Estar a la altura

24/05/2016 en Miradas invitadas

ZuriñeGarcia

Zuriñe García, jefa de cocina del restaurante Andra Mari de Galdakao, Bizkaia. Una estrella Michelin.

 

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Os voy a contar brevemente cuál ha sido mi trayectoria laboral. Hace unos diecisiete años empecé a estudiar cocina en la Escuela de Hostelería de Galdakao. Estuve allí dos años, mientras trabajaba también en una panadería. Terminé haciendo las prácticas en el mismo restaurante Andra Mari. Recuerdo que tenía muchísimas ganas de trabajar y muchísima ilusión. En aquella época no había tantos restaurantes y hacer las prácticas allí era un lujo y un privilegio. Acabé las prácticas, conseguí hacerme un hueco en la plantilla y he permanecido en ella desde entonces.

Es cierto que no he podido conocer otras cocinas, pero he tenido la suerte de ver pasar a mi lado a grandes y muy buenos cocineros, como José Miguel Olazabalaga, Andoni Arrieta o Eneko Atxa; y, sobre todo, he tenido la suerte de poder aprender muchísimo de todos ellos.

Desde hace seis o siete años soy la jefa de cocina del Andra Mari. Soy la primera mujer jefa de cocina que ha habido en este restaurante. Es todo un honor, pero también es un reto que da mucho miedo, miedo de no estar a la altura. Y esto me lleva a preguntarme de dónde viene ese miedo, por qué lo he sentido, si yo me esfuerzo y trabajo igual que cualquiera en algo que me gusta muchísimo.

Tengo conmigo un equipo muy bueno. Hemos estado en muchísimos eventos, hemos viajado, hemos cocinado al lado de otros grandes cocineros… Apostamos por ello.

Cuando Doce Miradas me propuso participar en la celebración de su tercer aniversario, decidí colaborar con ellas porque coincido con su forma de pensar sobre el papel de las mujeres, no solo en la cocina profesional, sino en todo espacio laboral.

Mi pregunta es: ¿por qué no? ¿Por qué las mujeres capacitadas no van a hacerse un hueco en un mundo de hombres? Es un quiero y no puedo, un quiero y no me dejan o algo, supongo, más complejo.

Esa es la reflexión que me hago cuando me preguntan (y lo hacen a menudo, además) cómo me siento entre tanto hombre. Entiendo que desde fuera se vea así, pero mi punto de vista es distinto, porque llevo toda la vida trabajando entre hombres; estoy tan acostumbrada que me parece normal, así que acabo siempre respondiendo que me siento igual que ellos, ni mejor ni peor, y que siempre me han tratado bien.

Para acabar, quiero agradecer a Doce Miradas que pensaran en mí para formar parte de este evento. Espero que os guste mucho mi sopa. ¡Ánimo, chicas! Seguro que estaremos a la altura.

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Somos mujeres. Somos personas. Gente con sueños que imagina una sociedad diferente. Gente que reclama un espacio común para mujeres y hombres que sea más justo y equilibrado. Y después de mucho cavilar, somos doce mujeres con ganas de trabajar para lograrlo. ¿Quieres saber quiénes somos?.