¿De qué hablamos los chicos?
26/11/2013 en Miradas invitadas
Asier Amezaga, @asieramezaga. Pacifista, antimilitarista y apasionado de la revolución noviolenta, ha participado en diferentes movimientos sociales. Consultor informático de profesión, cuenta con una dilatada experiencia en el terreno empresarial.
No es tarea fácil hablar sobre hombres en un espacio creado por mujeres; tampoco lo es responder a una pregunta tan genérica como la del título que, además, genera cierta curiosidad. Aún así, lo voy a intentar.
Quiero pedirte que hagas una pausa mientras imaginas una escena en la que aparezca un grupo de hombres charlando: ¿de qué están hablando? ¿Dónde se produce la conversación? Es muy probable que en tu escena aparezcan hombres charlando sobre fútbol o trabajo, situados en las cercanías de un bar o en un espacio de trabajo. ¿Sí?
Pareja a esta escena, nos encontramos con el hombre-sofá, el que pregunta a su mujer qué ropa ha de vestir, el portador de la autoridad ante las hijas e hijos. En fín, todo un repertorio de tópicos y estereotipos que definen la hombría o, dicho de otro modo, “el imaginario social destinado al hombre”.
Lejos del estereotipo, descubrimos otro tipo de hombre, ese al que El Fary define como “el hombre blandengue”:
Una gran parte de los hombres que conozco se identifican más con “el hombre blandengue” que con el modelo “tradicional” o del imaginario social. Por lo tanto, nos enfrentamos a una contradicción entre el lugar en el que debemos estar y en el que queremos estar.
Retomando el tema de las conversaciones, en el modelo “tradicional” -ese del que todos nos distanciamos- la construcción de la masculinidad está ligada en buena parte al trabajo, la fuerza física, la ausencia del hogar o la dureza. Como consecuencia, las conversaciones girarán en torno a dichas cuestiones y no tanto en torno a la familia y el hogar. Tampoco mostraremos nuestras debilidades, ya que nos consideramos fuertes; en consecuencia, evitaremos los sentimientos que nos pongan en cuestión y, de paso, el resto de sentimientos hasta llegar a la desconexión emocional.
Por contra, nuestro “hombre blandengue” ya liberado, debería ser capaz de hablar sobre todo el espectro de cuestiones descritas hasta ahora. Y en este punto, surgen las contradicciones porque, en lo que tiene que ver con sentimientos y cuidados, veo que a muchos “liberados” nos falta un buen trecho para llegar al nivel conversacional de nuestras compañeras. Todavía nos vemos más cómodos hablando de cuestiones que tengan que ver con el trabajo y grandes proyectos.
Criados bajo un imaginario machista hemos tomado conciencia y procurado distanciarnos de nuestra educación. Desaprender lo aprendido desde la infancia es una tarea enorme, equivalente a desmontar uno por uno los ladrillos de una casa, llegar hasta los cimientos y comenzar la construcción de nuevo. En este recorrido, por una cuestión de justicia hacia la mujer, asumimos las reivindicaciones feministas pero aún no hemos plantado cara a las injusticias que nos ha tocado padecer como hombres, no de mano de las mujeres, sino por parte de un sistema social alimentado por nosotros mismos. En este capítulo, la reflexión de cómo los hombres construimos nuestra identidad en base al trabajo, da para otro post, pero no puedo evitar dejar este video de Proccc para explicar de qué estoy hablando.
En definitiva, al igual que al resto de la humanidad, los chicos hablamos de lo que nos ocupa y preocupa, de nuestras ilusiones, proyecciones y decepciones. A muchos nos cuesta hablar de los sentimientos, incluso tenemos grandes dificultades para conectarnos con ellos porque a lo largo de nuestra vida los hemos asociado a ese ser “blandengue” con el que nos identificamos de forma extraña.
El espectro de conversación de hombres y mujeres crecerá en la medida en que crezcan todos los aspectos de nuestra personalidad. En el momento histórico que nos toca vivir, muchos modelos se modifican y sustituyen y, tal vez, pueda ocurrir que el modelo de roles que hemos padecido se altere. Por ello, es necesario que los hombres hablemos entre nosotros sin sentirnos débiles ni culpables.
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Me parece que en esta batalla de la igualdad las mujeres tenemos una ventaja clara sobre los hombres; nosotras tenemos más claros y marcados los objetivos a conseguir. En cambio el papel del hombre sigue sin definirse por completo. ¿debe ser sensible o duro? ¿Cazador o recolector?
El feminismo es resultado de años de trabajo y reflexión de las mujeres. En nuestro caso, es en los últimos tiempos cuando comienzan a aparecer grupos en torno a una problemática diferente a la de los tópicos. Necesitamos espacios de hombres, en los que podamos compartir nuestras inseguridades.
Pienso que el discurso de apoyo a la mujer se nos queda corto; debemos avanzar y comenzar a hacernos preguntas sobre los pilares de nuestra identidad masculina: trabajo, relación con la familia, supuestos privilegios, etcétera.
Asier, no lo tengo tan claro… El estado actual del feminismo ya no es solamente fruto del esfuerzo de la mujer. El hombre interviene; mira, lo estás haciendo con este artículo por ejemplo. Empiezo a pensar que el camino va por la unión de los dos grupos en igualdad y respeto.
Si, igualdad, respeto y transformación. Coincidimos en que el modelo de la media naranja nos limita, son las necesidades de las personas las que deben articular nuestras relaciones. A quién o a qué ha beneficiado dicho modelo? Qué tipo de necesidades son satisfechas bajo éste? Ahora que la propuesta capitalista comienza a manifestar su agotamiento, tal vez surjan algunas respuestas.
