Más allá hay dragones
18/06/2013 en Doce Miradas
«Hay pocas cosas tan ensordecedoras como el silencio». No lo digo yo, lo dijo Benedetti. Que yo soy muy de citas. Como Montaigne, suelo utilizarlas para expresar mejor lo que pienso; me permiten situar y condensar pensamiento. Entrañan esencia y casi siempre son el reflejo de algo más grande. En todo caso, yo añado al haiku del poeta que hay pocas cosas tan ensordecedoras como el silencio de las mujeres (y tan poco naturales).
Cuando navego buscando alguna cita, suele costarme encontrar pensamiento femenino. Un día llegué así a la revelación nº 1: “apenas hubo expertas en el pasado que ocuparan la esfera pública”. Filósofas, matemáticas, científicas, políticas. Mujeres con algo que decir o alguien que las escuchara. La desproporción es tan abrumadora que parece que la Historia del Pensamiento hubiera jugado a esquivarnos. Me cuesta, de hecho, creer que seamos la mitad de la humanidad y madres de la humanidad al completo. Entender por qué desde que poblamos la Tierra —hace unos 200.000 años, según dicen— nos ha dado siempre más sombra que sol. Poco hemos lucido para el brillo que tenemos… Pero, vale. Construyamos. ¿Qué hay del presente?
Parece que todos, mujeres y hombres, tenemos ya nuestro papel en el gran teatro, ¿no? (Gracias por esta oportunidad que me han concedido…). Las mujeres podemos hoy día acceder allí donde queramos (soy algo cándida, lo sé), así que es comprensible que sean muchos quienes opinan que tras el voto y la incorporación masiva a la universidad y al mercado laboral, es sólo cuestión de tiempo que acabemos con las desigualdades a la hora de compartir turno de micrófono. Al menos en la parte privilegiada del mundo. “Tengan paciencia que todo se andará”, dicen. “Dejen que organicen manos más rápidas”, digo yo.
Admito, en realidad, que mi propia beligerancia sobre la cuestión ha ido creciendo. Que hasta ahora me tocaban más otras injusticias. Quizá por eso me gustó leer hace poco que Simone de Beauvoir —a quien imaginaba balbuceando proclamas sobre los derechos de la mujer desde la cuna— tampoco comprendió el alcance de su condición hasta cumplir los 40. Sumando la lógica y la experiencia, he concluido que esto que me sucede va a ser entonces cosa de la edad. Cumples años y el gin-tonic está rebueno de pronto, las arrugas ya no se borran con una siesta y, de la noche a la mañana, hay cosas que tu estómago no tolera más.
Así que va a ser cosa de la edad eso de acudir a un evento y no poder evitar que tus dedos cuenten por libre a los intervinientes: 21 hombres, 1 mujer; 11 hombres, 1 mujer; 42 hombres, 5 mujeres… Lo de implorar que este año no haya sólo corbatas en los diferentes premios a la “empresa vasca”. Lo de patalear al saber que ese museo que conoces bien no ha dedicado ni una sola muestra a una artista femenina en los últimos 10 años (y tú en la inopia). Cosa de la edad entonces lo de gruñir al saber que el próximo evento sobre la banca “con una mezcla de actores que reconoce la diversidad”, sólo contará con 1 mujer entre 17 hombres. O lo de revolverte al averiguar que una exposición de 46 ilustradores y humoristas recorre el país dando ejemplo sobre los derechos humanos sin el trabajo de una sola mujer. Si bien es cierto que el título les ha quedado logrado: “¿Todavía?” ¡Todavía hay silencios que son clamorosos, sí!
De modo que, por lógica de nuevo, llegaríamos a la revelación nº 2: “apenas hay mujeres expertas en el presente que ocupen la esfera pública”. Tan raras como son las perlas que se suben a la tarima para compartir conocimiento; las que son referente y modelo para las que vienen por detrás. Que ya se sabe que es más fácil desear ser lo que vemos que lo que hay que imaginar. La experiencia vivida me lleva, sin embargo, a cuestionar esta revelación, así que abrimos corchete con 3 opciones:
(A) Efectivamente, no las hay (expertas).
(B) Se esconden.
(C) Escasean los esfuerzos para buscarlas con el ahínco que el reto merece.
En lo que a mí respecta, me cruzo con profesionales valiosas cada día. En una proporción similar a la de hombres al menos. Me cruzo con ellas en el trabajo, en el parque o en el súper… Y aunque a menudo van corriendo, es un correr apresurado, de quien corre porque no le da la vida. No de quien se esconde. Así que no tengo dudas. Yo me quedo con la “C”. Y como soy la de las revelaciones, corrijo la nº2 que ahora quedaría así: “el número de expertas que adquieren visibilidad en la esfera pública no se corresponde con la realidad del ámbito laboral”.
