Mujer y Televisión ¿Un nuevo paradigma?
10/12/2013 en Miradas invitadas
Pedro Fuentes es guionista de cine y televisión. En cine ha escrito películas como Zorion Perfektua o María la Portuguesa y en televisión ha trabajado en series como Hasiberriak, Go!azen o Goenkale, serie en la que sigue escribiendo en la actualidad. También ha sido profesor de guión de series de televisión en escuelas como Artebi, Anima Eskola o Gidoi Faktoria.
Vamos a contar un cuento. A todas y todos nos gustan los relatos porque nos hacen creer en otros mundos posibles, mejores en la mayoría de los casos; nos permiten soñar con universos paralelos en los que la fantasía se hace realidad y además, qué narices, la Navidad está asomando y aunque es una época casi siempre dura donde la felicidad se torna en espejo cruel, también es tiempo de reunión y de contar historias.
Así pues, érase una vez un tiempo y un lugar en el que las mujeres y los hombres eran iguales; en el que las historias se contaban desde todos los puntos de vista posibles y no solo desde la óptica del que tenía el poder, bien fuera debido a su condición social, su raza o su sexo.
Un momento. La historia no empieza mal pero vamos a deternernos un instante antes de abordarla por completo, no vaya a ser que el cuento sirva más para esconder una problemática que para exponerla. Y es que al margen de la ficción, la realidad nos demuestra de forma obstinada que lo que pasa es exactamente lo contrario: quien tiene el poder relata el mundo. No hace falta investigar mucho para darse cuenta de ello y más aún si nos referimos al cine. Sin ir más lejos, hace unos días apareció en los medios una gráfica de la New York Film Academy que muestra de forma inequívoca que el papel de la mujer en el cine es muy menor.
La gráfica está en inglés pero es fácilmente entendible. Los números son sangrantes y deberían hacernos enrojecer. También existe otra prueba irrefutable de la presencia casi nula de la mujer en el cine y de la que se ha hablado en más de una ocasión en este blog: el famoso test de Bechdel, aquel mediante el cual se mide si una película es sexista o no en base a tres parámetros muy sencillos:
– En la película tienen que aparecer al menos dos mujeres en pantalla cuyos personajes tengan nombre.
– Esas mujeres tienen que hablar entre ellas.
– El tema de conversación no puede ser un hombre.
Gracias a este sencillo test se ha descubierto que gran parte de los films más famosos de la historia del cine no aprueban, demostrando así que la presencia de la mujer en la gran pantalla ha estado siempre supeditada a la figura masculina.
Pero hete aquí que el cine, sobre todo el que nos llega de Hollywood, está viviendo una de las mayores crisis creativas que se conocen. La mayoría de los films son remakes, segundas, terceras o cuartas partes de éxitos previos, adaptaciones de sagas literarias adolescentes o historias de superhéroes. Películas esquemáticas, donde prima la acción y donde los personajes son poco más que estereotipos al servicio de lo que ocurre en la pantalla. Es probable que estas cintas sean rentables debido a su explotación mundial y que el negocio se mantenga, pero lo que no se puede negar es que han dejado de contar historias que puedan llegar al espectador medio, que emocionen o que sorprendan mínimamente.
Y mientras esto ocurre en el cine, resulta que en televisión las series están viviendo una edad de oro. Toda la profundidad, todo el espectro de temas que interesan al ser humano, el reflejo y retrato de la sociedad que vivimos y que cualquier ficción que se precie debería ser, está siendo tratado de forma veraz por la televisión. ¿Cuál es la razón de esto? ¿Por qué está ocurriendo el fenómeno?
Decía Elvira Lindo en un magnifico artículo que las novelas sobreviven gracias a la pasión femenina por la psicología humana, por la introspección del comportamiento del ser humano. El hombre está quizá más preocupado, educado o condicionado para la acción y es por esto que parece que últimamente el cine es para los hombres y la televisión es para las mujeres.
