La mujer pelota y otras trampas a evitar
03/12/2013 en Doce Miradas
No están todas las que son, sino sólo aquellas trampas que han llamado mi atención en los últimos tiempos. ¿Quién las pone? Es difícil saberlo. La mayoría, eso tan difuso que llamamos sociedad.
1-La mujer pelota, utilizada como rebote contra las demás
Hace medio año leí el magnífico libro de Rosa Montero La ridícula idea de no volver a verte, una preciosa historia sobre el amor y el duelo, en el que confluyen las experiencias vitales de la propia autora y de la premio Nobel, Marie Curie, tras el fallecimiento de sus parejas. Además de interesarme y emocionarme, descubrí el término mujeres pelota que, según explica Rosa Montero, utilizaba Simone de Beauvoir para referirse a aquellas mujeres “que tras triunfar con grandes dificultades en la sociedad machista, se prestaban a ser utilizadas por esa misma sociedad para reforzar la discriminación; y así, su imagen era rebotada contra las demás mujeres con el siguiente mensaje: ‘¿Veis? Ella ha triunfado porque vale; si vosotras no lo conseguís no es por impedimentos sexistas, sino porque no valéis lo suficiente’. ¿Fue Marie Curie una mujer pelota?”, llega a preguntarse Montero en su libro.
No acierto a comprender el comportamiento de dichas mujeres, que en la actualidad también existen y que yo llamaba para mí mujeres esquirolas antes de conocer el término de Beauvoir. Imagino que les tienta el hecho de saberse únicas y de constituir una excepción. No obstante, aunque alguna caiga en esa trampa creo que son mayoría aquellas que después de triunfar dedican parte de su tiempo y energía a allanar el camino a las demás.
2-Una reivindicación eternamente aplazada
Las mujeres que son madres suelen manifestar que luchan por la igualdad de derechos y oportunidades para que el día de mañana sus hijas vivan en una sociedad más justa. Me pregunto si esa afirmación no encierra la trampa del aplazamiento de una causa que deberían aspirar a disfrutar también ellas mismas y su generación. A veces tengo la impresión de que han renunciado a alcanzar ese estado para su propio presente o futuro inmediato. Muchas de esas hijas también serán madres algún día y quizás experimenten ese mismo sentimiento de renuncia, conformadas y colmadas con el bienestar futuro de sus hijas. Si tenemos en cuenta que la mayoría de las mujeres son madres, ¿no sería entonces la lucha por la igualdad una reivindicación eternamente aplazada para ‘el día de mañana’?
3-Matemáticas tendenciosas
¿Te suena esta canción? Una amiga, compañera de trabajo, conocida (o tú misma) comenta que se está planteando dejar el trabajo y dedicarse por completo al cuidado de su familia. Han hecho cuentas. Su pareja tiene un trabajo mejor remunerado y el dinero que les cuesta pagar a una persona para que se ocupe de la casa y los hijos es casi lo mismo que gana ella. Conclusión: no compensa. Para eso mejor me quedo yo en casa y así al menos los niños están con su madre. El sentimiento de culpa hace el resto del trabajo y, de pronto, parece que trabajar es un capricho egoísta en el que se ha empeñado la mujer. Está claro que cada pareja sabe lo que mejor le conviene y es libre de tomar sus propias decisiones, pero no debería tomarse por la razón equivocada y ésta a mi juicio lo es. Cuando se paga a una persona de apoyo en las tareas domésticas y cuidado de los hijos se está pagando para que ambos miembros de la pareja obtengan cierto margen para desarrollar su vida laboral y otras facetas de su vida personal. Por tanto, debería restarse ese sueldo a la suma de los sueldos de ambos miembros de la pareja y valorar entonces si merece la pena. Dar por hecho que el sueldo dedicado al cuidado del hogar y de la prole debe salir del sueldo de la mujer es a todas luces una injusticia profundamente machista. No hace falta recordar que las personas que carecen de independencia económica, sean hombres o mujeres, quedan en una situación vulnerable.
4-En busca de la prueba definitiva
Es ‘el pan nuestro’ de los medios de comunicación. Día sí y día también nos desayunamos con algún nuevo estudio sobre el cerebro de hombres o de mujeres que supuestamente explica por qué unos y otras actuamos de tal o cuál manera o tenemos mayores capacidades y habilidades para esto o lo otro. Algunos son serios y rigurosos y otros resultan rocambolescos y sospechosos. ‘Un estudio realizado por investigadores de Toronto revela que los ejecutivos varones soportan mejor el estrés que las mujeres’. Por ejemplo. Así suelen empezar dichas noticias. El estudio del cerebro es apasionante, pero con frecuencia se instrumentaliza la ciencia al servicio de determinadas ideologías.
