¿Para qué estudiamos las mujeres?
14/10/2014 en Doce Miradas
En ocasiones, me sorprendo –y creo que no soy la única- al escuchar ciertas conversaciones sobre la “innegable situación de igualdad” alcanzada por las mujeres en las últimas décadas. Los estereotipos de género han quedado obsoletos, el reparto de tareas en el hogar es equilibrado, las mujeres accedemos a las carreras universitarias que deseamos y desarrollamos nuestra carrera profesional con éxito, si así lo deseamos. He de confesar que más de una vez he sentido muchísima pereza al tener que (des)argumentar ante afirmaciones hechas con tanto desparpajo.
Si todo esto pertenece al presente, si creemos que los estereotipos de género han quedado obsoletos, me gustaría acercarme al pasado y repasar los imaginarios sociales de hace 30 años. Seguro que sólo con visualizar alguna película o spot publicitario de aquel momento reconocemos atributos asociados a hombres y mujeres.
Por ejemplo, ella se encargaba de los cuidados de la casa y los niños, él desempeñaba labores técnicas y de fuerza en el hogar; ella se (pre)ocupaba de las relaciones familiares y sociales, él ofrecía estabilidad económica y tomaba las decisiones importantes; ella poseía buenas habilidades comunicativas, él capacidad intelectual y de razonamiento; ella era discreta, prudente, sumisa y obediente, él era dominante, independiente, atrevido y competitivo; a ella le pertenecía la esfera privada y le resultaba difícil tomar control de sus emociones, a él le pertenecía la esfera pública, el éxito y la fuerza emocional; ella personificaba la retaguardia, él la vanguardia. ¿Podemos coincidir en este reparto?
Es gratificante y esperanzador observar el gran avance logrado por la mujer en lo que se refiere al acceso a estudios universitarios. Si la educación es la palanca para el cambio social, observemos entonces si persiste el sesgo de género en la elección de estudios y cómo influyen los estereotipos en la elección de las carreras denominadas “femeninas” o “masculinas”. Según datos ofrecidos por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, del total del alumnado matriculado en el curso 2013-2014 -casi 1.200.000 personas- un 55,32% son mujeres. Sin embargo, esta escalada del acceso femenino a la universidad no conlleva una distribución homogénea en matriculaciones por ámbito de estudio universitario. El total de estudios universitarios se estructura en torno a ocho ámbitos diferenciados; cada ámbito lo conforma una serie de carreras asociadas:
- El ámbito de la (I) Educación es el de mayor presencia femenina, con un porcentaje que asciende al 78,44% de las matriculaciones. Si nos fijamos en los estudios educativos para la Formación de docentes de enseñanza infantil, el porcentaje se dispara hasta un estrepitoso 94%. Con este dato tan contundente podríamos establecer una relación directa entre el estereotipo asignado a la mujer, en cuanto a la dedicación y educación de los niños, y la elección de su profesión. Este es un dato ofrecido por el Ministerio pero resulta fácilmente contrastable si hacemos un escaneo rápido a los profesionales de los centros escolares de nuestro alrededor. Son mayoritariamente mujeres excepto en los puestos de dirección, informática y mantenimiento del centro.
- El ámbito de (II) Salud y Servicios Sociales ocupa el segundo lugar en mayor número de matriculaciones de mujeres (71,88%). A las aulas de la carrera de Trabajo Social concurren, en su mayoría, mujeres (81,94%); algo parecido ocurre en las aulas de la carrera de Enfermería (79,54%). Este dato refuerza la hipótesis de relación entre estereotipos de género y elección de estudios universitarios. La sensibilidad ante los problemas de las personas más desfavorecidas y los cuidados de las personas que conforman el hogar, pequeños, mayores y enfermos, son atributos asociados al género femenino.
- En el ámbito de las (III) Artes y Humanidades el 60,44% de las matrículas formalizadas son femeninas. En esta rama, las carreras más demandadas por las mujeres son Diseño (70,69%) y Bellas Artes (69,06%); las menos demandadas Historia y Arqueología (34,49%). Volviendo a los estereotipos femeninos, podemos afirmar que también los aspectos relacionados con la belleza, la armonía, la observación y la estética ejercen una potente atracción a la hora de que las mujeres se decanten por unas u otras carreras. ¿Alguien cree que todo esto es una cuestión de capacidades? ¿O de gustos?
