Mujeres, ni están ni se las espera
15/10/2013 en Miradas invitadas
Julen Iturbe-Ormaetxe es consultor artesano, además de profesor e investigador en Mondragon Unibertsitatea. Mantiene desde 2005 un blog, Consultoría Artesana en Red, en el que escribe con asiduidad sobre su actividad profesional relacionada con la consultoría y muchas otras cosas. De la Margen Izquierda del Nervión.
Hace unos días estuve viendo la película que narra cierta etapa de la vida de Steve Jobs. Un personaje como este da para bastante. Como (casi) toda la gente que llega allá arriba, muy normal no puede ser. En la película nos lo presentan como un visionario que pone por encima de todo su idea de producto y tecnología. Sí, un tipo especial.
Cuando terminó la película pensé: ¿cuántas mujeres han aparecido en la pantalla? Ya, claro, esto es enfermedad, nadie se hace este tipo de preguntas. Has venido a ver una peli sobre Steve Jobs, sobre Apple, sobre esas maravillas de la tecnología que fueron capaces de crear. Así que, ¿a quién le importa cuántas mujeres aparecen en pantalla? Vale. Pero sigo con el asunto. Si no lo escribo aquí, ¿dónde si no?
En una escena una chica reclama al señor Jobs que se haga cargo de la paternidad de su hijo. Pero parece que eso no puede ser, no en ese momento. Porque le desvía de su objetivo, de lo que está predestinado a hacer en este mundo: subir al frente de Apple hasta el cielo y dejar huella en el universo. Pues bien.
Otra mujer que tiene su papel en la película es su madre. Sí, tiene su papel. Adivina qué puede hacer una madre cuando tiene invitados. Pues eso, sacar una buena bandeja de pasteles y servir algo para agasajar a las visitas. Y lo hace. Por supuesto. Es un papel un tanto papanatas porque me temo que no es consciente de que, cuanto menos se den cuenta de su existencia, mejor. Vamos, que no se note que está allí. Ah, pero hizo una fotografía. Inoportuna, pero que queda para la historia. Porque allí están los inicios de Apple en el garaje. ¿Ves cómo sirvió para algo?
Por terminar de repasar el universo femenino de la película, otra mujer que aparece en escena es la esposa de Steve Jobs. Escena de jardín, con los niños típicos, en la mansión típica de rico-rico, pero rico de verdad, y con una conversación en la que pregunta a su marido si la acompaña al mercado.
Sí, hay más presencia femenina. Al principio de la película o con un asiento en el consejo de administración de Apple. Y también se ven algunas señoras por las oficinas. Anónimas. Pues sí, sí que han ahorrado en actrices.
La tecnología, todo el mundo lo sabe, es cosa de hombres. Estadística para qué te quiero. Los datos son los datos. Dices byte y te viene a la cabeza un tipo con camiseta negra, melena, sin habilidades sociales y pegado a su mundo particular como uña a carne. Bueno, también puedes pensar en un tipo con corbata, pero ese es el comercial. Y no, no puede ir con camiseta y sin afeitar.
Yo me pregunto si el papel de la mujer en ese mundo de las tecnologías es más o menos el que se refleja en la película de Steve Jobs. O sea, tendente a cero. Claro que la película nos conduce al pasado y ahí encuentro la explicación de todas las explicaciones. Eso era antes. Ya.
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Hola. Una sensación parecida me dejó a mí «La red social», que cuenta la historia de Facebook y Zuckerberg.
Esta peli tiene dos escenas intrigantes. En una, típica de teleserie juvenil americana, Zuckerberg saca botellines de cerveza de una nevera y los lanza a las manos de sus amigos. Los chicos cogen las botellas al vuelo. En cambio, cuando lanza una a una chica, a esta se le cae dos veces y acaba diciendo «Bah, déjalo».
En otra, Zuckerberg reparte tareas entre su equipo y las asigna solo a hombres: «Tú haz esto; tú haz lo otro…». Cuando acaba el reparto, unas chicas preguntan: «¿Y nosotras qué hacemos?». Y Zuckerberg contesta: «Nada».
uffff ¡¡¡¡ yo no aguante diez minutos de película, para ver ciencia ficción y super héroes prefiero otros !!!. Lo malo es; que no es solo esa película, son muchas… Y no solo en el cine, es lo mismo en la realidad de la calle.
Julen, me alegro que tu mirada permita identificar la ausencia femenina o su papel florero tan tan habitual. Y aplaudo que lo escribas, y además aquí 🙂 eskerrik asko. También me duele leerte «esto es una enfermedad, quién se da cuenta de esto? y como sigo con el asunto escribo». Supongo que escribirlo ayuda a digerir y compartir, tan sano… y me gustaría pensar que la próxima vez no será una enfermedad si no una virtud, que sí, que a veces es «cansino» ver tanto, en mi caso porque si lo veo y no me gusta tengo que al menos denunciarlo, largarlo… y si lo vivimos como un regalo que otras maestras nos hacen y algunas personas, como tú, son capaces de integrar?