Parece que aún se busca la prueba definitiva que demuestre que las mujeres somos menos o más que los hombres. Personalmente, creo que no hay que caer en la trampa de entrar al trapo. Por mí pueden seguir loncheando cerebros. No necesito pruebas para saber que merecemos igualdad de derechos y oportunidades PORQUE SÍ. Porque existimos, porque somos personas, porque estamos aquí y lo reivindicamos. Porque es de justicia. En ocasiones somos las mujeres quienes nos aferramos a alguno de estos estudios, cuando nos son favorables, para argumentar que tenemos derecho a ocupar determinada posición en el trabajo, por ejemplo, porque un estudio revela que nuestra capacidad de comunicación es superior, que somos mejores en las relaciones interpersonales, que somos mejores jefas, etc. Y a veces, por un efecto de compensación, supongo, se cae en una exaltación de la mujer en la que no creo. No creo que seamos mejores jefas sólo por ser mujeres (como tampoco creo que seamos peores jefas sólo por ser mujeres), ni que el mundo estaría mejor gobernado por mujeres. Es un error participar en dicho debate, ya que significa que seguimos poniendo en cuestión, en pleno siglo XXI, la legitimidad de la igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres.
5-Un exacerbado pundonor
La discriminación positiva y el sistema de cuotas tienen poca aceptación incluso entre las mujeres. Son muchas las que rechazan este sistema igualatorio porque afirman no querer nada que no se hayan ganado por sí mismas. Cuando hablamos de logros laborales, las mujeres tendemos a pensar que tal vez no lo merezcamos. Parece como si necesitáramos haber sufrido mucho por el camino para creer merecerlo. Los hombres suelen dar por descontado que se lo merecen. Nosotras somos propensas a caer en la trampa de un exacerbado pundonor y una sobredosis de integridad y dignidad malentendidas.
Imagino que quien rechaza este sistema artificial a favor de la mujer, lo hace porque considera que el sistema ‘natural’, que como se puede comprobar produce discriminación positiva a favor del hombre, brinda igualdad de oportunidades a mujeres y hombres. Quien rechaza el sistema corrector cree, por lo visto, que todos los cargos de responsabilidad se están otorgando de forma justa, de acuerdo a criterios objetivos, a la persona más capacitada posible en cada caso, que casualmente suele ser hombre. ¿Alguien se cree esto de verdad? Creo que hay mujeres que incluso reconociendo que el sistema ‘natural’ las discrimina y relega, consideran que es de ley esforzarse doblemente y que así cualquier logro obtenido, si llega, les satisfará en mayor grado. Personalmente, soy poco amiga del martirologio, así que SÍ a las medidas de discriminación positiva. Sin complejos.
Cuando se pide a la gente que se pronuncie si está a favor o en contra de dicha cuestión, nunca se formula la pregunta completa, que en mi opinión debería ser más o menos así:
¿Estás a favor de implantar un sistema artificial de discriminación positiva a favor de las mujeres que iguale a hombres y mujeres en oportunidades?
O por el contrario:
¿Estás a favor de mantener el actual sistema ‘natural’ de discriminación positiva a favor de los hombres que desiguala y relega a las mujeres?
En un capítulo de la serie The Good Wife, la socia del bufete, Diane Lockhart, dice algo que viene al hilo de lo que estoy comentando. Atención spoiler, voy a desvelar algo de la última temporada. La situación es la siguiente: han ofrecido ser socia a Alicia Florrick, la protagonista de la serie. La alegría y orgullo iniciales se vienen abajo cuando Alicia descubre que han hecho esa misma propuesta a varios compañeros de la empresa y que el bufete necesita desesperadamente una inyección de capital que proporcionarán los nuevos socios. Enfadada y ofendida, se atrinchera en su despacho y se niega a participar en la copa de celebración que tiene lugar en el bufete. Y entonces su jefa Diane le cuenta una experiencia personal:
“¿Sabes por qué me hicieron socia? Jonas Stern fue demandado por acoso sexual y necesitaba mostrar que tenía una socia en sus filas. Nada más. Cuando la puerta a la que has estado llamando por fin se abre, no preguntas por qué, entras. Así de simple.”
¿Así de simple? Parece que no.
