Las personas y la vida en el centro

07/05/2019 en Miradas invitadas

 Cristina Mendia Ibarrola (@cris230653).

Amante de la música y la amistad. He dedicado los últimos doce años a trabajar por la igualdad, diversidad y conciliación  en la empresa y en ese recorrido lento pero fructífero he tenido ocasión de participar en la sociedad a través de foros, equipos de trabajo, conferencias… compartiendo buenas prácticas y diseñando planes y estrategias que ayuden a avanzar tanto a las personas como a las organizaciones, para lograr un cambio cultural. Estamos en ello.

 

Acabamos de entregar nuestro voto para que nuestro país sea gestionado por las diferentes formaciones políticas que tienen ahora como misión diseñar el plan director que vaya dando respuesta a las distintas necesidades que como país tenemos.

Pero los países los formamos las personas, igual que las empresas consiguen sus objetivos gracias a las personas que trabajan en ellas y ahí es donde me quiero detener.

Cuando se pretende diseñar una estrategia para dar respuesta a las necesidades de una comunidad parece lógico que primero se averigüe lo que se necesita y en base a esa información idear una planificación, sin embargo en el mundo de la política, sucede al revés y se organizan los mítines o los debates, para “convencer al pueblo”, que compre algo que le venden para que se les vote y no necesariamente escuchando a las personas, sino tratando de movilizar su pensamiento durante los días que dura la campaña. Terminado el proceso las personas vuelven a ser invisibles.

Si se ha preguntado a la ciudadanía, si se ha venido trabajando con ella mano a mano, si se ha estudiado a pie de calle las necesidades existentes, lo lógico sería que se atendiera de manera ponderada a las distintas diversidades. Por eso no se entiende que a la hora de ponerse a la tarea de gobernar no sean más responsables. La diversidad hay que gestionarla. La integración de distintas miradas debería de servir para sacar partido de lo bueno de cada cual o atendiendo sobre todo a lo que afecte a una mayoría para finalmente conseguir un resultado global que responda a todas o a la mayor parte de las situaciones. Ese sería nuestro éxito como País.

Cuando en las Empresas se realizan los planes de formación y se abordan estrategias para aplicar el “ganar-ganar”, la participación, el liderazgo, la relación con las personas, la cercanía, el trabajo en equipo… porque se entiende que hace que éstas sean más eficientes, no se explica que no se plantee lo mismo para gobernar nuestro país. ¿Por qué nos bombardean con supuestos milagros económicos sin que éstos estén directamente relacionados con las personas?

A lo largo de la campaña he ido observado las promesas que se hacen para “favorecer la igualdad” para tener presentes a las mujeres, para facilitar la crianza…

Sentía cierto pudor al escuchar cómo, hombres portavoces de los partidos, relataban con cierta vehemencia lo que iban a hacer “por las mujeres” (ese es el único momento en el que se hacen visibles) y cómo incluso alguno se atrevía a publicitar los “vientres de alquiler”, cómo usaban el término conciliación asociado a las mujeres, cómo se proponía facilitar la crianza porque “España tiene un problema de natalidad” y proponiendo  soluciones para lograr que las mujeres tengan más hijos porque insistían una y otra vez “España tiene un problema de natalidad”, (también de eso nos acaban culpando). ¿Qué tal si intentaran al menos cumplir con la Ley?

Pero no se turban ante el incumplimiento sistemático de la ley de Igualdad, una ley aprobada en 2007 que fue necesario promulgar por lo injusto de la situación, y que no se cumple pero que tampoco su incumplimiento se penaliza y por eso se producen injusticias como “evitar contratar a mujeres” porque se pueden quedar embarazadas, o no se les renueva los contratos si en el anterior se ha quedado embarazada, o se les despide, o presionan en las organizaciones de manera que los hombres no se atrevan a solicitar reducciones de jornada o excedencia porque no es serio que un hombre lo solicite, eso es solo cosa de mujeres. Así ¿cómo no va a haber baja natalidad?

Se propone favorecer a las familias… y como toda solución proponen un cheque, una cantidad de dinero, como si fuera una golosina que les pudiera atraer, cuando en el día a día hombres y mujeres están sometidos a largas jornadas laborales, con horarios imposibles, que les impiden atender a sus hijos e hijas, sustituyendo el cariño y la convivencia por obtener un “poquito” de dinero.