- Sigamos con los datos. El ámbito con mayor equilibrio en matriculaciones por sexo es el de las (IV) Ciencias Sociales, Educación Comercial y Derecho, en el que el porcentaje de mujeres matriculadas es del 56,27%. Entre todas las carreras que pertenecen a este ámbito, Periodismo e Información es la de mayor afluencia de mujeres (69,80%) y Economía la de menor afluencia (41,26%). Recordemos “ella habilidades comunicativas, él capacidad de razonamiento”.
- También el ámbito de la (V) Agricultura y Veterinaria presenta unos índices de matriculaciones homogéneos (46,52%); sin embargo, hay un dato que destaca y es el de la carrera de Veterinaria en el que el porcentaje de matriculación de mujeres se eleva al 70,09%. Volvemos a la preocupación por ayudar, a los cuidados y la salud, en este caso animal.
- Esta tendencia al alza en la elección de estudios universitarios se rompe en el ámbito de las (VI) Ciencias, en el que el número de mujeres matriculadas desciende al 36,15%. Pudiera parecer que el rigor y la intelectualidad no va bien con el género femenino; tampoco parece que las mujeres estemos capacitadas para desenvolvernos con algoritmos o lenguajes de programación, como se desprende del poco atractivo que tiene la carrera de Ciencias de la computación, a la que tan sólo asiste un 12,86% de mujeres. Aprovecho la fecha de hoy, 14 de Octubre, para celebrar el Día de Ada Lovelace, matemática británica reconocida como la primera programadora.
- Y la caída es todavía mayor en el ámbito de la (VII) Ingeniería, Industria y Construcción, en el que la presencia femenina alcanza el 27,71%. Es indudable que a muchas mujeres les abruma la presencia altamente masculina en estas opciones profesionales; las programaciones sociales, construidas a través de mensajes directos e indirectos, hacen que una mujer se sienta fuera de lugar cuando aspira a profesiones tradicionalmente masculinas. Haciendo un ejercicio de inversión, en términos generales los hombres que optan por estudios “femeninos” son quienes ostentan los cargos de mayor responsabilidad cuando acceden al mercado laboral. Nada que ver con la realidad de las mujeres.
- Por último, en la categoría de (VIII) Servicios, llama poderosamente la atención que sólo un 18,42% de mujeres opta por estudios universitarios en torno a Deportes. Estoy por creer que las mujeres no tenemos condiciones para la actividad física. Volvemos a “ella debilidad, él fuerza física; ella pierde el control de las emociones, él personifica la fortaleza”. Es notorio que los deportes femeninos tienen un peso e impacto inferior a los masculinos, incluso en la misma categoría. Si, además, echamos un ojo a los entrenadores, son mayoritariamente hombres aunque las entrenadas sean mujeres. Y, por lo que parece, a nadie le sorprende.
Ustedes disculpen pero, al hilo deportivo, me viene a la cabeza las declaraciones de Toni Nadal, entrenador de Rafa Nadal, sobre la incomodidad de tener a una mujer, Gala León, como capitana de la Copa Davis. Ahí queda eso.
Ahora, 30 años después, estos son los datos y que cada cual saque sus propias conclusiones. ¿Creemos de verdad que los estereotipos de género han quedado obsoletos? ¿Pensamos que no influyen en la elección de los estudios? ¿De verdad desarrollamos nuestra carrera profesional como queremos? ¿Alguien ha oído hablar alguna vez de los techos de cristal?
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¡Brillante post Arantxa!
Muchos datos que indican evidencias y hechos reales. Nada de suposiciones como «que la igualdad ya se ha logrado con el voto de las mujeres… y leyes de igualdad»…
Sería también interesante conocer los datos de ocupación en el mercado de trabajo (me viene a la mente el post de @eztabai ¿Dónde están mis alumnas?) Y, seguro que los datos de Formación Profesional son igual o más impactantes en cuanto a brecha de género en el acceso a profesiones masculinizadas (automoción, construcción, electricidad…)
Y, desde luego, y una vez más, los «medios de comunicación de estereotipos» tienen un papel importante en todo este proceso de mantener la desigualdad en las decisiones personales y profesionales. A ver cómo y dónde estamos en 30 años…h
Gracias Mentxu, me agrada mucho tu comentario. Te confieso que el primer impulso fue comparar estos datos con los de ocupación laboral, pero me dí cuenta que esto daba para otro post.