6-False friends
Quien haya estudiado inglés en alguna ocasión estará familiarizado con la expresión. Se refiere a aquellas palabras inglesas que son muy parecidas a palabras en español pero cuyo significado no tiene nada que ver. Nos confiamos y nos engañan. Creo que en el ámbito de la igualdad, también existen los false friends. Yo he encontrado estos:
Las mujeres de verdad tienen curvas…o no
¿Recuerdas esa película de 2002? Las mujeres de verdad tienen curvas, se titulaba. La vi con agrado y recibí con simpatía lo que entonces me pareció una reivindicación liberadora. El filme era bienintencionado, sin duda, pero con el tiempo me he dado cuenta de que esta afirmación, que ha trascendido más allá de la película, es un false friends de los gordos. Porque ¿qué hay de liberador en esa expresión para aquellas mujeres flacas y lisas, sin curva alguna? La afirmación ‘las mujeres de verdad tienen curvas’ no es sino otra cara de la misma moneda. La obsesión por meter a las mujeres en un molde, negando la diversidad de cuerpos y naturalezas que existen. A veces tengo la sensación de que hablan de solomillos. La mujer, al punto, parece decir la sociedad. Y no se perdona a la que no logra el punto. La gordura se castiga con el rechazo. Y la delgadez extrema, aunque goza de mayor prestigio social incluso en estados avanzados, también llega un momento en que se castiga cruelmente. ¿Cuántas veces has escuchado o has dicho tú misma “esa está anoréxica”? Lo decimos sin piedad, olvidando que es una enfermedad grave. ¿Acaso se atreve alguien a decir ‘esa está cancerosa’? Que no nos confundan los ‘falsos amigos’. Las mujeres de verdad somos todas.
Soy mujer y puedo hacer varias cosas a la vez
¿Qué llevamos, una década con esta cantinela? No sabría decir desde cuándo se repite esta bromita como un mantra. Lo mismo lo dice una mujer de sí misma, que lo dice un hombre: “eh, que soy un hombre, y no sé hacer dos cosas a la vez”. Me llamaba la atención tanto regocijo y complacencia por parte de ambos sexos. Raro, ¿no? Al fin y al cabo, en apariencia, la frase ensalza a la mujer y tacha al hombre de inepto. Pero a nada que le dediques un pensamiento le ves el truco. Cuando se dice que las mujeres podemos hacer varias cosas a la vez, por desgracia nadie se está refiriendo a que podemos operar como brokers en el parqué neoyorquino de Wall Street, mientras realizamos una intervención pionera de neurocirugía, instantes después de haber participado en el consejo de administración de IBM. No. Nada más lejos. Se refieren a que la mujer puede/debe lidiar con todo, es decir, cargar con la retahíla diaria ya sea doméstica o laboral. Según se desprende de este mantra de nuestros tiempos, los hombres no. Ellos sólo pueden/deben/quieren dedicarse a un trabajo relevante y trascendente y no deben ser distraídos con chucherías cotidianas. Pero ¡sorpresa! soy mujer y resulta que también a mí me gusta poder concentrarme en un asunto importante sin que me distraigan tareas fastidiosas y de menor calado. Sospecho que nos pasa a muchas.
Quedan más ‘false friends’ y más trampas de las que hablar, así que CONTINUARÁ…
María Puente
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Un gran artículo!!!!
Gracias por leerlo!
otro falso amigo es el de que mientras los hombres separan el amor del sexo, las mujeres no pueden desvincularlos. Algo que en principio parece «ennoblecer» a las mujeres (nosotras no utilizamos a los hombres como mero objeto sexual) tiene truco. Tienes que aceptar con buena cara las «aventuras» de tu pareja, ya que, al fin y al cabo, una cana al aire no significa forzosamente que te haya dejado de querer. Pero si una mujer decide tener relaciones con otros hombres, enseguida se le acusará de ser la peor de las traidoras; y no faltará quien justifique maltratos y venganzas por parte del chico ofendido… Ese falso amigo parece corresponderse con la dichosa obsesión de controlar la sexualidad femenina para asegurarse de que la mujer no le cuela a su pareja hijos que no son suyos
Me parece que nos vamos a quedar unos días dándole vueltas al tema. Esa es la idea, Curiosa, algo que en apariencia juega a nuestro favor, pero que si le das dos vueltas y profundizas un poco, le ves el truco. Viene con trampa. Gracias por seguir el blog.
Estupendo artículo, enhorabuena!
¡Gracias!