Es entonces cuando las preguntas se atropellan ¿Hasta qué punto somos conscientes de la trascendencia de esta invisibilidad? ¿Dónde miran las instituciones y cómo es posible que dinero público acabe subvencionando muchas de estas reiteradas injusticias, para financiar a continuación políticas que promueven la igualdad? ¿Dónde miran los hombres? ¿Cómo apoyan a sus mujeres, hijas, amigas, hermanas? ¿Cuentan también con los dedos? ¿Y nosotras? ¿Dónde miramos nosotras? ¿Es este silencio un síntoma? ¿Relacionamos la falta de reconocimiento profesional con otras tantas injusticias de mayor calado? ¿Tendrá algo que ver con la predominancia de expertos masculinos (80%) en los medios de comunicación? ¿Y qué hacen los medios para remediarlo? ¿Y nosotras? ¿Pensamos en ello cuando nos ofrecen sacar la cabeza y decimos “no”? ¿Es falta de confianza? Si lo es, ¿en qué se basa? ¿Son acaso ellos perfectos? ¿No sabemos ya que si no encontramos el valor dentro, rara es la vez que llega de fuera? Además, ¿quién dijo perfección?
Y para terminar, la pregunta más seria de todas ¿No viene siendo hora ya de abrir este debate? ¿De encontrar puntos de encuentro entre excusas, realidades y anhelos para mejorar la foto de la esfera pública? No sólo porque el resultado final sería más justo, que la justicia no está muy en boga… Si no porque el resultado sería mejor. Que un evento compensado es mejor que uno esquinado. Igual que, a la postre, una sociedad equilibrada será necesariamente mejor que una que se cierra a la diversidad, reservando poder y decisiones a los Caballeros de la Mesa Redonda. Hombres y mujeres estamos hechos para convivir. Compartir. Somos complementarios. Los unos nos enriquecemos a los otros. Compartamos entonces cuando no hay muros lo que ya nos damos tras nuestras cuatro paredes. Compartamos voz.
Cuenta el personaje de ella en Memorias de África que cuando los descubridores llegaban al límite del mundo, escribían: “más allá hay dragones”. Quizá nos parezca que estamos en los confines. Cierto que nunca antes llegamos tan lejos, pero todavía queda trecho. Y si los sueños no nos asustan siquiera un poco, es que no son lo suficientemente grandes… ¿Quién dijo miedo?
Y ahora, la gran soñadora. Miss Nina Simone canta “I wish I knew how it would feel to be free” (no se pierdan el final).
Ana Erostarbe
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Muy de acuerdo con el post. Has puesto Innova y los Naukas como ejemplo de invisibilidad pero en este mismo año y en Bilbao ha habido un EBEuskadi y un Sherpa Summit, ambos con jugosas aportaciones públicas, donde la transparencia de las XX era notoria. Eso sí, puede que en el mundo algo esté cambiando: ayer mismo la NASA elegía entre más de 6000 candidatos y candidatas a astronauta a 8 personas, 4 hombres y 4 mujeres, con curricula impresionantes http://www.microsiervos.com/archivo/ciencia/nasa-anuncia-seleccion-de-ocho-nuevos-candidatos-a-astronauta.html
Mucha razón, MiKeL. Gracias por comentar y apuntar. Los ejemplos posibles eran unos cuantos, sí. No valoré los patrocinios a la hora de escogerlos, pero es cierto que el hecho de que haya dinero público detrás los hace particularmente sangrantes por aquello de la falta de coherencia. Sobre el ejemplo que comentas, teniendo en cuenta que a veces parece que andamos hacia atrás, alegra ver un poco de variedad y de avance… Y por lo que leo los 8 tendrán que ir abriéndose cuenta en Twitter. Definitivamente, nuevos tiempos.
Yo también me como los hígados con estas cosas. He escrito varias veces en mi blog de ello y he tratado de hacer ver lo que muchas veces nadie parece mirar. Y dicho esto… convivo con una permanente contradicción. Me muevo en un mundo mayoritariamente de hombres. Y, claro, supongo que cierta responsabilidad debo tener.
El caso es que el 5 de julio organizamos un encuentro en la Universidad de Deusto -eso sí, privado y sin un duro de financiación pública- en el que figuramos 9 hombres y una mujer. Apunta otra para tu lista, Ana: 9-1, otra goleada.