Lo que acabo de formular es una teoría que no está en absoluto demostrada aunque sí es cierto que en términos publicitarios y de target comercial, el público más importante para los anunciantes es el femenino y seguramente por ello, la televisión se escribe y se produce para la mujer o al menos se le tiene más en cuenta que en otros ámbitos.
Tradicionalmente este interés en la mujer se ha traducido en la creación de productos supuestamente femeninos como los denostados culebrones sudamericanos o las películas de sábado por la tarde que se emiten en todas las cadenas (y que en ocasiones también son disfrutables pero esto es harina de otro costal) pero en la actualidad y en las cadenas de todo el mundo, están apareciendo productos de un gran valor y que tratan la problemática de género como no se había hecho hasta ahora. El papel de la mujer en la sociedad está cambiando y asimismo lo están haciendo los productos que se crean para su consumo.
Volvamos, ahora sí, al cuento que nos queríamos contar ¿Y si el tiempo en el que la ficción que describe el mundo desde otro punto de vista de vista ha llegado? ¿Y si el lugar en el que eso ocurre es sorpresivamente la televisión? Por supuesto, hay muchos otros factores para la emergencia del fenómeno, entre ellos la búsqueda de nichos comerciales de las cadenas por cable de Estados Unidos, que han sido las promotoras de este advenimiento. Por otro lado, tampoco hay que ser ingenuo, ya sabemos que la televisión es a menudo un monstruo creador de grandes males. Pero hoy nos toca regalarnos algo, hoy viene a cuento soñar y es por eso que vamos a repasar algunas series que nos ofrecen otro punto de vista. Series todas ellas que superan con creces el Test de Bechdel y a las que merece la pena echar un vistazo. Series que nos permiten creer en que quizá un nuevo tiempo está por venir.
Lena Dunham es la creadora, productora ejecutiva y protagonista de esta serie sobre veinteañeras que intentan buscar su lugar en el mundo y que en Estados Unidos emite la HBO. La serie transcurre en Nueva York y trata de forma desenfadada, irónica y a veces incluso cruel los conflictos de estas chicas que están empezando a vivir de forma independiente. A pesar del humor, las situaciones que se presentan son duras: se habla de acoso laboral, de sexo, de relaciones problemáticas entre chicos y chicas, de la dificultad de sobrevivir en un mundo exigente cuando no eres precisamente una top model. Temas profundos tratados con desenfado. Por otro lado es una serie curiosa, una de las pocas obras audiovisuales que no pasaría el test de Bechdel si lo aplicáramos al contrario.
The Big C nos cuenta la historia de Cathy Mathison, una mujer de 42 años a la que un día diagnostican un cáncer terminal. En contra de lo que se pudiera esperar debido a la premisa, no estamos ante una serie depresiva. Muy al contrario nos hallamos con que cada capítulo nos ofrece como regalo una alegría de vivir genuina. Gran parte del mérito lo tiene la actriz protagonista, Laura Linney, pero también la forma en la que su personaje gestiona el poco tiempo que le queda por vivir. Cathy decide no contar a nadie que se muere, por el contrario elige empoderarse, tomar las riendas de su vida y llevar a cabo todo aquello que cree que debe hacer. Nadie en su entorno la entiende, y de hecho, en muchas ocasiones piensan que está loca. Cathy solo tiene al espectador como cómplice y de esa complicidad nacen las preguntas que constantemente nos hacemos al contemplar esta maravillosa ficción. ¿Qué decisiones tomaría yo si mi tiempo se acabara? ¿Por qué no lo hago ya? ¿Cuáles son los miedos que lo impiden?
Esta serie solo tiene un “pero”, su primera temporada es excelente pero las restantes no tanto. Si alguien se quiere acercar a ella, seguro que nunca olvidará esta primera pero que se olvide de las demás.