Wow, muchos puntos a debatir…. La filosofia que inculco mi madre en mi y en mis hermanas desde crias es que no hay nada que las mujeres no podamos hacer. Por eso no gasto un minuto en si hay o no hay «techo de cristal». Enfoco todas mis energias en mejorar mis skills para alcanzar lo que quiero. Se que hay gente que lo tendra mas facil porque el papi es rico, porque son mas inteligentes, por su genero….Que gano con gastar mi energia llorando mi «mala suete»? NADA.
Marie Curie, mujer pelota? Que va. Que la quisieron usar? Como a ella a tropecientas personas famosas. A Kennedy la iglesia catolica lo uso para ganar visibilidad en un pais protestante.
Tengo amigas y amigos que han decidido dedicarse al cuidado de los hijos en lugar de seguir una trayectoria profesional por motivos economicos; more power to them. Tenemos opciones y podemos elegir. YEAH!
Los estudios sobre la diferencia entre mujeres y hombres son como los estudios de dieta. Come limones, no comas limones… La verdad es que somos diferentes y viva la diversidad.
Personalmente odio las cuotas. Estoy a favor de educar a nuestros hijas/hijos a no ver el genero como un factor qualitativo del valor de una persona. Ya tenemos demasiadas normas impuestas de fuera. La revolucion empieza en casa.
Estamos en un mundo lleno de esterotipos y tanto los hombres como las mujeres no nos salvamos de esa. El problema es que los esterotipos nos limitan a todos. Vemos a una persona y en 5 segundos ya nos hemos hecho una imagen de ella o el basado en como viste, nuestra percepcion de su ethnic background, el coche que conduce. Desde mi punto de vista, todavia nos queda mucho que caminar en este aspecto. Reitero, la revolucion tiene que empezar en casa!
Vivo en una familia de mujeres multitaskers! A mi madre no le toco otra que cuidar un marido enfermo, criar 3 hijas y dirigir su negocio. Si no fuera capaz de multitask no podria hacer mi trabajo. No te cuento de mi hermana mediana. Nos pone a todas en verguenza. Multitasking me da vida y alegria.
Elvira, es genial que te centres en mejorar tus skills, pero eso no es incompatible con la reivindicación de derechos legítimos. No es llorar, es promover la reflexión y el debate, y en la medida de nuestras posibilidades, actuar y propiciar el cambio. En Doce Miradas aspiramos a conseguir algún cambio. Por ejemplo, señalando esas ausencias de las que habla Neus en su comentario, un poquito más abajo.
Respecto al tema de Marie Curie y lo que menciono del libro de Rosa Montero. Querría aclarar que todo el libro irradia (nunca mejor dicho) admiración hacia su figura, pero en un momento dado, Rosa Montero se pregunta por qué Marie Curie nunca señaló las injusticias que padeció por ser mujer. Era otra época pero, como dice la escritora, ya había movimientos feministas que estaban luchando por la igualdad. Ella obvió la cuestión a pesar de tener muchos motivos para quejarse. Es una forma de afrontarlo sin duda. Estaría un poco en tu misma línea de pensamiento y actuación. Dirás que no le fue nada mal con su estrategia y es verdad. Pero también es cierto que el primer Nobel que le dieron junto a su marido (Marie Curie obtuvo el Nobel en dos ocasiones)no se lo hubieran si Pierre Curie, su marido, no se hubiese negado a recogerlo si no era junto a su mujer. Necesitó el aval y el respaldo de un hombre para su primer Nobel, no lo olvidemos. Pierre se negó a aceptar el premio si no incluían a Marie. Cuenta Montero en su libro, que cuando les entregaron el galardón el único que subió al escenario y habló fue Pierre, aunque atribuyó todo el mérito a su mujer, que estaba sentada entre la audiencia. Cuando lo leí me recordó al caso de la arquitecta octogenaria Denise Scott Brown, que suena mucho desde hace un año o así porque unas estudiantes de Harvard promovieron una recogida de firmas en change.org para que le reconocieran el Pritzker con carácter retroactivo que sólo le concedieron a su marido. Aquí, más info: http://laarquitectura.blogspot.com.es/2013_05_01_archive.html
La revolución empieza en casa, sí, pero también la involución. Y no quiero alargarme más, sobre todo porque mi compañera de blog, Noemí Pastor, ha dejado un comentario (el del 5 de diciembre) que suscribo totalmente y que responde a otros aspectos que comentabas. Muchas gracias Elvira por leer y comentar el post.