Cierto que quiero pensar que es un caso diferente, que hay mujeres en nuestro entorno de consultoría, muchas y muy profesionales, pero que, por la razón que sea, no se han querido sumar a una película que llamamos #redca y que se montó hace tiempo. Es un asunto marginal que no se mueve por las grandes pantallas, pero que ahí sigue.
En fin, voy a ver si mañana mismo escribo algo en mi blog sobre esta tremenda contradicción en la que me estoy moviendo. Tu artículo sirve para continuar haciéndonos preguntas. Ánimo. Llegarán las respuestas para que todo se vaya enderezando. Digo yo, ¿no?
Saludos.
Kaixo, Julen! Veo que a pesar de que he tratado de ser comedida, se me ha notado el pique 😉 No sé bien qué decir a lo que planteas, la verdad. Somos muchas las personas que coincidimos en que cuando te quejas públicamente por la falta de equilibrio en los programas de los eventos, la respuesta más habitual suele ser “lo hemos intentado”. Yo soy más bien cándida, así que tiendo a creer que así ha sido. La cuestión es quizá si se ha intentado con el ahínco debido. En efecto, parece evidente que son más las trabas a la hora de encontrar ponentes femeninas, pero entonces quizá simplemente hay que hacer más esfuerzos. Es cosa de todos abrir camino. De todas formas, el hecho de que lo percibas como una contradicción es el inicio del fin. Leeré tus dudas con interés. Las nuevas y las atrasadas. Gracias por compartir.
Sí, suele ser la respuesta más repetida, «lo hemos intentado», pero se suele aderezar con «es que las mujeres posibles tenían la agenda muy llena», o «en este mundo de lo (pon aquí lo que corresponda) es que hay pocas mujeres». A mí por denunciar esa situación públicamente y con el altavoz de Twitter me han tratado de, enumero, «enfermo», «desconsiderado» porque la organizadora era una mujer, «deslenguado», «maleducado» y lo último, «tener motivos espurios (se escribe así)» que supongo serían que pretendía que hubiera chicas en ese evento para «ligármelas». En fin, lo peor es que se retroalimentan y que estoy seguro de que en los siguientes eventos no se solucionará la invisibilidad sino que se inventarán nuevas excusas que contentarán a todOs. A tod*s no.
Por cierto, al «lo hemos intentado» les suelo responder con la filosofía del maestro Yoda de Star Wars: «Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes». Salud.
Me encanta.
Te dejo aquí el artículo que acabo de escribir sobre nuestro encuentro:
http://blog.consultorartesano.com/2013/06/fororedca1-nueve-hombres-una-mujer.html
Fantástico artículo y mejor blog. Muchas gracias. Me quedo rondando por los alrededores. Me asombra tu capacidad de reacción además y agradezco comprobar que este tema de verdad importa, incomoda, chirría… Como comentaba ayer, es el principio del fin. Y como señala Amalio Rey en los comentarios, no es cuestión de flagelarse; sólo de mejorar. A ver si el post-foro os da lo suficiente de sí como para labrar nuevas relaciones que posibiliten esa mejora de cara a futuro. Gracias de nuevo, Julen.
Me despedía hace unas semanas del Dragón de Agua, que nos visita cada sesenta años. De visita en visita habrá visto que avanzamos, en la dirección adecuada, pero muy despacio…
Es momento de ir dando más velocidad, necesitamos que muchas cosas cambien… «Rebelarse es el más sagrado de los derechos y el deber más indispensable», eso al menos pensaba el marqués de La Fayette (con 19 años, ya era Capitán de Dragones, un puesto que siempre he deseado tener 🙂
Si lo de rebelarse es el deber más indispensable, llevo toda la vida trabajando. Aunque mucho de ese tiempo ha sido en mi propio beneficio (mi madre recordará bien mi adolescencia 😉 Y sí, coincido con el Sr. Marqués y me guardo la cita como oro en paño, Guillermo. Tal y como está el mundo lo que no se entiende es la apatía. Si está mal, cámbiese. O al menos, inténtese. Rebeldía. Cuestionamiento y acción. Y si es rapidito, mejor. Sobre el puesto al otro lado, ¿cómo puede el capitán no saber ya que es capitán?
La infrarrepresentación femenina en cualesquiera eventos de poder que imaginemos es un hecho objetivo. Que se sufraguen con dinero público, injusto. Pero otros encuentros son iniciativas privadas que sólo nacen del interés de sus promotores, así que ¿por qué no hay organizadoras? ¿Por qué las mujeres no organizan más cosas? (Mi pregunta malvada es si decidirían ponentes distintos en según qué campos…).
