De mayor quiero ser…
08/04/2014 en Doce Miradas
No entiendo por qué ese afán por preguntar a las niñas y a los niños, cuando tienen que disfrutar de su infancia y adolescencia (que cada vez dicen que se acorta más), qué quieren ser de mayores, para decir la primera barbaridad que se les pase por la cabeza o decir lo que se espera que digan.
Tampoco entiendo por qué hay que ser algo definido, concreto, determinado. Ni por qué hay que planificar la vida desde la tierna infancia y frustrarse si no se es futbolista de élite, estrella de la canción o cualquier otra profesión en la que, trabajando poco y luciendo tipo, se gane mucho dinero, que se supone que es un ingrediente básico para la felicidad.
En fin, como no entiendo tantas cosas de la vida, aprovecharé este espacio para contribuir con mi mirada a lo que, sí o sí, me gustaría ser de mayor. Tras unos cuantos años de andadura por este mundo (aunque aún me falten unos cuantos años para llegar a los 50) y tras escuchar y conversar con personas, que para mí son referencias de vida, puedo decir sin dudar que de mayor quiero ser Catedrática del Sentido Común de la Universidad de la Vida.
Desde siempre me ha fascinado escuchar a las personas mayores en general, y a las mujeres mayores, en particular. Sus vivencias, sus narraciones, su manera de contextualizar y de conectar sus vivencias con las personas que han ido formando parte de sus vidas. Su manera de hilar acontecimientos y de tejer relaciones. ¡Me encanta! Una de estas mujeres de referencia para mí es mi abuela Manuela Carrillo Vicho (en Internet conocida como Manolitablet). No soy objetiva para describirla, pero sabiduría y humor son las dos palabras que mejor definen a mi abuela.
Afortunadamente hay muchísimas Catedráticas del Sentido Común de la Universidad de la Vida pero suelen ser invisibles. Por eso, creo que es fundamental visibilizar y proponer a las generaciones más jóvenes mujeres de referencia que han hecho y siguen haciendo contribuciones (a las Ciencias, a las Ingenierías, a las Artes, a los Feminismos, a la vida en común y en sociedad, etc…) para que merezca la pena vivir nuestras vidas.
Me gusta mucho la iniciativa de la fotógrafa Jaime Moore, quien regaló a su hija Emma en su 5º aniversario fotografías en las que la niña aparece caracterizada como cinco mujeres REALES (no más disfraces de princesas Disney) que, con sus vidas, han contribuido a mejorar las vidas de las demás personas.
Desde septiembre del año pasado, participo en un proyecto de la Red de Mujeres del medio rural de Álava que pretende visibilizar y (re)conocer los saberes de las mujeres del ámbito rural de Álava. Mujeres que siguen navegando por la vida haciendo lo que siempre han hecho: cuidar de todo el mundo y, en muchos casos, olvidarse de cuidarse a sí mismas.
En este proyecto, Internet y las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) contribuyen a visibilizar, reconocer y transmitir los conocimientos y saberes de las mujeres rurales de Álava para que las generaciones más jóvenes (que quizá dominan las herramientas tecnológicas, pero tienen poca experiencia vital), (re)conozcan y pongan en valor la sabiduría de sus antecesoras.
El momento social actual está marcado por la palabra crisis y todo lo que ello conlleva. Pero no es la primera, ni será la última crisis que vivamos y que vivan nuestras mayores. Estas mujeres recuerdan muchos momentos en los que ha sido necesario aprender a vivir en una economía de subsistencia, eso que hoy llamamos decrecimiento. Y las mujeres han sido las protagonistas escondidas de esos procesos, mucho más las mujeres rurales que han sido las auténticas gestoras de las economías familiares.
Desde este proyecto queremos recuperar y poner en valor los saberes de las mujeres, apostando por tejer redes solidarias donde los saberes y los conocimientos ocultos y desvalorizados, se visibilicen y reconozcan como valores vitales que abogan por la sostenibilidad, la reutilización, el bien común, el decrecimiento, la solidaridad, los cuidados, o la interdependencia, principios de una nueva economía que ponga en el centro de su desarrollo a las personas en igualdad efectiva de condiciones.
