Una pregunta para los hombres que deben leer también las mujeres
12/04/2016 en Miradas invitadas
Asun Martinez Ezketa. Periodista, informática, fotógrafa, poeta… Inquieta. Aprendiz de todo y maestra de nada. Reinventándome cada día para seguir siendo esa otra.
Presupongo la buena voluntad de las personas. Creo en el Hombre. Es lo que suelo responder cuando me preguntan por mi religión. Por eso confío en que, si alguien ve una injusticia, inmediatamente se va a posicionar en contra y va a tratar de evitarla. Apuesto a que tú también. Apuesto a que estás radicalmente en contra de las desigualdades sociales, de la brecha entre ricos y pobres, de los abusos de poder. Incluso puede que te hayas movilizado contra ello. Agitando tus manos en alto en alguna plaza o gritando consignas en una manifestación. Crees, como yo, que podemos acabar juntos con lo que es injusto.
Con cosas más graves, eres aún más visceral. Te repugna la violencia y no entiendes que haya personas capaces de acabar con la vida de otro ser humano. Con lo bonita que es la vida, pese a todo. Quizá también te hayas manifestado contra el terrorismo, que, por desgracia, hemos sufrido muy de cerca en nuestra tierra.
Eres una persona comprometida, en contra de la injusticia y de la violencia. Activamente comprometida.
Las mujeres, la mitad de la población aproximadamente, vivimos en una situación permanente de desigualdad social: cobramos menos y nos cuesta más llegar a puestos de responsabilidad. La violencia es una realidad cotidiana. Maltratos, violaciones y muertes se suceden en las noticias.
Y tú, comprometido. Activamente comprometido. ¿Qué haces? Tratas bien a las mujeres que te rodean y dices orgulloso «yo soy feminista». ¿Y qué más? ¿Ya está? ¿Ese es todo tu activismo para conseguir un cambio?
En mitad de esta inmovilidad, que ni si quiera es culpa tuya, es de todos como sociedad, no sufras, un grupo de mujeres ha enarbolado la bandera del feminismo y ha empezado a gritar que no hay más tiempo. Que nos morimos. Que nos matan. Que necesitamos cambiar, y cambiar ya. Que el sistema, por defecto, es opresor para con las mujeres y dota de derechos adquiridos a los hombres. Y esas mujeres les han pedido a esos hombres, a los hombres, que las entiendan, que las apoyen, que les dejen liderar un ascenso social y vital que deben hacer acompañadas pero solas. Porque el resto de la Historia la han escrito los hombres. Y esta vez nos toca. Haced espacio para que quepamos a vuestro lado.
El resto es Historia. Hombres que se sienten atacados. Otros que quieren liderar su propia lucha. Mujeres que se sienten cómodas en su papel de protegidas o que, sin haber dicho jamás una palabra en defensa de la mujer, ahora tienen muchas para defender a los hombres. Otras que radicalizan el mensaje…
Al fin, la pregunta es: hombre, si no te hubieran interpelado directamente, si no te hubiesen gritado «eres tan culpable como el resto, porque vosotros los hombres nos estáis matando a nosotras las mujeres, unos con un cuchillo, otros permitiendo que suceda, ¿estaríamos hablando de feminismo? ¿Estarías en una plaza levantando tus manos? ¿En una manifestación gritando consignas en favor de la igualdad de género?
Si nos es tan fácil ver que podemos y debemos hacer algo más para acabar con la desigualdad entre las clases ricas y pobres o el terrorismo, ¿a qué esperamos para hacerlo con la desigualdad de género? ¿Dejamos de defender estricatmente lo nuestro, lo que nos toca directamente, y nos ayudamos? Presupongo la buena voluntad de las personas. Creo en el Hombre. Y en la Mujer.
Fotografía de Asun Martínez Ezketa
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Somos mujeres. Somos personas. Gente con sueños que imagina una sociedad diferente. Gente que reclama un espacio común para mujeres y hombres que sea más justo y equilibrado. Y después de mucho cavilar, somos doce mujeres con ganas de trabajar para lograrlo. ¿Quieres saber quiénes somos?.