Noe, tienes que dejar de ver pelis de cosas tecnológicas…;-)
Idoya, no entro a valorar la calidad de la película. Es lo que es, pero eso no debería impedir, que sí, que el papel asignado a las mujeres ahí… tiende a cero.
Itziar, las cosas estas como están. No queda sino pensar que iremos a mejor. Eso no hay que perderlo. Esperanza y ¡manos a la obra!
Hola, Julen:
Gracias por sumarte al proyecto de Doce Miradas con esta colaboración.
Hace unas semanas leí un comentario en Facebook de una mujer feminista, a la que no le parecía necesario alabar a los hombres que dan pasos por la igualdad y se comprometen en su vida diaria con ella. Decía que no es de agradecer; que, simplemente, es lo justo. Me dio que pensar.
Hay muchos frentes de injusticia abiertos, pero yo creo que hay que reconocer y reforzar a quienes se implican en que esta sociedad recorte sus diferencias. Porque gracias a estas personas, avanzamos.
A mí sí me dan ganas de agradecerte que cuando estés viendo una película estés haciendo ese esfuerzo de búsqueda de nuestra visibilización y más aún que decidas dar el paso de llamar la atención sobre ello. Aquí, en Doce Miradas, o donde sea.
Así que, no me quedo con las ganas y te doy las gracias.
¡Saludos!
Bueno, Macarena, siempre digo que si no vemos problema, no hay solución. Y con todo, prefiero mirarlo en positivo, primero lo visibilizamos y luego… manos a la obra 😉
Historias basadas en la realidad, sobre las vidas de hombres ganadores. Esta entrada tiene más que ver con la de hace 2 ó 3 posts que con la tecnología.
Es una lástima para todos que las mujeres decidan pasar de las disciplinas técnicas (hoy en El Diario Vasco: sólo un 12.4 % de nuevas matriculadas en Informática de la UPV/EHU). Pero pregunto: ¿yo, como técnico informático, me puedo quejar y enfadar por tamaños prejuicios como escribes, Julen, que no resisten ni una mirada a la realidad? En efecto, sí: en mi servicio somos muchos más hombres que mujeres (aunque por debajo de los rectos dirigentes de nuestra santa casa, tenemos jefa máxima). Pero de las 50-60 almas que somos, sólo una habita un cuerpo que se acerque de lejos a tu triste descripción. Para ayudar a las mujeres -caballeroso fin- tal vez podrías primero dejar de sostener tópicos tan alejados de la realidad como contraproducentes.
Jelou, joven.
Simplemente he descrito lo que pasa en la película. Es una evidencia. A partir de ahí llegan las interpretaciones. El «caballeroso fin de ayudar a las mujeres» no creo que sea la manera de enfocarlo. Si en un contexto hay una minoría lo primero es reconocer que existe la minoría. Si no haces visible a esa minoría es muy probable que acabe aplastada y ninguneada. Por eso, cuando vas a ver una peli de estas de ensalzamiento de las grandes figuras mediáticas del internés puedes hacer dos cosas: no ver la situación minoritaria de un género frente al otro o sí verlo y hacerlo visible para otra gente que a lo mejor no se detiene en ese detalle.
Si la informática solo atrae a un 12,4% de mujeres, la informática tiene un problema.
El tópico de que no hay suficiente representación de la mujer en ciertas profesiones es, sin mas, realidad pura y dura. Siempre digo que no vamos al objetivo del 50-50. No se trata de eso. Se trata de lo que se pierde cuando no se consigue suficiente diversidad de género. Se pierde riqueza, mirada más amplia, perspectiva complementaria. Eso se pierde. Y parece que la informática se lo pierde.
¡Por favor, Julen!
«Dices byte y te viene a la cabeza un tipo con camiseta negra, melena, sin habilidades sociales y pegado a su mundo particular como uña a carne».
Eso es lo que ha motivado mi comentario. Puedes pensar que es puro machismo lo que hace esa disparidad de porcentajes, o que determinados campos son publicitados como de «gente rara». Y eso es otro estereotipo. ¿Y si probamos a no decir semejantes cosas durante 5 años, sino que somos gente normal?
Creo que cuando en una situación de desigualdad de una de las partes (quédate con la cifra, sin más) no se hace nada para remediarlo, lo más probable es que la desigualdad continúe igual o se agrave. Es decir, que no hacer nada es empeorar las cosas (casi siempre).
Por cierto, ¿no has probado a dejarte barba larga y coleta? 😛
[…] bien sea aprendiendo con los Aprendices, bien sea colaborando por la igualdad con las “Doce miradas“, o bien rodando suave-suave en su BTT que finalmente será el objeto de su tesis […]