Cincuenta años y diez mil días
18/02/2014 en Miradas invitadas
Neus Arqués es escritora y trabaja como analista.
Está convencida de que la visibilidad es el nuevo petróleo, porque hoy el recurso escaso es la capacidad de atención: si no te ven, no te compran.
La visibilidad es el tema transversal de sus libros, sus conferencias y de su Lista.
En junio cumplí los cincuenta.
Al grito de “¡Cincuenta!” nos ponemos firmes. Hemos cruzado el meridiano, porque a los babyboomers la genética todavía no nos garantiza que lleguemos a centenarios. ¿A qué dedicaremos los próximos diez mil días?
Lo suyo es reinventarse. A medida que la esperanza de vida se alarga, las opciones se multiplican. No sólo vivimos más: queremos vivir distinto. Si rondas mi edad, esto es lo que te pregunto: ¿Crees que tu vida ya está diseñada o que tienes todavía margen para crearla? Si cuentas tu futuro en días, lo piensas con más cuidado. No hay tiempo que perder.
“Reinventarse” es un verbo en auge. Nos imaginamos nuevos universos personales, a poder ser exóticos. La narrativa suele empezar con “Lo dejó todo y se fue a…”. Cambio de trayectoria. Cambio de pareja. Cambio de país. Frente a esos reset radicales, me interesa la reinvención desde la atención. No desde lejos sino desde dentro. Estoy empeñada en volver a ser quien soy, no en ser otra.
Vivo un tiempo confuso, de falsa normalidad. Parece como si todo estuviese en su sitio. Como si pudiésemos conciliar. Como si tuviésemos las mismas oportunidades de promoción. Como si las aprovechásemos. Sin embargo, a poco que rascas ves que la mujer ocupa un puesto muy claro en sociedad, en economía, en política y en tecnología: el segundo.
¿Saldremos de la invisibilidad? Cuando calculas que te quedan diez mil días, te preguntas hasta cuándo saldrás a dar la cara. Porque salir a dar la cara cansa, pero no salir duele. Te preguntas si la mejor opción es “fluir y no resistirse” –como me recomendaba un amigo recientemente- o si batallar tiene todavía un sentido. La respuesta para mí depende de la oportunidad. Escoger bien las batallas, porque todas desde luego no se ganan. Una de las que me importan tiene que ver precisamente con el derecho a reinventarse.
Nuestra vida se escribe hoy en múltiples plataformas on-line: al otro le basta consultarlas para hacerse una idea de cómo somos y cómo nos ha ido. La tecnología construye nuestra narrativa personal.
Mi generación, que ya era adulta cuando se masificó el acceso a Internet, tiene una vida que no consta. Si hubo fotos, éstas amarillean en algún álbum con cubierta de cuero granate repujado. Ese pasado privado continúa siéndolo. Por eso ahora podemos crear otro presente, ya que del pasado sólo existe nuestra versión. Mi generación es la última que podrá reinventarse. Éste será el gran privilegio.
Sin embargo, reinventarse debería ser posible también para los que vienen detrás. ¿Cómo? Para empezar, me gustaría que habláramos (más) del tema, en vez de darle al “me gusta” a la menor ocasión. Que entendiéramos que las redes sociales son empresas cotizadas y no ONG. Que nos sintiéramos responsables de nuestra identidad digital –y de la de nuestros hijos- del mismo modo que velamos por la integridad física. Que aprovecháramos las ventajas que la tecnología ofrece en beneficio propio. Que como sociedad consensuáramos un modelo identitario –y, ya puestos, paritario- que de margen a la posibilidad y al olvido, de modo que podamos volver a empezar en vez de cargar con nuestra mochila digital de forma irremediable.
Puede que a esto, a cómo las personas, los proyectos, las ciudades nos reencontramos y nos reinventamos, dedique los próximos diez mil días.
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Bonita reflexión. Me la guardo para el año que viene, en que llegaré a los 50 🙂
Te felicito ya ahora, no se me vaya a pasar, Julen 😉
¡Qué buen post!
Reinventarse o descubrirse por fin.
Gracias. Voto por ambas: reinventarse y descubrirse!
Lo primero de todo, gracias por pasarte por aquí, Neus. Este párrafo me ha marcado: «Porque salir a dar la cara cansa, pero no salir duele. Te preguntas si la mejor opción es “fluir y no resistirse” –como me recomendaba un amigo recientemente- o si batallar tiene todavía un sentido. La respuesta para mí depende de la oportunidad. Escoger bien las batallas, porque todas desde luego no se ganan».
Muchas veces me siento cansada de batallar, pero como tú bien dices, tenemos que ser listas y saber cuáles son las batalles importantes y cuáles no merecen la pena por el desgaste que suponen.
A ti y a vosotras, Lorena.
El tema «Cómo seleccionar tus batallas» merece un monográfico. Pero si no seleccionas, te desgastas, como dices bien. Y eso sí que no!