Durante varias sesiones de trabajo, grupos de mujeres de varias localidades alavesas conversan sobre distintos temas relacionados con los saberes transmitidos por sus antecesoras (abuelas y madres), saberes aprendidos y compartidos con mujeres de su edad; y saberes que les gustaría transmitir a las generaciones futuras (hijas, nietas). Las mujeres participantes en estas sesiones descubren vivencias que desconocían de las demás, pese a ser vecinas y conocerse de mucho tiempo. Les parece una manera amena y dinámica de escuchar y compartir vivencias (y tener tiempo para ellas).
Parte de las reflexiones se recogen en el blog del proyecto y se les anima a seguir alimentando este espacio en Internet, o crear su propio blog, para compartir sus experiencias, saberes y reflexiones. También se han filmado las sesiones para documentarlas con la exposición oral de las propias mujeres, con la intención de recoger sus voces, sus memorias y visibilizarlas en Internet, siempre con su consentimiento.
Como hilo conductor de las sesiones de trabajo leemos y comentamos varios fragmentos de un libro que propone retos a las mujeres mayores del siglo XXI: Tan Frescas. Su autora es Anna Freixas Farré, Catedrática Jubilada (y jubilosa) de Escuela Universitaria en la Universidad de Córdoba y también Catedrática de la Universidad de la Vida. Sus investigaciones y publicaciones son una contribución muy importante en el desarrollo de la gerontología feminista.
Entre los elementos de bienestar y salud mental de las mujeres, además del ejercicio físico, el cuidado de la alimentación, la creación de redes de amistad y de salud, Anna Freixas destaca en su “Tan Frescas” la risa. El siguiente párrafo del libro me gusta especialmente, quizá porque me recuerda a mi abuela.
«La risa es la clave que nos indica que hemos aprendido a situarnos en equilibrio entre el pasado y el futuro; que reconocemos el valor de nuestra vida pasada; y que miramos el futuro con perspectiva. Nos reímos reconociéndonos libres y vinculadas. En definitiva, empezamos a tomarnos en serio».
En esta entrevista, Anna Freixas desgrana muchos de los temas que aborda en sus trabajos sobre la evolución de las vidas de las mujeres en las últimas décadas y su manera de vivir su madurez y vejez «con frescura«.
El año pasado conocí a Anna Freixas presentando, antes de jubilarse, los resultados de una investigación sobre la sexualidad de las mujeres a partir de los 50 años. Le escuché reivindicar el hecho de ser “viejas”. Automáticamente me vinieron a la mente las típicas frases: “vieja es la ropa”, “no eres vieja si tienes espíritu joven”, “vieja es una manera despectiva de llamar a una persona mayor”. Pero tras escucharle y conversar con ella, ¡yo también quiero llegar a ser vieja! (además de catedrática), porque nos dijo una frase que se me grabó a fuego:
“Yo ya no tengo la regla; y ya no tengo reglas”.
Espero que no se me olvide esta frase cuando mi ciclo de vida me lleve a la menopausia (afortunadamente gracias al trabajo de Anna, y a otras muchas investigaciones, tenemos también versiones no oficiales narradas por mujeres REALES para comprender este proceso vital lleno de prejuicios). La menopausia invita a las mujeres a reinventarse, empoderarse, liberarse y tomar decisiones pensando, primero, en ellas y luego en los demás (¡qué difícil es esto para muchas mujeres!).
Como mis Catedráticas del Sentido Común de la Universidad de la Vida del ámbito rural de Álava suelen decir, es un lujo haber conocido, conversado y envejecido con las abuelas y los abuelos. ¡Nunca es tarde para escuchar, aprender y recordar! Y tú, ¿qué recuerdos tienes de tus personas mayores de referencia?