Es decir, sí: hay que mirar el panorama completo de una materia, que seguro incluirá expertas para hacer un encuentro sin sesgo machista. ¿Pero por qué sólo encontramos esa queja y no la de que en todas esas materias que nos vienen a la cabeza no hay mujeres que los organicen? Hasta donde yo sé no hay ningún impedimento legal para que organicéis cosas. Vaya, como este blog.
Vaya sorpresa, tú por aquí, estimado Makgregory. Tu pregunta es como el “más difícil todavía”. Mujeres organizadoras, las hay también, claro. Lo que no sé es hasta qué punto son conscientes de la trascendencia y de la necesidad del equilibrio en los programas de los eventos que organizan. Habría que ver además cuántas de ellas tienen capacidad decisoria en última instancia. Que una cosa es proponer y otra que te lo compren. Por otro lado, pienso que estamos tan acostumbradas a lo que es “normal” (que sólo haya hombres), que a veces quizá no se nos ocurre hacer ese esfuerzo extra para que sea “extraordinario”. E intuyo que influirá también el temor a jugársela. Siempre es más fácil escoger entre lo conocido, que apostar por lo que está por conocer. Que si no el mundo estaría lleno de conquistadores…
También yo me enfado con esos ‘eventos esquinados’ de los que hablas. Estuve en el de Innova y no me gustó que la única mujer ponente fuese la encargada de dar la cara y las explicaciones ante las críticas por la falta de mujeres en el evento. Empeoró las cosas haciendo un chiste inoportuno dadas las circunstancias. Fue algo así como ‘ya que no hay más mujeres, espero que os valga con un pivón como yo’.
Lo peor es que estos eventos, cursos, seminarios, etcétera, se retroalimentan entre sí. Esa frase tan tontorrona que dice que ‘de una boda sale otra boda’ me parece aplicable a estos casos. Estoy convencida de que ‘de un evento sale otro evento’. Porque si tras asistir a este encuentro tuviéramos que organizar algo similar seguro que los primeros nombres que nos vendrían a la cabeza serían los de aquellos conferenciantes que acabábamos de ver. Y así sucesivamente. Felicidades por el post, Ana.
Te doy la razón en todo, María. Me encanta lo de la boda!! Bien cierto que lo de la retroalimentación de estos eventos es enfermizo. La originalidad no es su fuerte. Sobre las excusas de la mujer a la que haces mención, poco afortunadas, sí, pero imagina la situación, que llegaba ya con críticas desde las redes sociales por el “desequilibrio” (ejem) del programa. Sobre todo, si tenemos en cuenta que era parte de la propia organización. De todos modos, coincido en que una mujer no debiera excusarse más que un hombre ante algo así.
Soy un poco pelma con la idea de que esto es cosa de todos, pero es que realmente yo creo que tenemos que abrir los ojos juntos y a la vez. Hombres y mujeres. Cualquier hombre honesto al que le apunten la dirección en la que mirar (no lo que pensar), llegará en mi opinión fácilmente a conclusiones semejantes a las de una mujer a la que le apunten la dirección en que mirar (no lo que pensar). Espero de verdad que este blog sea lugar de encuentro para que todas aquellas personas a las que nos chirríe algo, nos ayudemos a mirar. Un gustazo compartirlo en primera fila contigo.
[…] que escribo todo esto con la lectura reciente de un artículo de Ana Erostarbe en Doce Miradas: Más allá hay dragones. Y tengo un buen lío en la cabeza. En cualquier caso, os recomiendo vivamente su lectura. Ella […]
¡Enhorabuena por la sacudida! Solo comentar que esta inflación de testosterona me resulta especialmente llamativa en ámbitos relacionados con «lo social», que es lo que mejor conozco, donde la presencia de mujeres profesionales es abrumadoramente mayoritaria.
Muchas gracias, Juan Carlos. Y sí, toda la razón. Llenamos las sillas pero no las tarimas… Saludos y gracias por relajar los músculos y dejarte zarandear un poquito 😉
12 mujeres 0 hombres. Un poco contradictorio ¿no?
Entiendo lo que dices, Franz, pero echando un vistazo a los comentarios de lo que hemos publicado hasta ahora o a la gente que nos está siguiendo vía suscripciones o vía Twitter, parece evidente que nuestro afán inclusivo y conciliador está llegando —como pretendíamos— tanto a hombres como a mujeres. Todos, unos y otros, estáis invitados a colaborar en este blog, aportando vuestra perspectiva en cada una de las secciones, exceptuando la de las Doce Miradas, sí. Pienso que esto es un poco como los eventos, en realidad. Una cosa es quién organiza y otra bien distinta a quiénes se dirige y, sobre todo, qué proyecta. Nosotras tenemos clara la imagen que buscamos proyectar y sin vosotros, esa foto se quedaría tan coja que perdería la nitidez y el sentido. Gracias por pasar, leer y opinar.