The Fall es una miniserie de la BBC en la que Gillian Anderson, a la que todos y todas conocemos como la Dana Scully de Expediente X, interpreta a una policía de Scotland Yard que se enfrenta a un asesino múltiple de mujeres. En primer lugar, esta serie sorprende al descubrir a Gillian Anderson en un papel completamente distinto al que estábamos acostumbrados y en segundo lugar al comprobar que estamos ante una grandísima actriz, plena de matices, de miradas y gestos que consigue una composición de personaje que está en las antípodas de lo que conocíamos de ella. Pero si “The Fall” está en esta selección no es por la actuación de la actriz, es por el personaje que interpreta: la policía Stella Gibson es una mujer en un mundo de hombres de la que todos desconfían precisamente por ser buena profesional, una mujer que es criticada por comportamientos que en el hombre son reconocidos como positivos. Stella es una mujer fría y directa, que lidia con un mundo difícil y hostil pero que aún así consigue salir airosa. Una serie muy interesante y que está a la espera de estreno de su segunda temporada.
Borgen es una serie danesa que nos cuenta la historia de Birgitte Nyborg, la primera mujer en ser Primer Ministro de Dinamarca. Por supuesto, Birgitte es un personaje de ficción pero la situación que nos describe es muy real. Borgen habla de las interioridades de la alta política, de los entresijos en los pasillos del poder pero también deja mucho sitio para contar las dificultades que entraña la conciliación de la vida laboral y familiar. De cómo una mujer, que además de Primer Ministro de un país, es también madre y esposa, de lo difícil que eso es y del alto precio que a veces hay que pagar.
The Good Wife es la mejor serie que actualmente se emite en abierto en Estados Unidos. Además de una serie de abogados con sus casos semanales, siempre conectados con la actualidad, nos cuenta la vida de Alicia Florrick. Alicia es la mujer de un político norteamericano que se ve obligado a admitir en público y en rueda de prensa sus escarceos sexuales. Alicia aparece a su lado como una mujer sumisa, supeditada a la figura de su cónyuge. Tras esta humillación, Alicia se separa y se hace con las riendas de su vida. Hasta el comienzo de la serie había vivido como ama de casa y se había dedicado a criar a sus hijos dejando de lado su carrera profesional pero ahora no tiene más remedio que ponerse a trabajar y lo hace retomando su profesión de abogada en el bufete de un antiguo compañero de clase. Alicia empieza desde cero en la firma, casi como una becaria, pero a pesar de los titubeos iniciales, pronto va cogiendo experiencia y sobre todo, confianza.
The Good Wife es una serie compleja y así también su protagonista. Alicia es contradictoria, una mujer que intenta deshacerse de las cadenas que una sociedad machista le impone y que cada vez que consigue un logro no puede evitar sentirse culpable, razón por la cual a veces da pasos atrás. Como la protagonista de Borgen, tiene grandes dificultades para conciliar su vida laboral y familiar y de hecho nunca sabe si lo que hace es correcto o si en lugar de hijos está criando unos monstruos. Una serie muy interesante y que, como su protagonista, crece con cada nueva temporada.
Hasta aquí el relato de estas series. Quedan muchas en el tintero. Algunas tan interesantes como “Orange is the new black” donde nos cuentan la vida de una cárcel de mujeres en tono de tragicomedia. Otras de género como Homeland o Damages donde la protagonista también es una mujer o las más cercanas como Isabel o El tiempo entre costuras. No sé, si como he intentado argumentar, la televisión es el terreno de la mujer en contraposición al cine; ni siquiera yo estoy seguro de ello pero mi intención con este artículo es abrir un debate y aquí están los primeros argumentos. Nos vemos en los comentarios.
Colorín, colorado.
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Hola, Pedro. Me ha gustado mucho tu artículo. Te cuento varias cositas que se me iban ocurriendo según lo leía.
En Hollywood también hacen películas «de chicas». Lo que pasa es que de antemano se sabe que la taquilla no va a ser la misma, pues se supone que las chicas van con los chicos a ver películas «de chicos», pero al revés no sucede.
En cuanto a series de televisión, me gustaría citar dos, también americanas: «Sexo en Nueva York» y «Las chicas de oro». Cada una en su estilo, claro, te sumergían en universos femeninos alejados de lo convencional.