Quizás también sea que la mujer ha tenido que luchar siempre para ocupar su sitio, estando supeditada al hombre durante miles de años. Eso ha convencido a muchas mujeres a intentar tener su sitio, su destino, su libertad y a luchar por ella durante muchos siglos. En eso, y si ánimo de crítica hemos avanzado más que los hombres. Tuvimos que luchar por ello mucho tiempo y creo que nuestra labor reivindicativa de siglos.
Ahora les toca a ellos.
En el caso de los hombres después de leer el artículo mas que nunca, creo que los «nacieron» convencidos que eran hombres, jefes de familia, trabajadores, derechos adquiridos por nacimiento, sin tener en cuenta su actitud o sensibilidad. Ahora que todos estamos afectados, por miles de problemas en el entorno, los hombres son mas conscientes que por primera vez, no tienen derechos adquiridos en razón de su genero. Tienen sentimientos, días tristes, sensibilidad y no solo son el Pater. Bienvenidos al mundo, me parece estupendo el trabajo realizado en el grupo del video y que además quieran, no ser como las mujeres, pero sí conquistar el derecho a mostrar y demostrar sus emociones. Sin complejos, entendiendolas, y sobretodo sabiendo como afrontarlas. Sin roles impuestos.Que sepan colaborar, soñar, sentirse mas estimados participando.
Hola Maria Fe,
Creo que sí se nos puede criticar por habernos acomodado a un sistema de roles que nos ha impedido crecer, tanto a hombres como mujeres. Ahora nos toca a nosotros. En un momento concreto, las mujeres reivindicaron la necesidad de espacios propios para trabajar esos aspectos para los que no habían sido diseñadas. En los futuros espacios de hombres, tendremos que trabajar nuestras inseguridades y comenzar a sentir. Sí, a los hombres se nos ha negado la capacidad de sentir, algo tan básico como esto; para trabajar no hace falta.
Me alegra mucho que hayas visto «Silencio Roto», ayuda a entender una problemática no tan visible. El hombre blandengue, que somos, necesita una mujer blandengue que sepa darse cuenta de la cantidad de obstáculos que estamos teniendo que salvar para ser un poco más felices.
Los modelos están cambiando, hombres y mujeres estamos sufriendo, pero tal vez se abra una oportunidad de repensarnos.
Hola Asier,
Pues a mi me has parecido muy valiente. Hasta ahora era muy cómodo ser hombre pero desde hace no más de un siglo, las mujeres os lo estamos poniendo más difícil. Y ante este cambio, hay muchas posturas: los que se niegan a cambiar y se cierran en banda, los que van por la vida de modernos diciendo que sí, que igualdad y respeto y todas esas historias pero que a la hora de la verdad, todo queda en mera fachada e internamente también se cierran y en banda, y los que consideran que es hora de mover ficha. Yo esto lo imagino como un tablero de juego igual al de siempre pero en el que han cambiado las reglas. A mi no me vale con que se diga que tenemos que jugar todos y todas. Lo que hay que hacer es jugar todos y todas pero con nuevas reglas porque el escenario es muy diferente. Y me parece un acto de valentía que algunos digáis ya que queréis jugar con modos que se adapten al nuevo tiempo, y que os gusta nuestra forma de hacerlo y que también queréis colaborar en cambiar los sistemas de juego. Porque hay que hacer eso: jugar todos, cambiar las reglas y adaptarlas a las necesidades de los nuevos tiempos. Y ahí vosotros tenéis mucho que decir. Gracias por haber utilizado el espacio de Doce Miradas para haber empezado a hacerlo. Un honor.
Hola Miren,
Es verdad que las mujeres nos lo estáis poniendo difícil. Creo que hay muchos de los atributos asociados a la masculinidad que deberían ser propios del Genero Humano: la capacidad de trabajo, la seguridad a la hora de mostrase en público, el desarrollo intelectual, etc.. De la misma forma, la conexión con los sentimientos, la capacidad de cuidar y la empatía, no deberían estar limitados a las mujeres.
Los hombres tenemos mucho que decirnos, mientras tanto, en este blog me he sentido recogido.
Muchas gracias a todas.
Hola, Asier. Me gusta esa lista de valores supuestamente masculinos que nos convendría adoptar: el aplomo, el no vivir pendientes de lo que el resto del mundo opine de nosotras, la asertividad, la despreocupación por agradar… Dan muchas ganas de seguir reflexionando por ese lado.
Enhorabuena y gracias por tu post.
Hola Noemí,
De todos los atributos, del supuesto masculino, que has mencionado, hay uno que combinado con otro, del supuesto femenino, da como resultado una tremenda capacidad para las personas, se trata de la pareja escucha-asertividad.
Gracias a todas vosotras por haber creado este espacio.
He leído tu reflexión y me gusta. Me siento orgullosa de que un hermano mío se pare a hacer una reflexión así.
Zorionak!!!
Yo también me encuentro orgulloso de que mi hermana, ambos sabemos lo que es enfrentarnos al papel que nos ha sido asignado sin haberlo pedido. Mila esker eta besarkada bat, berba egingo dugu.
Asier, Eskeerik asko por este post. Me ha hecho pensar.
Creo que nunca fue fácil ser persona, ni para las mujeres ni para los hombres. Lo que si creo es que ahora es distinto, porque gracias al esfuerzo y lucha de muchas (y algunos), ahora es más viable serlo basado en situaciones o estructuras algo más equitativas que en el pasado.
Del movimiento feminista, y de los movimientos de mujeres, creo que he aprendido que hay muchas formas de ser mujer. Intuyo pues que también hay diferentes maneras de ser hombre y ahí andamos: buscando el camino (en solitario o conjuntamente) en unos tiempos con más posibilidades y apertura que en el pasado. A ver como nos va!!