En cuanto a las profesiones de FP masculinizadas, quizás @eztabai nos pueda dar luz; lo que sí te puedo decir en que en la Universidad, en el ámbito de Ingeniería, industria y construcción, las carreras menos frecuentadas por mujeres son Mecánica (19,22%), Electricidad (15,08%) y Electrónica (17,05%). Sirve de referencia.
La máquina es tan sutil que no nos damos cuenta de que la sostenemos en volandas. Ojalá en los próximos 30 años dejemos caer los brazos para que lo que se tenga que caer se caiga de una vez.
Abrazo compañera 😉
Me ha hecho pensar este articulo en un tema en el que para ser sincera prefiero no hacerlo. Y prefiero no hacerlo porque soy mas feliz. Mi pregunta es….¿donde están mis compañeras de trabajo? Mi respuesta es…No están, ni se las espera….Sector primario, metalúrgico, aguerridos obreros y grandes y brillantes ingenieros. Trabajo duro, sucio, pesado….A nadie se le ocurre pensar en una mujer para un puesto en esta fábrica….Seria una distracción, no cumpliría igual que un hombre, ella no estaría cómoda entre tantos aguerridos machos….Y luego, como decía Toni Nadal, esta el problema de los cuartos de baño….Tachán!!!! Y donde está las mujeres…Donde pueden y les dejan…En papeles administrativos, recepcionistas, secretarias….Y lo mejor de todo, es que esta empresa tiene en su convenio colectivo un articulo (el ultimo, en concreto) que recoge literalmente: En cumplimiento de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombre, la empresa se COMPROMOTE a respetar la igualdad de trato y OPORTUNIDADES en el ámito laboral y, con esta finalidad declara haber elaborado un Plan de Igualdad, y constituida una Comisión de seguimiento (todo formado y redactado por hombre, porque en el Comité no hay mujeres y en la Comisión por lo tanto tampoco) En fin…que soy mas feliz sin pensar….
Hola Interneteando,
El sector al que te refieres es especialmente duro, tienes razón. La cuestión es que en esto de los roles, ellos también tienen lo suyo. Quizás las empresas deberían ver la «igualdad» en términos de retorno económico. En un momento de supercrisis como la actual hay pocas empresas que se tomen en serio las políticas de igualdad.
Quizás la clave esté en conseguir un beneficio económico, o evitar un gasto, aplicando políticas de igualdad en las organizaciones; ya hay experiencias que han resultado satisfactorias.
Mucho por hacer…
Gracias por dejar tus impresiones
Abrazo
Arantxa
Perdón por las erratas en acentos y en errores tipográficos, pero le di a publicar demasiado rápido y no se como editarlo ahora….
¡Interesante post, Arantxa, por los datos que suscitan tantas y tantas reflexiones,… y propuestas de acción! Para no enrollarnos, el objetivo no es meramente cuantitativo buscando un 50% de estos parámetros de elección, sino que mujeres (y hombres) puedan decidir su vocación y destino sin prejuicios, ni condicionantes externos.
La igualdad de género no es una igualdad aritmética, pero los parámetros numéricos sí evidencian contextos sexistas muy evidentes, si bien hemos de congratularnos (todas y todos) de avances significativos década a década, sin cesar en la aceleración que requiere aún la realidad actual.
El análisis que se propone, en los comentarios previos y que se sugiere en el artículo, denotaría profundas pruebas aun más contundentes. Sin valor estadístico, diversas experiencias que he conocido muestran la tozuda desigualdad en lo laboral, aún en profesiogramas muy técnicos donde destacan -en promedio- las mujeres durante la formación inicial e incluso en la de post-ingreso en la empresa, pero luego no progresan (y aquí no vale decir que no les interesa) en las jerarquías internas, siendo en pocos años (y numerosos casos) dirigidas por colegas masculinos que iban a remolque durante las etapas previas.