Enhorabuena por el post, por el blog! Doce Miradas… me gusta el nombre, lo que decís y sobre todo, que abrís la puerta al debate y a la reflexión. Aunque no diga más, que yo soy de ciencias, y la palabra, leído lo leído, no es mi fuerte.
De Ciencias y de las listas, además 😉 Gracias por estar (siempre) ahí. Y gracias por haber enseñado la patita. Un gesto vale más que mil palabras, aunque las palabras nos ayuden a entendernos.
Hola Ana,
Tu post y las aportaciones en los comentarios también me sacuden. Soy de las beligerantes en este tema y sin embargo, me genera una enorme contradicción.
De las 3 opciones mi primera inercia es inclinarme por la C, “escasean los esfuerzos por buscarlas…..”
Y es reconfortante ver la capacidad de autorevisión de Julen y su grupo de Redca en este tema.
Pero me fastidia reconocer que hay una parte significativa de la primera versión de la opción B, “las mujeres se esconden” tiene una parte de cierta
Hace años que participo en la docencia de una asignatura de inteligencia emocional y desarrollo de competencias directivas en los masters de una universidad privada de prestigio, con alumnos nacionales e internacionales y los datos claman al cielo, hay un gap de género. En la valoración de competencias, las mujeres califican por debajo en la competencia de “autovaloración personal” (casi un 25% por debajo).
Es desesperante ver, cada año, que mujeres jóvenes igual o mas capacitadas que sus compañeros de clase, se autopuntuan por debajo. A estas alturas!
Que este gap afecta a la visibilidad? Sin duda. Pero, es suficiente?
Es suficiente esa autopercepción de no ser perfectas, para escapar a la visibilidad?
Y es aquí donde duele, hasta que punto somos conscientes nosotras mismas de la trascendencia de esta invisibilidad?
Conozco bastantes mujeres muy competentes en su ámbito y defensoras de la equidad, que ante oportunidades de visibilidad, en el último momento reculan, cada una con sus motivos (tengo otras prioridades, déjalos a ellos que disfruten, no me compensa luchar por un sitio, no me gustan las dinámicas que se generan o el estilo de comunicación que se fomenta ….etc, por mencionar solo unas de las mas recientes que he oído).
Y lo que mas me fastidia, me incomoda ver ámbitos en los que las mujeres dominan como la medicina o la psicología y en los que apenas tienen visibilidad, y al mismo tiempo saber que yo soy la primera no interesada en fomentar mi visibilidad y no sabes lo que me ha costado no firmar este comentario como anónimo!
En fin, es lo que hay, el ratio de comentarios de mujeres y hombres a este post, lo dejo para quien lo quiera contar…..
Así que me quedo con tu ultima frase versionada habrá que esforzarse mas para buscar puntos de encuentro entre excusas, realidades y anhelos!
Para Guiller, hemos dejado el dragón de agua, pero este año estamos en el año de la serpiente. A ver si con su impulso nos encaramamos a las ramas y nos quedamos definitivamente arriba del árbol ☺
Estimada Susana, sin duda, has encontrado las aristas de mi planteamiento. De ahí precisamente lo de “excusas, realidades y deseos”. Coincido y mucho en lo que planteas y además, me siento muy identificada. Opinar públicamente cuesta mucho. Al menos en mi caso ha requerido un proceso más o menos lento de búsqueda y pacificación interior, que los fuegos no eran tales… Soy la primera que tradicionalmente ha rehuido cada pequeña oportunidad de visibilidad. Concentrada en hacer bien el trabajo nunca me han preocupado las mieles. Esta experiencia de Doce Miradas me está ayudando, sin embargo, a cambiar el enfoque de manera radical porque, en efecto, el hecho de que la mayoría de nosotras seamos poco ambiciosas en ese sentido, condiciona el valor que a la postre se nos confiere. ¿O acaso no está esto relacionado, por ejemplo, con que haya hombres por ahí que se crean con derecho de agredir a las mujeres?