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Tuve un profesor de Educación Física en el Colegio (y amigo posteriormente) que solía decir: «yo, de mayor quiero ser … Niño». Me gustaría que yo, cuando sea mayor, no pierda esa ilusión por aprender que tiene un niño, esa capacidad de asombro y disfrute por cada pequeña cosa que nos rodea y esa sonrisa y mirada inocente.
Gracias por tu apunte, Venan. Comparto plenamente tu deseo. Y yo también quiero conservar siempre la ilusión y la capacidad de sorprenderme por los pequeños grandes placeres de la vida.
No he hecho una investigación exhaustiva sobre los rasgos que caracterizan a las personas con cátedra del sentido común de la universidad de la vida, pero algunos serían: afán por aprender, descubrir, explorar, ensayar (acertar y/o equivocarse), compartir, ilusionarse, interrogarse, sorprenderse, resolver problemas y superarlos.
Creo que niñez y vejez comparten muchos de estos rasgos. Y poner en valor y reconocer lo que podrían aportarnos las miradas y las voces diversas de estas personas tiernas y maduras nos ayudaría a conocer otras maneras de ver la realidad y a tomar mejores decisiones.
Hola, Mentxu, me parece encomiable vuestra Red de Mujeres del medio rural de Álava y sus propósitos. Pero voy a hacer de abogada del diablo y te voy a exponer una pequeña objeción que le veo. Me da miedo que esto sea una apología de la abnegación, que el mensaje sea: «señoras, qué bien lo han hecho, cuánto han trabajado por los demás, tomen esta medalla y sigan así; y las demás, tomen ejemplo y dejen las cosas como están, no me vengan con revoluciones».
Dime que me equivoco, por fa. Un abrazo.
Hola Noemí,
Gracias por tu reflexión. ¡Pero qué abogada más diabólica que sos!
Mi experiencia con estas mujeres es muy diferente. En general son mujeres con inquietudes, reivindicativas y con una trayectoria de más de veinte años participando en asociaciones de mujeres en las que las cartas, el punto, las manualidades o la gimnasia son «excusas» para reunirse mujeres a espacios, tiempos y conversaciones con otras mujeres. Para tejer redes de apoyo mutuo y sororidad, como las denomina Marcela Lagarde.
Muchas mujeres de la Red me han comentado que la experiencia de reunirse con otras mujeres y abordar temas como la gestión de su tiempo, la salud, los cuidados, la igualdad, la corresponsabilidad, etc les ha ayudado a empoderarse (a tomar decisiones propias pensando en SUS vidas) y a redefinir en sus casas las reglas del juego.
Quizá el trabajo más difícil sea llegar a los hogares en los que las mujeres no salen de ellos porque no tienen vida (ni habitación) propia. Es más difícil llegar a mujeres que están en la fase de encan(agota)miento porque sus vidas giran en torno a los demás. A éstas en lugar de tanta caja tonta en el poco rato ocioso que tienen, les inyectaría en vena el libro de Tan Frescas de Anna Freixas 🙂 Sus vidas mejorarían notablemente más que tomando antidepresivos, relajantes musculares y todo el arsenal farmacéutico del mundo.
La (re)volución silenciosa continúa… Una huelga continuada de abuelas y cuidadoras sería el fin del capitalismo y el comienzo de una Nueva Economía que pusiera en valor lo que realmente contribuye a sostener nuestras vidas (cuidados, soberanía alimentaria, relaciones sanas, apoyo mutuo, trueque de bienes y servicios).
Me encanta lo que comentas y quiero destacar el hecho de que cuando eres mayor no se acaba NADA al contrario yo creo que es cuando empieces a hacer lo que de verdad quieres y a DISFRUTAR de TODO porque empiezas a preocuparte de TI MISMA. 😉
Gracias «Wingi». Como bien dices, cuando las personas tomamos las riendas de nuestras vidas, es cuando verdaderamente comenzamos a disfrutar de los pequeños/grandes placeres de la vida. Más vale tarde que nunca… Pero mejor pronto que tarde 😉
Kaixo, Mentxu! Tu lucidez se agradece a estas horas de la mañana… pero el día será necesariamente más irracional, es el problema, jejeje.