Enhorabuena por el artículo María, me ha gustado y como dice Elvira hay mucho material donde hincar el diente. Creo que todas conocemos mujeres multitask con una fuerza vital única, capacidades y habilidades para compaginar su vida profesional, personal y seguir siendo ellas mismas, intentando renunciar lo mínimo posible a su identidad. Conozco mujeres que trabajan, cuidan de sus hijos, de sus amigos, estudian, viajan, salen de fiesta, vaguean y disfrutan de la vida intentando escapar de lo establecido, lo correcto, lo lógico o la ruta que se esperaba de ellas. Conozco a estas mujeres que se han inventado su manera personal de funcionar en sus vidas, trabajadoras, amas de casa, en pareja, solteras, con curvas, delgadas, Mater amantísimas o con menos instinto maternal que Medea, jefas, estudiantes, de ciencias, de letras…cada una de ellas ha tenido que sortear varias de las trampas que describes y otras muchas que vienen dadas por el propio escenario en que cada una se ha tenido que mover. Las encerronas existen, cuando me pediste hacer la foto que acompañara el artículo me imagine a la barriguitas caminando aterrorizada por la selva de Vietnam intentando evitar todas las emboscadas que los Vietcong le tenían preparadas, que cansancio, que angustia, que terror. Trampas hay en la vida y las iremos sorteando y trazando un camino menos hostil, pero también es verdad que muchas de ellas las creamos nosotras mismas en nuestras cabezas condicionadas seguramente por la sociedad, la familia, la cultura, la culpa. Por ello que creo que en este camino las primeras en dejar de hacernos trampas, de juzgarnos y compararnos debemos ser nosotras mismas.
Muchísimas gracias por la fotografía, Iratxe. El cepo que atenaza a la muñeca Barriguitas es una buena metáfora. Y sí, muchas trampas nos las ponemos nosotras mismas, sobre todo porque no somos seres de laboratorio, sino que somos permeables a todo lo que pulula por nuestra atmósfera vital: educación, cultura, costumbres…
María,
gracias por una análisis certero y cercano. Yo añadiría a las trampas la de la ausencia. El seminario en cuyo programa sólo hablan hombres. Los sellos editoriales con catálogos sin escritoras… Son ausencias sutiles, de las de «colar». Y cuando levantas la mano para señalarlas y pedir que por favor se modifiquen, te castigan de cara a la pared.
Un abrazo.
Hola, Neus. Echa un vistazo a los demás artículos de este blog. Encontrarás materia sobrada de eso que mencionas y más. Encantada de verte por aquí. Vuelve pronto. Petons.
Sigue el consejo de Noemí porque en Doce Miradas estamos muy volcadas en señalar esas ausencias que mencionas. Nos hemos propuesto lograr cambios en la medida de nuestras posibilidades (o por encima de ellas). Como dices, abundan los congresos, seminarios, conferencias y actos de todo tipo en los que la ausencia de mujeres es flagrante, especialmente cuando son iniciativas subvencionadas con dinero público, de instituciones con políticos que todo el día están con sus discursos ‘bienqueda’ de ‘ciudadanos y ciudadanas’ y, aquí en concreto, ‘vascos y vascas’. Muchas gracias Neus por seguirnos, un placer charlar contigo.
Zorionak Maria!
Me ha encantado; resumes de forma super clara muchas situaciones “normalizadas” que ocurren hoy en día y que la discriminación o desigualdad que suponen y generan es mucho más sutil de detectar.
El otro día hablaba con las compañeras del curro que es evidente que las cosas han cambiado sobre la igualdad de oportunidades de hombres y mujeres respecto a lo que ocurría hace años. Pero, ¿han cambiado tanto? O ¿el cambio es efectivo, real, de fondo? Antes, muchas de las prohibiciones que sufríamos las mujeres eran impuestas por ley, directamente, no había opción de elegir, ni siquiera de planteárselo. Hoy, nos enfrentamos a una situación distinta, las prohibiciones no son tanto legales (hablo de nuestro entorno cercano), si no ideológicas, culturales, sociales….que se visten de miedos, prejuicios, discriminaciones, violencias…..Y es aquí donde he enganchado totalmente con las trampas que describes.
Por último, un false friend que me crispa enormemente; yo tampoco soy muy amiga del martirio: “soy mujer y tengo gran capacidad de aguantar el dolor y el sufrimiento”. Esta frase, que se puede aplicar tanto al dolor físico, como al emocional (¿Quién da mas?….) la he oído en boca de hombres dicha como un piropo, y en boca de mujeres afirmada con orgullo. Y cuantas consecuencias derivadas de la afirmación: yo aguanto, puedo, cuido, no me quejo, puedo con eso y más….