De ahí también mi pregunta en el post “¿quién dijo perfección?” linkada a ese cartel que dice “screw perfection” (que le den a la perfección), una frase que me repito a veces porque viene a decir de manera más actual, lo que mi padre me ha dicho desde niña: “lo mejor es enemigo de lo bueno”. O lo que es lo mismo: acción. Y las mujeres, coincido, tendemos a exigirnos demasiado, compararnos mucho y valoramos poco y eso nos coarta e impide avanzar como podríamos. Te dejo un vídeo de Sheryl Sandberg, ejecutiva de facebook, hablando de esta cuestión con mucha gracia. Si no lo conoces, te gustará verlo.
http://www.ted.com/talks/sheryl_sandberg_why_we_have_too_few_women_leaders.html
De ahí también mi pregunta también sobre qué hacen ellos para apoyarnos, que en el fondo necesitamos —al menos en los estadios iniciales— a alguien que nos diga eso de “sal al ruedo, puedes hacerlo. Verás que no es para tanto”. Su callo lleva tiempo endureciéndose, nuestra piel en cambio en esta esfera es todavía fina. Pero, sin duda, las preguntas más grandes tenemos que hacérnoslas nosotras. Que el día que las mujeres de verdad queramos, no habrá quién nos pare.
Mi alarma en este sentido está encendida desde hace tiempo, que entre los blogs que al menos yo visito de cuando en cuando, encuentro poco comentario femenino. Y opinar en privado me consta que opinamos. No pasa, por ejemplo, con los blogs de cocina, donde puedes encontrarte 50 comentarios agradeciendo una receta de tiramisú. Mi conclusión, sin ahondar demasiado, es que nos da miedo distinguirnos y profundizar. Anoche mismo le daba yo vueltas a esto del ratio de comentarios femeninos en este mismo post que comentas, lanzando un tweet para @docemiradas en el que venía a preguntar al aire porque ellas tuitean y retuitean, contribuyendo a que este debate se conozca, y ellos en cambio dan aquí su opinión. Lo hablé con una buena amiga y lo hablé también con mi hermana; ambas mujeres súper válidas. Las dos habían leído con interés el 100%, comentarios incluidos, y a la hora de comentar se habían dicho a sí mismas eso de “demasiado nivel para mí”. De eso nada. Hay que levantar la mano. Si te comparas, siempre habrá manos más altas.
Muchísimas gracias por haber pasado por aquí, Susana, y gracias aún más efusivas por haber opinado y por haberlo hecho con tu nombre.
Hola. Coincido con Susana en lo del miedo de las mujeres a significarse, a ser públicas. Es un miedo que viene de donde viene y nace de donde nace. No se nos ha metido en el cuerpo y en la mente porque sí, sino que tiene unas causas muy precisas y que no voy a desmenuzar aquí, por si alguien lo quiere tratar en un post enterito.
Por experiencia propia sé que cuesta encontrar mujeres que quieran dar la cara en público. Algunas preferirían morir antes de subir a un estrado y leer un pequeño texto. Yo he tenido mis fracasos en este ámbito, así que puedo creerme lo de «lo hemos intentado».
Puedo creérmelo, pero no me sirve, no es suficiente. Sobre todo, cuando media dinero público. Hace falta más ahínco y una buena propuesta al respecto es la que hace Iván Marcos en su comentario al artículo de Julen Iturbe: ampliar los círculos concéntricos, abrir el foco, no ir en busca de un perfil demasiado cerrado. Eso es, al fin y al cabo, aportar diversidad.
Por ejemplo, hace un año, en la Feria del Libro de Bilbao se organizó una mesa redonda con escritores de novela negra: cinco o seis hombres y cero mujeres; el moderador era también hombre.
Si hubieran querido aportar diversidad, podrían no haberse ceñido a escritores, porque hay profesoras, críticas, periodistas y, sobre todo, lectoras.
Un abrazo y enhorabuena por el post, Ana.
Noemí, como siempre, directa al clavo. Comparto lo que dices y, de hecho, voto por la “C”. La dificultad no es excusa y es particularmente inaceptable cuando hablamos de dinero público: ése que hombres y mujeres aportamos por igual y que debiera de contribuir a protegernos y no a arrinconarnos. Ábrase el foco si es necesario como decía Iván Marcos. Espero que algún ojo público haya pasado por aquí y se haya llevado la tonadilla… Y entre todo lo que apuntas, me quedo con lo de profundizar en los motivos de ese miedo que a menudo nos paraliza a las mujeres. Creo que en lo que a nosotras respecta es una reflexión ineludible para poder avanzar. Otro abrazo para ti 🙂
Buenas noches. Habláis del miedo de las mujeres a significarse en la vida pública. Noemí dice saber de dónde viene y espero que un día nos lo cuente, para sumar puntos de vista sobre nuestra historia. Yo sólo tengo impresiones que me atrevo a compartir.
Ana: dices que algunas mujeres se han frenado en su intento de hacer un comentario en Doce Miradas, por temor a no estar a la altura. Fíjate que a mí también me ha ocurrido esto. Cuánta presión supone firmar unas líneas. Presión que entiendo y comparto, vaya por delante.
