Zapatos y coches
28/04/2015 en Miradas invitadas
Ana Saratxaga @Mookyana. Soy ingeniera por vocación porque me ayuda a entender el mundo, y dedicada a la automoción por pasión y casi devoción. En su momento tomé la decisión de no ampliar mi familia por dedicarme a mi carrera, y después reorienté mi carrera para poder dedicarme un poco más a mi familia. Hoy peleo para que ninguna otra mujer tenga que enfrentarse a esas decisiones. Mis obsesiones son la participación femenina en el deporte popular como forma de visibilización y empoderamiento de las mujeres; y sobre todo, incrementar la capacitación científico tecnológica de las niñas y jóvenes para que puedan inventar, diseñar y construir el mundo del Siglo XXI.
Me gusta mirar los zapatos de la gente, porque son un buen reflejo de la sociedad en la que vivimos: altos, bajos, coloristas, discretos, cómodos, estilosos, eternos o de última moda nos demuestran la riqueza de la sociedad en la que nos movemos.
Lamentablemente en mi trabajo no hay apenas variedad. Los zapatos masculinos me tienen rodeada cuando miro alrededor, y eso reduce la riqueza de nuestro trabajo, porque falta en gran medida la aportación femenina, con enfoques diferentes que aporten su granito de arena en los proyectos en los que trabajamos.
Quiero convencerte, a ti que andas dando vueltas a qué estudiar cuando acabes Secundaria, que te plantees estudiar una de esas carreras con nombres que intimidan, asustan o aburren, depende del caso: Ciencias, y específicamente, Ingeniería.
Ingeniería viene de ingenio, de buscar la forma de hacer algo que requiere una combinación de invención, conocimiento y método de trabajo.
Para mí y la mayor parte de las mujeres que conozco que se dedican a esto, la ingeniería es nuestra forma de entender el mundo, cómo funciona. Viene bien saber cómo funcionan los infinitos mecanismos que nos rodean, bien sean aviones, coches, carreteras, teléfonos móviles, ordenadores o televisiones. Ésa es una de las principales ventajas de la ingeniería, puedes trabajar en prácticamente todas las áreas: desde las de la industria pesada hasta la industria más fashion.
Como valoración inicial, te propongo que compruebes si tu personalidad contiene estos rasgos:
a) Insistencia hasta el agotamiento: Si, esa capacidad de insistir hasta que consigues alargar el horario de vuelta a casa, o cuando consigues convencer para que te compren ese capricho especial.
b) Negociación infinita: Intentar entender otros puntos de vista, discutir si no estás de acuerdo, volver a intentarlo, revisar los matices de cada punto de vista y conseguir finalmente llegar a acuerdos. Seguro que tu ama, tus amigas y amigos me dirían que eres una gran negociante, cuando quieres salirte con la tuya, ¿verdad?
c) Trabajo en equipo: Nada que no hagas todos los días, para cualquier trabajo de clase, para cualquier actividad deportiva que practiques, para cualquier plan que tengas.
d) Dar la vuelta a la tortilla: Si la realidad vista desde un punto de vista no te convence, le das la vuelta, lo miras desde otro punto de vista, y con otra perspectiva. Hasta que consigues que encaje. Basicamente, es lo que haces con la elección de tu ropa cuando sales, o cuando tienes un plan fantástico al que te dicen que no e insistes de otro modo, con otros argumentos.
e) Reirte de ti misma: Si intentas algo que no has hecho nunca, y por supuesto no te sale a la primera. Cuando repites algo que haces de memoria, y metes la pata por confiar en exceso.
f) Jugar con los números, para que cuadren. Esos malabares económicos-financieros que tienes que hacer para que la economía llegue para pagar el móvil, tomar algo, ahorrar para algún viaje, comprar, etc.