Por último, recomiendo la lectura del libro de Rosa Montero que comentas al principio del artículo, una verdadera joyita.
Un besazo enorme, eskerrik asko por las reflexiones y es un gusto leeros a las doce!
Muchas gracias Olatz. Totalmente de acuerdo con lo que dices. Tenemos la igualdad por ley, pero no por costumbre. La vida real es otra cosa. En cuanto al martirio, claramente pensamos igual. Escucho a muchas mujeres lamentarse de la vida que llevan, están cansadas, tienen una lista ingente de tareas diarias que más parece una gincana que una vida, no sé cómo pero consiguen hacerse ubicuas, pero no tienen ni un rato para ellas, y aunque se estén quejando lo dicen con orgullo, el orgullo ese de decir ‘no me da la vida’, que yo no termino de entender. En reportajes de revistas y periódicos a veces las describen como heroínas contemporáneas, ese sí que es un false friends de los gordos. Una caricia en el lomo para que sigas trayendo la zapatilla en la boca.
Me ha encantado el post, pero demasiadas ideas para hincarle el diente a cada una de ellas!
Me quedo con la idea de la «mujer pelota», las hay, las veo, … y no quiero convertirme en una de ellas, así que es muy útil tener ese concepto en mente para no caer… ¡No me dejes caer!
Generaciones futuras, dices. Qué pena cuando leo sobre informes que ponen en evidencia las relaciones de tremenda desigualdad entre adolescentes de HOY. La meta tiene que estar en el hoy, estoy contigo en que es un error aplazar el trabajo a generaciones futuras cuando tenemos tanto y tanto que ganar nosotras, y no solo aquellas que vendrán a futuro.
Y el debate sobre las cuotas, me lo encuentro cada semana en mi trabajo. Lo peor, para mí, es esa creencia errónea de que todos los que están arriba hoy es por méritos objetivos. La vida es subjetivismo, no existe LA realidad, LO objetivo, en ninguna esfera de la vida. Pero pareciera que sólo nosotras tenemos que pasar por el aro de lo supermegaobjetivo…
Y más cosas que comentaría!!
Por cierto, hoy me he desayunado con otro estudio sobre las diferencias en el cerebro masculino y femenino. Me da igual que tengamos funcionamientos fisiológicos mentales diferentes, porque el problema es que alguien, o la sociedad, o no sé quién, valoró como más positivos y menos positivos a estos mecanismos mentales supuestamente diferenciales. El problema no es de análisis de lo biológico, el problema es de interpretación y valoración de ese fenómeno fisiológico.
Muchas gracias por el post. Lo usaré, seguro, en algún momento futuro para ayudar en la reflexión a otras personas…
Lo del estudio que se dio a conocer ayer sobre el cerebro de hombres y mujeres fue espectacular. Lo escuchaba en la radio por la mañana mientras me lavaba los dientes y me moría de la risa. Parecía que lo había encargado para coincidir con el post. Una coincidencia pero no tanto, porque como digo en el artículo es que son tremendamente frecuentes.
Respecto a las cuotas, efectivamente, tú lo has dicho, la vida es subjetivismo. Es curioso porque al parecer la gente considera que el sistema actual selecciona a los mejores líderes y mejores jefes, entonces ‘no a las cuotas’, por dios, a ver si se nos va a colar una mujer que no es la crème de la crème, pero ¿a que tú también escuchas a la gente quejarse continuamente de quiénes les dirigen? Que si son unos patanes, que si no entiendo cómo esa persona ha llegado hasta ahí… Esos comentarios están siempre en la calle, tanto sobre líderes políticos como empresariales. Los dicen los hombres y las mujeres. Así que algo no encaja, ¿no?
Pensando en la mujer pelota, me acuerdo de este post de Beatriz Gimeno sobre lo que ella llama «las mujeres excusa» en la política. Se puede leer aquí: http://ln.is/wp.me/ZegA Un fragmento: «Las mujeres antifemistas conectan con ese antifeminismo que está semioculto pero muy vivo en gran parte de la población masculina (y femenina). Como ya no se puede no tener mujeres porque está mal visto, pero como tampoco están dispuestos a aceptar de verdad, ni siquiera a escuchar, nuestro discurso político, lo que hacen es promocionar a unas cuantas mujeres cuya característica es que no son feministas, que son antifeministas, para que sean ellas las que nos mantengan a raya y para que les den a ellos la razón en todo. Entonces se produce la siguiente kafkiana situación patriarcal: Las mujeres antifeministas (que, digamos la verdad, no suelen ser las más listas) como sí son conscientes de la fragilidad de su situación, de que están donde están gracias a que no son feministas, se convierten en las más antifeministas de todos.»