Se me ocurre también que la gran novedad de estas nuevas series es que tienen mujeres guionistas. Yo creo notar su mano en algunos episodios.
Bueno, enhorabuena por tu post, gracias por descubrirme series que no conocía (alimento espiritual para el invierno) y seguimos conversando.
Hola Noemí! En primer lugar, gracias por leer el artículo. En cuanto a las series que comentas, no conozco demasiado «Sexo en Nueva York» (más abajo hablaré de ella con María) pero «Las chicas de oro» la seguí y me encantaba. Pudiera haber estado perfectamente en esta selección porque además de contar una historia desde el punto de vista de la mujer, lo hace ilustrando un colectivo aún más defenestrado como es la tercera edad. Podríamos hablar de la invisibilidad de este colectivo, de su infantilización, del desdén con el que son tratados. «Las chicas de oro» contaba sus historias de mujeres en el ocaso de su vida pero lo hacía con dignidad, además de divertirnos, claro, que siempre está muy bien.
A mí me convence bastante tu teoría, Pedro, creo que observo lo mismo que tú. He descubierto Borgen y The Fall gracias a tu post, las dos con muy buena pinta. Noemí, de las que citas, he comprobado que Sexo en Nueva York es una serie muy odiada por la gran mayoría de los hombres. No es que no les guste y no la vean, es que la odian. Las mujeres que retrata la serie les parecen algo así como el anticristo. Les da tanta rabia que me da la risa.
Respecto a las películas norteamericanas me llama la atención que últimamente abundan los personajes de mujer que no trabajan fuera de casa. Me choca porque las películas que veía de pequeña y jovencilla eran todo lo contrario. En ellas veíamos a mujeres independientes que trabajaban, eran un espejo en el que mirarse, cuando aquí escaseaba ese modelo de mujer. De series, ahora mismo sólo caigo en Modern Family, que me divierte mucho, pero ninguna de sus protagonistas femeninas trabajan. Juega con el humor que brindan unos personajes estereotipados tanto de mujeres como de hombres. ¿Y es una familia moderna? Pues lo llevamos claro.
Una de mis series favoritas era Doctor en Alaska. Últimamente he vuelto a verla por aquello de la nostalgia y porque tenía curiosidad por ver qué tal resistía el paso del tiempo. Y bueno, reconozco que no me gusta tanto como entonces, pero que sigue teniendo algo especial: los personajes, ese punto filosófico y surrealista de Chris, Ed, de todos… el doctor Fleischman, Maggie, la protagonista femenina, una piloto independiente y con carácter… ¿Qué tal aguantaría la serie estos test de los que hablamos ahora? Yo creo que extraordinariamente bien, ¿no? A veces me imagino pasando unas vacaciones en el Cicely de la serie. Creo que me encantaría.
Hola María! La verdad es que no puedo hablar de «Sexo en Nueva York» porque no he visto ni un solo capítulo, pero es cierto que nunca me atrajo. En principio y desde el desconocimiento, me daba la sensación de que es una serie cargada de tópicos y estereotipos, pero solo es una sensación. Como no hay mejor remedio para la ignorancia que la información me gustaría saber tu opinión como mujer ¿Te gustaba la serie? ¿Te parecía que trataba los temas de la mujer desde una óptica adecuada? ¿No abundaba en los tópicos machistas de mujer solo preocupada por lo estético y lo accesorio? ¿No ponía demasiado el acento en una dialéctica hombre – mujer que estaría bien superar?
Hola Pedro
Un buen artículo.
No se . No entiendo nada de series. No conozco ninguna de las que hablas; jeje; me he hecho viejo sin evolucionar. Si veía las chicas de oro y doctor en Alaska y me gustaron. No así sexo en nueva York, pero no la odio. Nunca me gustó ( lo poco que ví)
Tampoco me gustan los gimnasios femeninos ni los colegios y peluquerías unisex ( ni estos nuevos hoteles que no aceptan niños).