Estoy empeñada en volver a ser quien soy, no en ser otra. Reinventarse desde dentro…de acuerdo…cuando leí el tuit me vino a la cabeza la primera reinvención, de cambiar de vida y todo eso, que también. Pero lo más difícil es cambiar, continuar y seguir siendo la misma. Lleva tiempo y reflexión, una buena purga interior de cuando en vez.
yo también paso de cincuenta y largos. Y últimamente le doy vueltas a la identidad digital. Veo los face de los jóvenes y menos jóvenes y hay mucha foto, es un album ilustrado. Su vida está expuesta y ya ni les pertenece. Nosotras al menos guardamos la privacidad de esa otra vida anterior.
saludos
y estupenda página!
Cambiar y continuar, bien difícil. Gracias por participar en esta conversación.
Fantástico post, Neus!! Tomo nota de muchas de tus propuestas, que comparto.
Hoy mi abu ha hecho 50 años y 13140 días. Su cabeza está estupenda, mejor que la mía. Pero está limitada porque sus piernas están cansadas de caminar, trabajar y «navegar» como dice ella. Le pregunté si le gustaría volver a ser joven de nuevo. Y, sin dudarlo, dijo que sí, que volverìa a tener 50 años. Imagino que su mente y su corazón albergan bonitos recuerdos de esa época. Pero tras pensar un poco, dijo que ¡¡ni hablar!! Que no quería tener que madrugar para trabajar de sol a sol en el campo… Mi abu es mi «catedrática del sentido común de la universidad de la vida».
Así que me propongo vivir con intensidad cada día y reinventarme y reírme a diario para ser feliz 🙂
Felicita a tu abu de mi parte. Nada como un espejo para recibir un toque, ¿verdad?
Hola, Neus. Casualmente escribía yo hace poco una cosa parecida aquí: http://blog.optimismos.es/2014/01/22/22-i-firma-invitada-noemi-pastor-de-boquitas-pintadas/
Venía a decir que en determinadas ocasiones, no necesariamente trágicas ni infelices, a una le sienta bien volver a casa, regresar a lo que siempre ha sido; a lo que sabes que te hace feliz. Tampoco es obligatorio estar planteándose desafíos continuamente. Podemos regalarnos un oasis. ¿Por qué no?
Es un placer tenerte por aquí, Neus. Gracias.
Yo hoy mismo estoy necesitando un oasis ya! Noemí, me alegro de leerte.
Me faltan 3 años para llegar a los 50 pero por avatares de la vida siento la necesidad de reinvetarme , encontrar lo que me gusta a mi y no a mi familia, es muy importante sentirse bien con una misma para seguir disfrutando y conseguir esquivar los golpes que nos manda la vida,. Me alegro compartir la misma necesidad con vosotras.
Prepárate, Marta, porque viene lo mejor *para ti*! Un saludo
Neus, me viene de perlas este post en este momento. Siento que los días pasan y no hago nada. No crezco ni mejoro… gracias me ayuda a reflexionar.
Gracias a ti. Ánimo y suerte, Idoya.
[…] Enlazo aquí a la conversación que ha iniciado mi post Cincuenta años y diez mil días, sobre los diez mil días de vida que con suerte me quedan y que he publicado en Docemiradas, por […]
Me ha gustado mucho. Te lo robo! 😉
YA CASI TENGO LOS CINCUENTA, Y LO QUE POR HOY ME REINVENTA ES LOGRAR SACAR ESE PEQUEÑO ESCRITOR QUE VIVE EN MI INTERIOR, ESTA RESULTANDO TRABAJOSO, PERO NECESITO SER QUIEN EN VERDAD SOY DESPUES DE TODOS ESTOS AÑOS. GRACIAS, UN ABRAZO
Ánimo y suerte!
Buenos dias, te voy a contar una cosa que me ha pasado y que puede ser indicativo de algo… Tengo 53 años y me estoy reinventando, reilusionando por mi vida, la que siempre he tenido!; el otro dia, ordenando un armario y abriendo unas cajas que llevaban cerradas años, me encontré con dos folios escritos por mí, uno a la edad de los 18 y otro a los 20 años. Te juro que me quedé impresionada cuando los leí, porque tuve la sensación de que me reencontraba, y me di cuenta de que nunca he dejado de ser aquélla «niña», que mis deseos seguían existiendo en mi ahora, y que mi ímpetu, mi fuerza, seguian siendo las mismas, solo que ahora adormecidas…guardadas a buen recaudo las tenia… Y bueno, que sí, que tienes toda la razón, y estoy convencida que algo biológico ocurre a los 50 años. Gracias por ser y estar, es un placer para mi leerte. Saludos.
Gloria, ¡que experiencia tan bonita! Gracias por compartirla.
[…] mayor. Tras unos cuantos años de andadura por este mundo (aunque aún me falten unos cuantos años para llegar a los 50) y tras escuchar y conversar con personas, que para mí son referencias de vida, puedo decir sin […]
[…] Acudí a Docemiradas y compartí la pregunta: ¿a qué dedicaremos los diez mil días que, según la previsión demográfica, nos quedan? Si cuentas tu futuro en días, lo piensas con más cuidado. No hay tiempo que perder. […]