Sí que tiene relación esto de las ‘mujeres excusa’. Gracias Ptqk. Es una táctica muy simplista pensar que porque la imagen de algo (institución, partido, empresa, etc) sea una mujer ya quedas exento de ser juzgado por actitudes machistas. Como si fuera un escudo que todo lo tapa. Todos sabemos que hay muchas mujeres machistas. Por desgracia y sorprendentemente, los términos ‘mujer’ y ‘machista’ son compatibles y lo vemos cada día.
Hola. Ahí van varias reflexiones sueltas al hilo de lo que he leído.
Yo conocía el ‘síndrome de la abeja reina’, el que sufren mujeres solas en un ámbito de hombres. Se sienten bien siendo únicas en la élite y no allanan el camino a otras porque eso ensombrecería su éxito, les quitaría singularidad, dejarían de ser excepcionales. Casualmente son las que dicen: «Yo no soy abogada, sino abogado.»
Aplazar las luchas es dejar de luchar. Confiar en que los cambios vendrán porque sí, por inercia, con el mero paso del tiempo, y confiar ciegamente en las generaciones venideras, eso sí que es una gran trampa. Además, ¿por qué tengo que esperar para ejercer mis derechos? Yo quiero mis oportunidades YA, ahorita.
No me canso de escribir que me tocan las narices quienes claman contra la discriminación positiva y nunca han dicho ni mu contra la discriminación negativa.
Cuotas femeninas sí, sí y sí. Y muy de acuerdo con la gran Diane Lockhart: entra por la puerta y déjate de pamplinas.
La multitarea no solo da vida y alegría. También da agotamiento, cansancio, depresión, ansiedad, sentimiento de culpa por no poder llegar a todo, tristeza infinita de no llevar la vida que queremos llevar… Nada de loas a la abnegación, nada de poner en los altares a las mártires. Vivan las mujeres ociosas.
Excelente post! Me ha encantado!
Muchísimas gracias!!
Zorionak, María!
Tu artículo me ha parecido fantástico, sobre todo en esa caja de Pandora que simboliza el falsefriendismo. Tengo una duda al respecto, que quizá puedas despejar tú o el grupo de expertas que frecuenta Doce miradas:
¿Por qué en un ámbito tan machirulo como la política, las pocas mujeres que consiguen llegar a ser líderes aparecen siempre en los partidos de derechas? No termino de encontrar una respuesta a esta pregunta tan sencilla. Margaret Thatcher, Angela Merkel, Esperanza Aguirre, Rosa Díez… las mujeres poderosas emergen en ecosistemas ultraconservadores en los que, a priori, no deberían tener un camino fácil. Sin embargo, los partidos más progresistas, con discursos mucho más abiertos para los derechos de las mujeres, son incapaces de asumir el liderazgo de una mujer. ¿Tienes respuestas para este dilema?
Iñigo, muy interesante lo que planteas y no se puede contestar así como así. Necesito una reflexión previa, y si mis compañeras de blog se animan un poco de debate sobre el tema. No estoy segura de que sea como dices, se me ocurren Dilma Rousseff y Bachelet, pero ya te digo, esto que planteas hay que madurarlo. Gracias por tu comentario.
En el entorno vasco, yo conozco unas cuantas mujeres que son, o han sido, líderes en sus partidos políticos y que no son precisamente de derechas. Puedo empezar por Laura Mintegi, Aintzane Ezenarro o Uxue Barcos. Si me voy un poco más lejos puedo hablar de Carme Chacón o de Susana Díaz. Y ya si me sitúo en épocas pasadas, me voy hasta Dolores Ibarruri, por poner un ejemplo. Pero sí que es cierto que también a mi me da que pensar que, si bien es verdad que estas mujeres están en partidos que ahora mismo dirigen los gobiernos y que por lo tanto tienen mayor proyección internacional (los líderes de la oposición no se dan a conocer fuera de su país, sean hombres o mujeres), también lo es que cuando partidos de izquierdas, más progresistas al menos en principio, han estado en el gobierno, han sido a ellos, y no a ellas, a quienes han puesto como cabeza de partido. Quizás sea otra trampa pensar que los más progresistas son los que van a luchar, más allá de lo que escriban en un papel, por la igualdad de las mujeres. Me quedo dándole vueltas en la cabeza.