Que el artículo me parezca bueno no es óbice para que lo comparta. ¿Realmente creéis que la mano de mujer u hombre se nota en productos cinematográficos? Poned nombres y apellidos de hombres y mujeres que conozcáis a vuestras afirmaciones y quizás no esté tan claro, no?
Hablaba yo a menudo del peligro del tópico con un amigo ( que si el andaluz vago y así ) y tengo la sensación de que no lo superamos. Además como hombre ( lo de «de acción» no suele ser para tanto ) he de romper una lanza por mi sexo. Hombre= peli de acción mala = futbol = … buuuufff. La mujer sumisa que lo acompaña,… No se. Todo matizable.Veré tus series y ya te diré. Gracias por el artículo
Hola, Javi. Matizo: mujeres guionistas que hablan de mujeres de verdad.
Lo que no superamos es el sexismo. Las cifras cantan. Y este blog lo hemos pensado para superarlo. Pero antes habrá que explicitarlo. Con obviarlo, no hacemos nada.
Hola Javi, gracias por tu aportación y por abrir un nuevo debate. También en Twitter se me pregunta si se nota la mano de LAS guionistas en las series de TV. Tengo que decir que a mí no me importa quién escriba las historias, si es hombre o mujer. Creo firmemente que un hombre puede escribir la historia de una mujer, exactamente igual que una mujer lo puede hacer con la de un hombre. Como guionista, como escritor, como creador de historias y personajes tengo que ser capaz de ponerme en la piel de hombres, mujeres, niños, ancianos, pero también en la piel de atletas, de políticos o de astronautas y que eso coincida con mis circunstancias personales creo que no añade ningún valor, aparte del publicitario. A veces se escribe mejor desde la distancia que te da observar una problemática desde fuera porque eso te aporta distancia y objetividad.
Lo importante, pienso, es que la persona que escriba tiene que tener capacidad de empatía, tiene que investigar, documentarse, escuchar diferentes voces y a partir de ahí crear la obra. Que haya pocas mujeres en la industria, que se les haya dificultado el acceso o que su punto de vista no haya sido tenido en cuenta creo que tiene más que ver con cómo está montada la sociedad, pero los procesos de creación y el arte deben ir por otro lado.
Ahí si que puedo estar más de acuerdo. No quiero ofender a nadie con mis planteamientos y si es así se me dice que otras cosas tenemos todos ( no pongo el todas porque no comparto esa estética y también lo disculpáis si es ofensivo ) para hacer en la vida.
El león macho comparte mi masculino sexo pero creo que cualquier mujer entenderá mejor mis sentires y mis angustias que éste número uno de la acción. Acaso los personajes masculinos de Emili Brónte , Virginia Wolf, Lucia Etxebarria,… ¿Tienen taras? ¿Están sesgados?¿Tan cuestionable es la capacidad empática del autor tanto hombre como mujer en el proceso creativo? ¿No basta con un «obra buena- obra mala» sin tener que meter la trinchera de la lucha de sexos con calzador en cada bocanada de aire?
Quizá sea cierto, Noemi , que no hagamos nada con obviarlo, pero tampoco creo que la sobredimensión ayude. Sin más no creo que sea foro de discusión. Disculparme de nuevo.
Pues sí, Pedro… Estoy totalmente de acuerdo con el punto de vista que ofreces… y respecto a las series que mencionas… a ver si tengo un hueco para conocerlas… que normalmente (o desgraciadamente) sólo llegan a nuestros oídos las series más… digamos «conocidas o populares», pero las que presentas tienen buena pinta.
En principio, no estoy de acuerdo con clasificar la literatura o la producción audiovisual como «femenina», o no… Si un escritor o guionista escribe una obra delicada se elogia su sensibilidad, y en cambio si la creadora del mismo tipo de producto es mujer… se le tacha de «sensiblera».
Menos mal que todavía hay hombres (espero que cada vez más) con tu sensibilidad… Me pondré a indagar en las series que comentas junto a mis hijas y ya te diré…
Por cierto… ¡encantada de conocer vuestro blog!