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«Mujeres que se sienten cómodas en su papel de protegidas o que, sin haber dicho jamás una palabra en defensa de la mujer, ahora tienen muchas para defender a los hombres».
Hola, Asun. Esta frase de tu post me ha hecho pensar en esas voces que claman contra la tasa femenina del 40 % y nunca han dicho nada contra la masculina del % 97 o más. Un saludo y enhorabuena.
Es algo que me llama mucho la atención, en mi propio entorno. Muchas de nosotras nunca hemos tenido la necesidad de defender lo nuestro, y cuando saltan polémicas que implican a los hombres, somos las primeras en defenderlos con el ya clásico «no todos son iguales»… Está muy bien defender lo injusto… Empezando por nuestra situación. Gracias a ti, Noemí!
Yo creo que es el miedo a que te estampen en la frente un sello de tinta imborrable que dice: «Feminista».
Perdón pero me cansé de leer cosas sin ningún apoyo estadístico verdadero, por ejemplo ¿techo de cristal? ¿es en serio? Voy a hablar de lo que conozco que son empresas mayormente en el sector informático: Ginni Rometty, CEO de IBM, Sandra Yachelini, ex CEO de Microsoft Argentina (actual CEO de Universal Assistance), María Diaz Ibarra, CEO de Mercado Libre), Meg Withman, CEO de Hewlett-Packard, Sheryl Sandberg, CoCEO de Facebook, Safra Catz, CEO de Oracle, Ursula Burns, CEO de Xerox, Lisa Su, CEO de AMD, etc, etc. Tuve la suerte de conocer a varias de ellas en distintos eventos ya que trabajo para Microsoft casa central y en los eventos IT se suele tener acceso a poder hablar con esta clase de personas si tenés un puesto medianamente jerárquico. Y saben cuál es la opinión de muchas de ellas de por qué hay pocas mujeres en cargos altos? la mayor parte de ellas creen que el problema parte de las pocas mujeres que deciden terminar carreras universitarias que apunten a esta clase de trabajos, ya que las mujeres suelen apuntar a carreras como abogacía, bioquímica, medicina, las cuales no son muy buscadas para este tipo de puestos. Otro motivo que mencionan es que las mujeres tienen a ser más difíciles de forzar a hacer horas extra ya que tienen un mayor concepto de familia que los hombres y priorizan el estar con sus hijos a trasnochar en su oficina a terminar un trabajo (cosa que no veo para nada mal, debería ser así para todos) pero al final de cuentas le significa menos rinde a la empresa. Y saben qué otra cosa dicen que realmente me llamó la atención? que es estúpido el forzar a una empresa a tener cierto porcentaje de trabajadores de un género u otro ya que el principal criterio de elección debería ser siempre la capacidad de la persona indistintamente del género.
Ya tardaba en salir el clásico «es culpa vuestra». Te voy a dar la razón, mira por dónde. Es muy probable que esas mujeres en altos puestos den esa respuesta también y defiendan que es por su propia elección por lo que muchas mujeres no llegan a esos puestos.
El machismo, los roles marcados, la normalización de los femenino y lo masculino, está arraigado en nuestra sociedad en general, también en las mujeres. Pero no, no es nuestra culpa, las oportunidades no son las mismas, ni la presión social que se ejerce sobre nosotras, en cuanto al papel de cuidadoras por ejemplo, es la misma que para con los hombres.
Dices que no hay techo de cristal. Te animo a hacer un simple juego que es muy representativo de lo aferrado que están en nosotros los roles y los puestos que ocupan hombres y mujeres: Cierra los ojos. Piensa en abogados, ahora en cirujanos, ahora imagina trabajadores saliendo de la fábrica al final de su turno… Abre los ojos. ¿Cuántas mujeres has imaginado en esos grupos?