperanza de viralizar con nuestro mensaje nuevos territorios, nuevas mentes, corazones… Y con la esperanza también de que las ondas conectaran por el camino con otras sensibilidades. Interceptaran, en resumen, otros feminismos y sus mensajes. Buscábamos mover posiciones ajenas y también propias, y las incontables interacciones que se han producido en este tiempo (en forma de artículos de miradas invitadas, comentarios en el blog y miles de conversaciones a través de las redes sociales) han hecho posible este anhelado movimiento multidireccional; un éxito notable, aunque también subjetivo.
En todo caso, lo que sí hemos hecho en Doce Miradas en este tiempo es constatar una realidad objetiva que entonces no era tan evidente y cuya certeza no es para nada menor: hay vida feminista en otros planetas.
Pienso rápidamente en todos esos colectivos presentes en Twitter que, como nosotras, antes no estaban y que, como nosotras, ahora sí están. Periodistas, juezas, cineastas, mujeres jóvenes, científicas, tecnólogas, mujeres gitanas, mujeres maltratadas, empresarias, colectivos LGTB, raperas, amas de casa, abogadas, autoras, directivas… Pienso en esos colectivos más veteranos que ya estando, no conocíamos. Y pienso también en todas esas personas -mujeres y, por fortuna, también muchos, muchos hombres- con quienes en Doce Miradas compartimos ramalazo y trueno. O, dicho de otra forma, con quienes compartimos visión.
Aunque más allá (nunca mejor dicho), la cuestión ya no es que haya colonias asentadas en otros planetas -hasta ahora desconocidos entre sí o pobremente interconectados-, sino que esta vida es palpitante y se encuentra en plena ebullición en toda la galaxia.
Prueba de ello son los hitos recientes en defensa de los derechos de las mujeres y colectivos LGTB que se celebraron a comienzos de 2017 en 81 países. Reivindicaciones pacíficas que por su masiva capacidad de convocatoria y de integración de colectividades DIFERENTES han pasado ya a la Historia de los movimientos sociales. Women’s March en Washington es, de hecho, la manifestación norteamericana más multitudinaria hasta la fecha (y de enorme impacto digital, además), muy por encima de las protestas contra Vietnam o la marcha de 1963 en la que Martin Luther King decía aquello tan poderoso e inspirador de “I have a dream”.
Tanto es así que lo que un tiempo fue percepción, ahora es evidencia: el feminismo está de moda. Y lo está tan literalmente que cada vez son más las marcas mainstream de ropa que reivindican el feminismo en sus prendas (a veces con más sentido de negocio que acierto en el enfoque). Y el hecho de que las niñas puedan lucir camisetas en las que dice “This is what a feminist looks like” sin temor a que se les identifique con seres feos-amargados-y-peludos es, sin duda, un logro que no es ni casual ni baladí. Sirva, en todo caso, el ejemplo para acercarme a donde quiero llegar. El feminismo, además de un orgullo para las mujeres y hombres que lo reivindican, que cada vez se expresa con menos pudor y con más camisetas y secciones de periódico, hoy también es OPORTUNIDAD.
Una enorme oportunidad histórica para mover lo que se ha resistido durante siglos, y una oportunidad que camina intrínsecamente de la mano del riesgo. Será por esto quizá que en este momento febril da por pensar qué nos dirían las mujeres que a lo largo de la Historia conspiraron para hacer posible que llegáramos hoy aquí. Las mujeres sufragistas o aquellas que bajaron a las trincheras en la Revolución Francesa, las mujeres que acabaron sus vidas en la pira de la Inquisición, con la mirada probablemente perdida en el cielo… De modo que, una vez constatada la ganancia, la pregunta que resuena es: ¿Cómo evitamos el riesgo? ¿Cuál es nuestra posición para mover las cifras? ¿Nuestra capacidad para mover la agenda? ¿Cómo evitamos que esto sea una moda que llega… y que pasa? ¿Qué logro relevante nos corresponde conseguir en esta etapa histórica?
A estas alturas, las mujeres que habitamos las colonias de todos los planetas del espacio interestelar sabemos ya que decir no es hacer, prometer no es cumplir, reconocer no es cambiar, y que los derechos no se regalan, sino que se conquistan. Y por eso, diría que lo más importante de todo es que si antes nos intuíamos, ahora nos «sabemos». Es momento de usar este conocimiento para mejorar las conexiones entre las colonias y unir las fuerzas de lo que ya es un imperio. Momento de organizar la resistencia o la moda pasará y la oportunidad nos dejará una ganancia tan exigua que, simplemente, seguiremos demasiado lejos.
Y como la unión hace la fuerza, desde mi punto de vista al menos, es ineludible organizarse. Obviar lo que nos separa y concentrarnos en lo que nos une. Solo así conseguiremos convertirnos en el GRUPO DE PRESIÓN (sin medias tintas) que necesitamos ser, estableciendo el mínimo denominador común, trazando las líneas estratégicas básicas y concretando objetivos capaces de mover el orden instaurado. One step at a time. Un paso cada vez y, sobre todo, muchos pasos a la vez. Que no es lo mismo, ni es igual.
Habitantes de la galaxia y colonias interesadas: connectingthempire@gmail.com. Veamos qué podemos construir.
Ana Erostarbe
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Uau!!! Ana , muy guay. Solo decir que aunque de alguna manera haya que llamarlo, no me gusta el termino «feminismo». Parece que es solo para ellas y hay hombres mas «feministas» que algunas mujeres. Aunque no lo parezcan. Un abrazo. Ana Boedo
Ni media duda en relación con los hombres, Ana. Del mismo modo que no hay que ser negro para defender la lucha contra el racismo.
La cuestión es que “feminismo”, dicen, es esa teoría radical que sostiene que las mujeres somos personas y que, como tales, merecemos iguales derechos e iguales oportunidades. Cierto es que el término ha sido interesadamente denostado durante mucho tiempo, pero gracias a la lucha feminista, precisamente, hoy podemos hablar (aquí) de derechos conquistados. Nadie vino a regalarlos, igual que nadie te sube el sueldo porque sí… Por eso diría que es momento de tumbar asociaciones equívocas (cierto que la estrategia ha servido para frenarnos un tiempo) y de darle a la palabra el lustre que por méritos propios merece. Abrazo grande y gracias por pasarte por aquí.