Gracias Itziar, por leer la entrada y por tus palabras!!
Por cierto Pedro, si antes hablas de la Primera Ministra de Dinamarca (serie Borgen mencionada en tu post)… Vaya días llevamos con los comentarios machistas en los medios de comunicación a propósito de las ‘anécdotas’ del funeral por Mandela. El asunto está agitando el debate entre las Doce Miradas.
Hola Pedro:
Comparto opiniones contigo. Me gusta lo que dices y cómo lo dices. ¿dónde más te puedo leer o seguir?
Gracias.
Hola Idoya! Gracias por lo que dices. En cuanto a dónde seguirme, lo cierto es que no tengo una gran presencia pública. Gracias a Doce Miradas, este es uno de los primeros artículos que he publicado. Mi cuenta de Twitter es @pedro_fuentes pero no soy muy activo en esta red!!
Ya te sigo….
Pedro, enhorabuena por tu artículo y por la parte que me toca, gracias por sumar tu pluma a este proyecto. Apuntar que como consumidora de series, coincido en que “The Good Wife” es de lo mejor ahora mismo, aunque yo casi soy más de Diane ;), y añadir que me ha hecho inmensa ilusión encontrarme con “Doctor en Alaska” en los comentarios. Top 1 en mi corazoncito y aunque como dice María Puente, no sea lo mismo vista con el paso del tiempo, esa serie nació siendo un clásico y para mí al menos, el simbolismo de Cicely es del pelo del de Macondo.
Respecto a tu teoría, coincido en que las series viven días de vino y rosas frente al momento crítico por el que pasa el cine. Proliferan las series con excelentes guiones y maestría para tallar a sus personajes, definir sus psicologías, fobias, anhelos… Y como espectadora crítica, creo, de hecho, que si productos como “Downton Abbey”, “Homeland” o “Masters of Sex” consiguen mantenerme sentada capítulo tras capítulo, es por su riqueza de personajes, entre los que muestran mujeres llenas matices y relieves y perfectamente posibles en la vida real. Sí que creo que el hecho de que haya mujeres guionistas puede ayudar a que esto sea así (estadísticamente al menos es lo que sucede cuando quienes escriben las noticias son reporteras). Sin embargo, coincido contigo y con alguna otra voz más arriba en que, como todo, es una cuestión de voluntades y sensibilidades. Pensar si no en Tolstoi haciendo nacer a Ana Karenina.
Gracias por tu comentario Ana. En The Good Wife también me gusta mucho Diane y cómo no, la enigmática Kalinda. El éxito de esta serie no está solo en el personaje de Alicia Florrick sino en todo el universo que han conseguido crear tanto de personajes fijos como secundarios.
En cuanto al debate al respecto de la importancia o no de que detrás de estas obras haya mujeres guionistas, sí creo que su incorporación a la profesión ha ayudado para que los temas de la mujer tengan una mayor presencia en pantalla. Lo que yo reclamo es la capacidad de cualquier persona para escribir sobre cualquier tema. Si hablamos del mundo de la creación, de la ficción creo que más importante que el género de quién escribe es que la persona que lo haga esté dotada de sensibilidad, de capacidad de observación, de empatía y de preocupación por el ser humano.
Para acabar y aunque no tiene ningún valor estadístico porque la muestra es muy pequeña, sí quiero acabar ilustrando este tema con la enumeración de los autores o autoras que están detrás de las series que he mencionado. Son los productores y productoras ejecutivas de las mismas ya que en el modelo de televisión anglosajón, a quien crea la historia se le nombra así.
Girls: Lena Duhnam (mujer)
The Big C: Darlene Hunt (mujer)
The Fall: Alan Cubitt (hombre)
Borgen: Adam Price (hombre)
The Good Wife: Ribert y Michelle King (hombre y mujer)
Como he dicho, no tiene ningún valor científico pero me reconcilia comprobar que en este caso se cumple completamente con la paridad.
Jajajaja, Pedro; has tenido suerte