Espero que a estas alturas del test, te hayas dado cuenta de que esas capacidades te van a servir para la vida, hagas lo que hagas: medicina, peluquería, periodismo, música o antropología. Da igual el estudio o la actividad, las aptitudes básicas son comunes para todo.
Te prometo que las capacidades que necesitas tener para ser una gran ingeniera, matemática, bióloga o arquitecta son las mismas que necesitas para ser una gran “lo que tú quieras”. No te creas esas leyendas urbanas de super-woman, o coeficientes increíbles. Nada que ver con la realidad. En ciencias, las mujeres somos normalitas, de verdad. Como tú.
Ahora que sabes que puedes, querría repasar las razones por las que aún no hemos conseguido romper ese techo de cristal que nos aleja de las carreras de ciencias. Me encantaría tener la clave, pero de momento solo tengo algunas pistas, y algunas áreas en las que los y las experto@s están trabajando actualmente.
Probablemente el problema que aleja a las niñas de la ciencia se genera al principio de la etapa formativa, cuando tienen los primeros acercamientos a las matemáticas y al mundo abstracto.
Sostengo la teoría de que “de madres de ciencias, hijas de ciencias”. Si en el patio oyes a una amatxu quejarse de los problemas de matemáticas, probablemente la siguiente generación será de letras. Y ya tenemos una capa más en ese techo de cristal.
Si cuando una chica coge un destornillador para intentar arreglar “algo” se lo damos a su hermano, también mantenemos ese techo de cristal.
Si viene manchada hasta la coronilla porque ha intentado construir “un cohete”, “un coche” o una casa en el árbol, o hacer cualquier experimento con lo que se le haya ocurrido, y le cae una buena bronca, o incluso le decimos que eso “es de chicos” seguimos manteniendo y engrosando ese techo de cristal.
Esas barreras iniciales van cayendo cada vez a mayor velocidad, la sociedad va madurando y rompiendo poco a poco esos prejuicios. Sin embargo la presencia femenina en las áreas científicas es lamentablemente baja todavía.
Si revisamos específicamente la presencia femenina en la industria de automoción tenemos que considerar el ciclo de vida completo: diseñar, fabricar, vender y mantener los coches requiere de gente con formaciones muy diversas, trabajando en áreas muy diferentes y aportando puntos de vista complementarios hasta conseguir toda esa variedad que de cochecitos, coches y cochazos que ves en las calles, los medios o internet.
Las mujeres también estamos metidas en ese mundo, casi desde el principio de la historia del automóvil. Una abuelita me decía hace tiempo que las mujeres hemos dado un gran paso en el siglo pasado: Desde ser invitadas ocasionales en los coches, normalmente en el asiento trasero, a conducirlos. Es cierto, fue un gran paso, pero no es en absoluto suficiente. En algunas áreas de automoción la presencia femenina es un hecho consolidado: Calidad, Logística, Compras, Comercial, Marketing y muchas otras. Hay muchas mujeres con mucha y muy buena formación trabajando en la industria del automóvil.
En ingeniería nos sentimos más solas. Cuando vamos a las centrales de ingeniería, al corazón del diseño de los coches de cualquier fabricante de automóviles, nuestros zapatos están casi siempre rodeados de zapatos masculinos. Todavía se ve muy poco tacón, muy poco color y eso hace que nuestros coches no sean aún perfectos. Si somos la mitad de la sociedad, debemos aportar la mitad del valor, y no lo estamos haciendo.
Te invito a que te des cuenta de que puedes diseñar los coches del futuro, que puedes aportar tus ideas para que los motores sean más eficientes, los coches consuman menos, sean más seguros, nos protejan mejor en caso de accidentes, tengan nuevas posibilidades de conectividad, se muevan con nuevas y mejores energías. Tenemos que romper esa frontera que hace que hablar de diseño de coches sea todavía un mundo masculino.