Yo, al principio, de mayor quería ser viejo, y luego, pensándolo mejor, decidí que no quería ser mayor, como aquel personaje de Günter Grass. Que no entraba en mis planes.
Ahora… cumplí cuarenta y todavía estoy decidiendo qué ser (trato con tanto imberbe mental que calza ya más de cincuenta…).
Volveré a mi admirado Sabina, a ver «El pirata cojo» me da ideas…
Un abrazo muy fuerte, enhorabuena por tus lúcidas reflexiones,
Kaixo Antonio,
Lo de ser eternamente «Peter Pan» está muy bien… Y lo del «Pirata cojo» también suena muy bohemio y alternativo. Creo que el problema no es tanto la edad de las personas, sino encontrarse con gente desmotivada, asqueada con su vida, a la que ahora llaman «gente tóxica», que no tiene plan mejor que amargar la vida de las demás.
Espero que sigamos creyendo en el poder de las palabras, de la poesía, de las risas, de los ejemplos, del buen hacer, de los abrazos y las miradas cómplices. Y si no sirve para «contagiar» a esas tóxicas del entorno, que al menos sirvan para tener antivirus diarios para vivir con buenas sensaciones cada día.
Gracias Mentxu, por estas reflexiones, capaces de poner en el tapete varias ideas fundamentales,en mi opinión, en la vivencia de ser mujer.
Estoy de acuerdo en que la menopausia es proceso vital lleno de prejuicios y también en que es un momento que invita a las mujeres a reinventarse, a hacer un potente trabajo de empoderamiento, para poder ser mas libres y vivir mas conscientemente.
Un musu, Amaia
Gracias por tu reflexión Amaia!!
Mucho ánimo en el proceso de aprendizaje y empoderamiento diario. Siempre es genial poder compartir con otras personas de referencia nuestras vivencias para saber que hay múltiples lecturas, diversas miradas y percepciones sobre lo que sentimos cada día. Y que todo ello nos enriquece y nos permite tomar nuestras propias decisiones con más con(s)ciencia.
Hay una historia completa por escribir, es la historia de las mujeres.
Todo ese trabajo invisible que han hecho durante siglos y no figura en ningún libro de historia en el tema de hechos gloriosos e imprescindibles.
Es una gran labor recopilar los testimonios de estas mujeres que todavía viven y nos pueden completar el relato.
Yo de mayor quiero ser yo.
Un beso
Mil gracias por tu aportación, May.
Como bien dices, ya es hora de escuchar a las mujeres y contar LA HISTORIA y sus historias de vida, teniendo en cuenta a la mitad de la población, sistemáticamente ocultada, ninguneada, cosificada…
Yo también quiero «ser yo» en un proceso permanente de aprendizaje y evolución, con mis imperfecciones y mis vulner(h)abilidades.
La denominación de «Catedrática del Sentido Común de la Universidad de la Vida» me sirve de metáfora para poner en valor los saberes y vivencias de mujeres que, a sí mismas, en muchos casos les cuesta mirarse al espejo y verse como protagonistas y lideresas de sus propias vidas (porque siempre han estado al servicio y al cuidado de toda la familia).
Mentxu,
Tendrías que conocer a mi suegra. Se jubiló de bibliotecaria y abrió una librería de viajes. Y con la excusa de documentarse, no para de patearse el mundo. Es fantástica.
Gracias por reflexionar sobre la madurez y muchas gracias por enlazar a mis Cincuenta.
Me sumo a May: de mayor quiero ser yo. Mi mejor yo, diría.
Un abrazo
Hola Neus,
¡¡QUIERO conocer a tu suegra!! Así que entre viaje y viaje por el mundo, os venís ella y tú un fin de semana por Vitoria-Gasteiz (que tiene zonas verdes, rincones y murales fantásticos para visitar) y le hago una entrevista para ser Mirada Invitada 😉
Barriendo para casa… ¿tiene blog o algún lugar en Internet donde escribe sobre sus viajes? ¿Le gustaría tenerlo? Pues nada, cuando os vengáis a Vitoria-Gasteiz, si llueve, hacemos blog y si hace nuevo caminamos y conversamos 🙂
Un abrazo muy fuerte y hasta pronto!!