La cuestión clave es cómo emanciparnos de los roles sexistas, unas y otros, desde el nacimiento, la relación de pareja,… Pero eso sí que merecería otro espacio y tiempo. seguiremos en la conversación.
Mikel, estoy totalmente de acuerdo contigo. No se trata de buscar la paridad en la elección de estudios, no tiene sentido. Se trata de buscar la manera de desprogramarnos, a unas y a otros, para que cada persona decida su vocación. La cosa es que, aparentemente, así lo hacemos; los condicionantes son tan sutiles y están tan bien aceptados socialmente que resulta complicado desmontarlos.
Los techos de cristal no llegan con el desarrollo profesional, se van construyendo desde que nacemos. La educación es clave, así que habrá que trabajar(nos) para avanzar porque cada vez somos más, hombres y mujeres, las que queremos ser palancas de cambio. Desde el cambio personal llegará el cambio colectivo; trabajemos para aprender a ser hackers sociales y desprogramar lo que haga falta.
Mikel, mila esker, benetan 😉
Arantxa
Es que pienso que el mundo laboral y la educación van de la mano. Los carpinteros, electricista, ingenieros…son hombres. Y cuando accede una mujer a ese mundo muchas veces ni se le da la oportunidad…Son guetos cerrados. Mecánica, nautica, torneros, fresadores, gruistas…..En la escuela de Ingeniería Industrial hay mujeres. Muchas. Pero en la industria básica siguen ocupando puestos muy específicos. riesgos Laborales, Calidad, Laboratorio. No están en producción, ni en fabricación…
Tienes razón, van de la mano porque el sesgo de género se fragua mucho antes de que lleguemos a la universidad, o a una formación profesional. Incluso antes de que lleguemos a primaria. Necesitamos trabajar el fondo de la cuestión entre todas y todos. Solas no podemos; la desigualdad nos hace tremendamente infelices, tanto a hombres como a mujeres.
Saludos de nuevo.
Arantxa
Me ha encantado el post…y la conclusión a la que llego es que todo esto empieza desde primaria, desde que le preguntas a tu hija/o que quiere estudiar y pones una cara u otra. El tema de la igualdad tiene que empezar desde que son muy pequeños, desde la educación más básica porque aunque no nos demos cuenta si no lo hacemos así vamos acumulando sesgos que nos hacen perpetuar esas diferencias que no tienen sentido.
En mi caso, mis dos hijas tienen claro que una quiere ser policia después de haber estudiado Ingeniera de Montes y la otra quiere ser veterinaria. Son pequeñas aún, terminando primaria pero ellas solas han decidido que es lo que les gustaría ser. Y nosotros, sus padres, se lo fomentamos por supuesto, vamos más que fomentar les decimos que estupendo, que lo que ellas quieran.
Hola Molinos,
Yo diría que comienza incluso antes. Échale un ojo a este vídeo. http://t.co/lRHoHO7Hj6
Mil gracias por dejar tu comentario.
Saludos
Arantxa
Gracias por el video, no lo había visto. En nuestros días puede que incluso empiece todo antes, con la obsesión por saber antes de nacer si van a ser niño o niña y los preparativos que eso conlleva.
Me aplicaré con mis hijas que son una nueva generación.
Saludos
Molinos.
Es curioso que en países donde hay menos estereotipos de género (países nórdicos por ejemplo), el mercado laboral es mucho más segregado que en otros donde estos están más presentes. Hay muchas más mujeres en profesiones técnicas en países como España, Italia, India, China que en países donde las políticas de igualdad llevan mucho recorrido. Esto se llama de «gender paradox» y hay un documental noruego buenísmo en youtube. La explicación es bien sencilla, en aquellas sociedades donde la elección personal no influye demasiado en el estatus económico que se alcanza, las mujeres optan mayoritariamente por aquellas carreras y formaciones que más les interesan. Es decir, humanidades. En las sociedades donde una carrera técnica proporciona mayores posibilidades de encontrar un trabajo bien remunerado, hay más mujeres que se aventuran en ellas, por un mero cálculo materialista. Los intereses, prioridades y elecciones de hombres y mujeres son distintos, y no solo ni mucho menos por condicionantes socio-culturales.