La tasa rosa, el precio que hay que pagar por ser mujer
01/09/2015 en Miradas invitadas
Alex Fernández Morán (@pozikdesign). Me apasionan las ideas originales y bien realizadas en marketing, comunicación, publicidad, tecnología, innovación, Internet, que recojo en mi blog personal sobre campañas e ideas creativas: www.pozik.net. Soy miembro de la Asociación de ex-alumnos del Máster de Márketing de la UPV-EHU y uno de los impulsores y jurado de los Premios Máster de Marketing UPV-EHU que reconocen los mejores trabajos en esta disciplina en las empresas de Euskadi.
Son numerosas las desigualdades que sufre la mujer, pero existe una que hasta el momento había pasado prácticamente desapercibida para todos. Hablamos de la tasa rosa, un sobrecoste económico que pagan las mujeres por ciertos productos de gran consumo en versión femenina.
La voz de alarma la ha dado el colectivo feminista francés Georgette Sand, quien tras analizar el precio y características de numerosos artículos comprobaron que muchos de ellos son ligeramente más caros cuando se dirigen a las mujeres, aun siendo idénticos en características, formatos o componentes, que aquellos destinados a hombres.
La denuncia recoge numerosos ejemplos, entre los que destacan los desodorantes, cepillos de dientes, etcétera, que ven aumentado su precio injustificadamente sólo por ser para mujeres. Pero hay uno que ha irritado especialmente a las consumidoras galas. Se trata de un pack de 5 cuchillas de afeitar de color rosa que comercializa la cadena Monoprix y que cuesta 8 céntimos más que su equivalente en tono azul. Tal ha sido la indignación que ha despertado esta situación, que el grupo feminista ha adoptado la cuchilla rosa como símbolo de sus reivindicaciones.
Todo parece apuntar a que detrás de estas prácticas se encuentran las políticas de precios de las grandes marcas. Sus departamentos de marketing son conocedores de que las mujeres son un segmento de población que suele preocuparse más por su imagen que los hombres, y han detectado que, en general, también están más predispuestas a pagar precios superiores por productos de belleza y estética, un hecho que aprovechan para encarecer sensiblemente su importe y así aumentar sus beneficios.
La polémica está servida y el ministerio de economía francés estudia si se trata de un caso generalizado de discriminación de género. Mientras tanto, la plataforma Change.org continua recogiendo firmas de apoyo para poner freno a esta injusticia y son numerosos los medios de comunicación y blogs personales que se han hecho eco de la «tasa rosa» o «pink tax». Todos ellos denuncian que las mujeres, pese a tener generalmente ingresos menores por su trabajo, deben asumir este «impuesto» extra. Puedes ver un ejemplo de la denuncia de este abuso en el siguiente vídeo.
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Hola. Yo he detectado la tasa rosa en camisetas «básicas» de grandes cadenas de tiendas. La mediana o grande de mujer es igual que la pequeña de hombre, pero bastante más cara.
Interesante artículo. Un saludo.
Estas estrategias de marketing ponen de manifiesto que a la hora de adquirir un producto, nuestra decisión no se guía por parámetros racionales como comparar precios, características del producto en función de las necesidades reales… Lo digo porque de acuerdo con la foto, la maquina rosa es un 15% más cara que la «azul» y según los los datos de la Comisión Europea, las mujeres cobran un 16% menos que los hombres. Así que ganando menos, parece que somos capaces de adquirir productos más caros sólo porque se nos vende que están hechos para nosotras. Está claro que tenemos que hilar fino y desenmascarar todas y cada una de estas discriminaciones.
[…] La tasa rosa, el precio que hay que pagar por ser mujer. 1 de septiembre de 2015. http://docemiradas.net/la-tasa-rosa-el-precio-que-hay-que-pagar-por-ser-mujer/ […]