Barbara, mi suegra, vive en EEUU, pero como se entere de este ofrecimiento la tienes en Victoria-Gasteiz mañana 🙂 Se lo contaré. Un abrazo
¡Muy buenas reflexiones! Conozco algunas iniciativas similares: recogida de la memoria oral de las y los mayores, para mantener todo el Patrimonio que acumulan en topónimos, saberes, etc; «Buchito de café», para que las mujeres de un municipio se reúnan, hablen, desarrollen actividades, y en fin, salgan de los límites que han tenido durante mucho tiempo.
Y me encanta que exista esa actitud positiva, porque cuando uno ve que personas que han trabajado toda su vida dentro y fuera de casa para salir adelante ellas y ellos, y sus familias, y al «final» se encuentran con escasez y restricciones, con que tienen en muchos casos que tirar de su gente otra vez, piensa que debe ser descorazonador, y es bueno que aparte de que se pueda dar eso, tengan como dices tiempo para ellas, que ya es hora.
Hola Manuel,
Muchas gracias por tus reflexiones y por las experiencias que comentas.
Sí, están apareciendo muchas iniciativas en esta línea de recuperar la memoria de las personas mayores:
– En Euskadi: http://www.ahotsak.com/ (Archivo Oral Vasco)
– Madres e hijas de la transición española: http://www.mujerymemoria.org/
– Historia de las Mujeres http://fabricadelamemoria.com/
… Y otras muchas…
Aupa Mentxu!
Me he acordado de la amoña, la ama de la ama (abuela materna para las foráneas).
Se nos fue al otro mundo sabiamente de un infarto, a los 83 años bien vividos.
Unos meses antes yo ya le veía cansada de vivir, que de eso también se cansa la gente; estábamos hablando del tema y le pregunté:
-Amoña, si tuvieras que decirlo en una frase, qué dirías que es la vida, con qué te quedas?
-Ay, hija, de la vida te llevas lo que has disfrutado!
Y así creo yo también que es la vida: una experiencia de aprendizaje y disfrute.
Ondo bizi guztiok!
Mila esker por compartir este bonito recuerdo con nosotras, Alazne!!!
Pues a disfrutar a tope cada instante de la vida, a aprender y a sorprendernos cada día, para llevarnos muchos buenos recuerdos 😉
¡¡¡Este tema me toca el alma!!! Desde niña las pregustas diabólicas de: ¿quieres más a papa o a mamá? y ¿que serás de mayor? me perseguían. Lo que pronto me quedó muy claro es que no quería vivir como mi madre y mis abuelas. No las quería como referencias de mi vida. Tuve que buscar patrones fuera del entorno familiar y muchas veces navegar a ciegas, sin ninguna referencia conocida. No quería vivir como ellas, sin poder decidir mi destino, obligada a querer y cuidar a otros. Y ese sentimiento muchas veces es sentido como egoísmo, aunque no lo es.
De pequeña quería ser mayor y ahora quiero ser de nuevo niña…
Mentxu, cuando escribes «de mayor quiero ser Catedrática del Sentido Común de la Universidad de la Vida» me das un argumento para explicar mi patrón de vida. Gracias.
Hola Idoya,
Gracias por compartir tus vivencias con DoceMiradas. Y me alegra que este post te haya ayudado a descubrir nuevas claves para tu vida. La verdad es que es genial poder tener personas cerca o lejos de las que poder aprender a mirar el mundo de maneras diversas.
Un abrazo y a seguir aprendiendo cada día 😉
[…] con Anna Freixas Farré (Barcelona, 21 de julio de 1946). Cité a Anna en mi post “De mayor quiero ser…”. Y como creo que el intercambio intergeneracional de saberes es muy enriquecedor, le propuse a […]