Mi sensación es que hemos heredado este miedo escénico, porque hemos visto a nuestras madres, abuelas, señoras mayores y no tanto, ceder la palabra al marido (al compañero, al varón), para que sea él quien rubrique el comentario o apruebe o no una determinada propuesta. En bastantes más ocasiones de las que me hubiera gustado presenciar he escuchado a hombres decir eso de «Que no es así; que lo estás contando mal». O lo que es peor: «¡tú cállate que no sabes lo que estás diciendo»!
Me fijo mucho en cómo reaccionan las mujeres cuando sus compañeros les dan este manotazo verbal. Las hay que saltan: las más jóvenes, por lo general. Y se sacuden con un «¡me vas a decir a mí cómo fue, que yo también estaba! También hay mujeres que simplemente callan y ceden micro al varón como si fuera lo que tiene que ser, porque seguramente está siendo así siempre. Las hay que muestran velada humillación y lamentan no ser capaces de reivindicar su discurso y callarle la boca. Pero es que también hay -cada vez menos, es verdad- las que dicen algo así como: «Sí. Que lo cuente él. Que lo va a contar mejor». Ay.
Pienso que todo esto, pesa. Acostumbradas a tener que ser excelsas para que se nos reconozca al nivel de nuestros compañeros hombres, en ámbitos en los que antes no nos paseábamos siquiera, se le queda a una la sensación de que se juega mucho, cada vez que decide participar. Por eso nos lo pensamos mucho. Y cuando nos lanzamos, llega el pánico a no hacerlo bien y luego esa sensación de «no sé para qué me meto en jardines». Pues porque hay que meterse. Tirarse a la piscina, superar el miedo, manifestarse para acertar, para errar o para simplemente opinar. Porque tenemos un montón de cosas que contar.
Gracias, Ana, por tu magnífica entrada.
Gracias a ti, bella flor. Por leer, escribir, opinar. Y voto contigo por ese post de Noemí. A ver si arroja algo de luz 🙂
Gracias a ti Ana por expresarlo con tanta claridad y delicadeza y lo del tiramisu……..,no le he comentado para no ofender a nadie 🙂
Muy bueno el vídeo de Sheryl Sandberg y felicidades por tu post y el blog. Un abrazo,
Hace días que leí este post porque me interesan reflexiones sobre un fenómeno que observo constantemente y que me molesta mucho. Ahora escribo porque ayer me presentaron el enésimo proyecto acompañado por una sección titulada algo así como «contamos con los siguientes expertos que asesorarán esta plan». Solo hombres.
La intención era aportar credibilidad al proyecto. A mi me alienó inmediatamente. Lo que estaba escuchando me empezó a parecer más de lo mismo ( a pesar de que la conversación incluía un sin fin de «palabros meme» tales como «innovar» «cambio» «bien común» «emprendizaje» bla bla bla.
Me recordó a a esto http://www.guardian.co.uk/world/shortcuts/2012/oct/17/binders-full-of-women-romneys-four-words y lso «Binders full of women», que el último golpe del martillo que clavó el feretro de Romney a la mayoría de votantes femeninas en las elecciones USA pasadas.
Si quieres que te compre, vote, participe, colabore, comparta…. no me alienes, quiero verme reflejada. (Este debate puede ser interesante también en ref. al comentario de Franz, que parece que se siente alienado)
Enhorabuena!
Estimada Christina, paradójicamente las palabras “innovación”, “cambio” o incluso “derechos humanos” están ligadas a algunos de los ejemplos que propongo en el post también. Clama al cielo, sí. Sobre el ejemplo en el Guardian que comentas, cierto que a Mitt Romney le salió el tiro por la culata, pero lo mejor de todo es que ni Obama ni él mismo contestaron a la pregunta que en realidad se les formulaba: qué hay de la brecha salarial.