Si nunca te ha apetecido meterte debajo de un coche, o si al abrir el capó te has sentido como delante de un jeroglifico egipcio, ten en cuenta que cualquiera de tus compañeros han tenido la misma sensación la primera vez que lo han hecho. La única diferencia es que ellos se enfrentan sin miedo, sin prejuicios y suponiendo que lo van a hacer bien. Si tú piensas lo mismo, también lo harás bien, pruébalo.
Te necesitamos, en ingeniería en general y en automoción en particular. Los números de nuestra industria son aún abrumadoramente masculinos.
Este problema ocurre en todo el mundo, en prácticamente todos los países de nuestro entorno comparten el diagnóstico: nos faltan mujeres de ciencia, y específicamente nos faltan mujeres ingenieras. Todavía no hemos entrado en algunas áreas en número suficiente, seguimos siendo una excepción frente a otro tipo de profesiones en las que la presencia femenina es mas equitativa.
Me gustaría convencerte de que va a merecer la pena, de que tienes futuro aquí, con nosotras. Queremos ver tus zapatos con los nuestros, en una de las industrias que mueve el mundo, diseñando los coches del siglo XXI,¿ te animas?
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Yo también ingeniero desde hace más de 20 años, rodeada siempre de zapatos oscuros con cordones, golpeo ese techo sin miedo a romperlo y que me caigan los cristales encima… porque seguro que antes habré pensado en cómo hacer que se rompa sin que nadie se haga daño. Por ser ingeniero y ser mujer. Bienvenidas a un mundo sin límites y tan apasionante como queramos.
Otra forma de mantener el techo de cristal es decir que una señora es ingenierO. No. Es ingenierA.
Que pena Ana! Por lo que dices, hubiera sido una ingeniera estupenda! Me ha encantado el articulo! Un abrazo.
Ingeniera Aeronáutica desde hace 18 años. Cuando la gente se entera ponen cara admiración y sorpresa. Muchas veces me pregunto si la reaccion sería la misma si yo fuera hombre, creo q no… desgraciadamente ser mujer e ingeniera aeronáutica aún sorprende. Si mi hija decidiera ser ingeniera espero q no se encuentre con las mismas caras de admiración, eso indicaría que las cosas han mejorado
Ana, yo soy ingeniero, teleco en concreto, de esos los de los zapatos negros. Pero firme defensor de que se necesitan muchas-muchas ingenieras para que el mundo funcione mejor. Esta sociedad no puede permitirse no utilizar (o despreciar) ese 50% de diversidad que aportáis. Por el bien de todas. Y de todos. Triste techo de cristal al que tenemos que seguir golpeando para que desaparezca.
Me ha encantado tu artículo. Muy bien planteado. Gracias!
Hola Ana. Yo no soy ingeniero aunque por mi trabajo (abogado) conozco bastante, alguna parte al menos, el mundo de la automoción. No puedo estar más de acuerdo con muchas de las cosas que dices. Pero sobre todo con una, que además es aplicable a cualquier sector o profesión (incluida la mía) «Si somos la mitad de la sociedad, debemos aportar la mitad del valor, y no lo estamos haciendo». Incluso más, diría yo.
ingeniería viene de máquina. En inglés engine. No de ingenio
Pero tanto «engine» como «ingenio» vienen del latín «ingenium». La raíz es la misma.
Si las mujeres representaran el 50% del cuerpo de ingenieros de una industria, esta no sería necesariamente mejor ni peor. Las ingenieras no tienen capacidades superiores, ni siquiera distintas a la de los ingenieros. No piensan de forma más eficiente, ni son más innovadoras ni más trabajadoras que sus pares varones. Todos esto no es más que basura ideológica para defender que la participación de las mujeres en cualquier actividad produciría una mejora. Si fuera así, podríamos decir que la administración o la educación en España, que funciona de puta pena, sería mucho mejor si hubiera un 50% de hombres. La vida está llena de renuncias, y no se puede ser un crack sin renunciar a disfrutar de pleno de la familia. Jodido pero cierto.