Me ha encantado el artículo. Leyéndolo me doy cuenta de lo fácil que caemos (y caigo) en las trampas que mencionas.
Tu argumento sobre las matemáticas y las cuentas que se hacen para optar por que sea la mujer quien deje el trabajo me parece excelente. Como bien dices se debería restar el sueldo a la suma de ambos sueldos. La decisión que se tome será otra historia, pero hay que hacer correctamente el cálculo.
Sobre los estudios que hablan de las diferencias entre mujeres y hombres dices que no necesitas pruebas para saber que merecemos igualdad de derechos y oportunidades: PORQUE SÍ. En mi opinión hay diferencias entre mujeres y hombres, como las hay entre jóvenes y ancianos, y entre personas de culturas diferentes. Creo que merecemos igualdad de derechos y oportunidades porque somos personas y es una cuestión de JUSTICIA, pero es que además la diversidad que aportan las diferencias, enriquece y como sociedad no nos podemos permitir el lujo de no integrar esta diversidad para construir una sociedad mejor. Por tanto además de por JUSTICIA, creo que también es una cuestión de OPORTUNIDAD.
Zorionak por el artículo!
Gracias César. Estoy de acuerdo. No sólo nos lo merecemos sino que es mejor para todos, una oportunidad, como señalas. Se pierde demasiado tiempo dándole vueltas a si somos más o somos menos, mejores o peores, superiores o inferiores… Es muy agotador y no conduce a nada. Estamos aquí en esta vida todos juntos, así que mejor que aceptemos esa diversidad y mejor aún, que la celebremos.
¡Felicidades María!:
Me ha gustado muchísimo tu artículo, interesante y acertadísimo. Ha traido a mi mente la decisión que yo
tomé, porque yo misma lo decidí, de dejar mi trabajo para estar junto a mi familia hace «algunos años».
No me arrepiento, porque me ha dado grandes satisfacciones. Sin embargo, siempre me quedará la incógnita
de saber cómo hubiera sido mi vida de haber tomado la opción de seguir trabajando, pero entonces era
impensable que el hombre se hiciera cargo de los hijos. Si yo hubiera continuado con mi trabajo, entonces sí que no me hubiera dado la vida.
¡Enhorabuena por tu artículo!
Dedicarse a la familia no es ningún crimen, Pilar, todo lo contrario. Pero siempre pienso que la independencia económica es fundamental. No sé cómo va el promedio de divorcios ahora porque cada día dan un dato, pero lo cierto es que las rupturas son muy frecuentes. ¿En qué situación quedas tras una ruptura si no trabajas? La reincorporación al mundo laboral siempre ha sido complicada, pero ahora con la crisis ni te cuento. Creo que es importante también para que la relación y la convivencia puedan darse más de igual a igual (que aún así ya vemos que tampoco, pero mejor será). Aunque en esto influye mucho la época que te haya tocado vivir. Hace 40 y 50 años cuando una mujer se casaba dejaba el trabajo casi de forma automática. Sin pensar. Era lo que correspondía hacer. Las cosas han cambiado mucho, pero en los últimos tiempos escucho a muchas mujeres que se plantean la vuelta al pasado. A mí me horroriza, pero entiendo por qué lo dicen. Suelen ser mujeres agotadas de trabajar fuera y dentro de casa, mujeres desbordadas que ya no pueden más. Mujeres que supongo se preguntarán ¿y esto era la liberación de la mujer? Y tienen razón. Es que ESTO no era.
Congratulations María:
Mientras estaba leyendo tu artículo no he dejado de pensar en la gran realidad que encierran tus palabras.
Las inquietudes que planteas me han pillado un poco a destiempo, pero mientras estamos aquí, con más o menos años, siempre podemos poner nuestro grano de arena. Y, aunque me educaron de distinta forma, pero
muy bien, tengo que decirte «olé» por ti.
Enhorabuena María por tu artículo y no dejes de hacernos disfrutar con tu talento.
Nunca es a destiempo, Lola. ¡Gracias por leerme!
[…] es más sofisticado. Podría considerarse como uno de esos falsos amigos a los que se refería María Puente el otro día: parece una cosa pero es otra. Este parece una declaración a favor de la igualdad de […]
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