Alarma escuchar sutiles perversiones que una vez más desvelan lo lejos que estamos todavía de conseguir un cambio de cultura que logre no tener que escuchar argumentos tan insensibles, que lejos de ofrecer apoyo a las mujeres, de permitir y favorecer que exista Igualdad de Oportunidades, continúan lanzando mensajes paternalistas que en el fondo revelan su pretensión de seguir siendo nuestros carceleros. Sólo les interesa nombrarlas para el “marchandising”

Volvemos a estar en tiempo de reflexión y de nuevo vendrán promesas que cuesta poco “vocear” pero que no siempre se traducen después en realidad.

La explosiva contestación del 8 de marzo del pasado año que marcó un antes y un después, fue una bocanada de aire que nos ayudó a seguir plantándonos y que el 8 de marzo de este año la movilización continuara siendo tan potente, a pesar de las discrepancias, sigue mostrando esa fuerza arrolladora.

Pero si después observamos en qué se ha concretado esa movilización vemos que no ha sido proporcional a la clamorosa demanda y con ello corremos el riesgo de consolidar una fecha, una fiesta reivindicativa a la que la sociedad puede ir acostumbrándose sin que se reclame a posteriori la implantación de medidas tendentes a acabar con la desigualdad y el ninguneo a las mujeres.

Recientemente se ha celebrado el 1 de Mayo, Día del Trabajo, fecha con larga tradición en la que afloran los discursos reclamando justicia e igualdad. En este momento se habla tanto desde el gobierno como desde los sindicatos de ese proyecto de renovación del “Estatuto de los Trabajadores” y me pregunto si a alguien se le ocurrirá titularlo de otra forma utilizando lenguaje inclusivo o si volveremos a caer en los mismos errores de invisibilizar a las mujeres como cuando se publicó la normativa relativa al “Regimen Especial para Empleados de Hogar”.

Claro que habrá quien diga, “esto del lenguaje es una tontería con todo lo que hay por resolver”. Pero no, no es una tontería. Lo que no se menciona no existe, por eso rechazan que queramos promover otra manera de construir nuestro relato.

Seguimos analizando los datos de la Brecha Salarial y la realidad es tozuda, sólo nombrándola no va a desaparecer. No hablamos en cambio de la Brecha de Cuidados en el caso de los hombres y se comenta como excusa, que la maternidad penaliza la promoción en el caso de las mujeres sin que nos preguntemos por qué no sucede lo mismo con la paternidad obviando la falta de corresponsabilidad en la crianza y eso permite que sigamos asumiendo ciertas desigualdades sin que nos propongamos trabajar para erradicarlas.

Sin embargo, quiero mostrar mi confianza por las pequeñas conquistas arrancadas a lo largo de los años y me reconforta saber cómo podemos actuar para provocar un rápido resultado en nuestra reivindicación.

En el ámbito laboral y social, tuve ocasión de pertenecer y dinamizar algunas sesiones en la Red DenBBora Sarea promovida por el Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación de Bizkaia que aglutina a empresas comprometidas con la Igualdad, que han comenzado a transformar los tiempos y espacios de trabajo para implantar otra forma de gestionar teniendo en cuenta a las personas, lo que les permite innovar en los usos del tiempo.

El hecho de que sean las instituciones quienes dinamizan la Red, hace que las Empresas se sientan parte de la Sociedad ya que comparten información y en los encuentros se aportan ideas para que las instituciones introduzcan en sus diseños de ciudad, lugares y tiempos de ocio e impulsen nuevos modelos sociales que promuevan la conciliación, la corresponsabilidad y la equidad, con el fin de facilitar una mejor gestión del tiempo y la conciliación de la vida.

El resultado es positivo y cada vez más empresas de Bizkaia van adhiriéndose a la Red que sirve como vía para potenciar el feminismo que propone cambios en las estructuras de poder para poner la vida en el centro.

Hay camino por recorrer y sabemos cómo hacerlo, pero tenemos que estar alerta. No nos dejamos llevar por cantos de sirena porque tenemos que continuar esparciendo nuestra fuerza, esa fuerza que cuando estamos juntas aflora y es imparable. Tenemos tarea y vamos a ir polinizando nuestra sociedad para que nunca más tengamos que estar necesitando reclamar lo que es nuestro por derecho. Aurrera beti.

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Somos mujeres. Somos personas. Gente con sueños que imagina una sociedad diferente. Gente que reclama un espacio común para mujeres y hombres que sea más justo y equilibrado. Y después de mucho cavilar, somos doce mujeres con ganas de trabajar para lograrlo. ¿Quieres saber quiénes somos?.