Hace poco retuiteaba yo a la propia Kamala Harris (fiscal general del estado de California a la que aquí conocemos por la reciente anécdota con Obama), quien llamaba la atención al respecto con ocasión del 50 aniversario de la legislación que Kennedy impulsó para acabar con la diferencia de sueldos entre hombres y mujeres. El caso es que 5 décadas y no sé cuántos presidentes de uno y otro lado más tarde, la brecha salarial continua existiendo. Así que, no es ya que no incluyan a las mujeres en sus gabinetes a pesar de ese “esfuerzo conjunto” al que Romney hace mención, sino que cuando se les contrata, se les continúa pagando menos. Una diferencia que al parecer no es tal cuando las mujeres estadounidenses se incorporan al mercado laboral (periodo en el que pueden ganar hasta un 8% más que ellos debido al nivel superior de su formación), pero que se hace patente, sin embargo, cuando llegan los hijos (ésos que conciben ellos y ellas…) Te dejo el link por si te interesa (el podcast es más completo que la noticia). Muchas gracias por entrar. http://www.npr.org/2013/06/10/189280329/50-years-after-the-equal-pay-act-gender-wage-gap-endures
Buenas reflexiones. Hay un tema interesante y que no se suele nombrar nunca, se trata de las viajeras y exploradoras. Anteriormente al siglo XX hay muy buenas viajeras que llevaron la contraria a la sociedad, los libros de Cristina Morató reflejan muy bien muchas vidas interesantes en obras como son: «Viajeras intrépidas y aventureras» , «Las reinas de África», «Las damas de Oriente, grandes viajeras por los países árabes» y «Cautiva en Arabia». Con respecto al siglo XX las vidas y obras de muchas grandes viajeras-escritoras no es demasiada conocida por el gran público , pero en el olimpo de la literaura de viajes están Rosita Forbes, Freya Stark y Alexandra David-Néel . Un saludo
Muchas gracias, Iván y sobre todo, muchas gracias por las recomendaciones. Me las guardo todas, que viajar es una de mis pasiones, aunque demasiado a menudo hay que acallarla… Nos conformaremos entonces con las historias de pioneras y mujeres rompedoras que siempre son de lo más estimulante. Por cierto que vengo de echar un vistazo a tu blog y debo decir que así, sin conocerte, ya siento una envidia muy poco sana.
Egunones a todas/os. Molto grace Ana Erostarbe por tu artículo y sobre todo por poner nombre a un síndrome que llevaba padeciendo un tiempito y resulta ser consecuencia de la edad. Y yo pensando que era valentía y resulta que es vejez! Los síntomas los tengo todos: sensibilidad estomacal y levantamiento de dedo para contar y protestar! Ocurre así: asistencia a evento, fuerte dolor de estómago, como de úlcera, contención para no levantarme indignada antes de los ruegos y preguntas y, por fin, levantamiento de dedo: disculpe puedo hacerle una apreciación, señor ponente? Porqué en sus ejemplos aparecen 40 hombres y 5 mujeres? Los has contado? dice el ponente (pensando «dios mío una feminista entre el público»). No me pareció importante el género de los emprendedores a la hora de seleccionar los ejemplos. -Perdone que insista, pero a mí si me parece, si no hay ejemplos visibles no hay modelos a seguir. Total, que voto por la C. Y como tenemos una edad y queremos «sentarnos a la mesa»,opinar, contar nuestras experiencias, que nuestra forma de hacer sea visible y ayudar a otras mujeres a que hagan lo mismo, hemos creado una asociación emakumeEKIN. Estamos empezando pero en breve esperamos cambiar el mundo!
Besos y gracias otra vez
Me chiflan tus palabras y tu tono, Susana. Y gracias a TI. Definitivamente, agrada compartir con personas que sufren de lo mismo que tú. Sobre lo de la valentía y la edad, lo cortés no quita lo valiente. De hecho, yo creo que la valentía, para según qué cosas, aumenta con la edad. En todo caso, enhorabuena por atreverte a levantar el dedo (ufff) y sobre todo, enhorabuena por vuestra iniciativa y por esas ganas de cambiar el mundo. Aún recuerdo cuando, con dieciséis años, preguntó en clase la profesora a ver quién iba a cambiar el mundo y levantamos la mano dos… Que digo yo que la acera, aunque sea estrecha, es parte del mundo ¿no? Y además, si sigues todo recto, te lleva justo al Centro.
Muy relacionado con esto, me encantaría conocer vuestras opiniones sobre dos noticias:
1) La primera, el espectacular incremento de ponentes femeninas en una conferencia tradicionalmente copada por el sector masculino, la PyCon, la conferencia más importante del lenguaje de programación Python. Como podréis imaginar, este cambio no ha sido espontáneo, sino que ha habido que trabajárselo: http://www.forbes.com/sites/women2/2013/04/09/record-number-of-women-give-tech-talks-at-pycon-2013/
2) La segunda, el tremendo jaleo que se montó por un comentario entre el público precisamente en esa misma conferencia, que acabó con personas despedidas de sus puestos de trabajo y una discusión que duró semanas: http://amandablumwords.wordpress.com/2013/03/21/3/ (al leer vuestro post de las gafas ultravioleta, me estuve acordando de esta historia una y otra vez).
No sé si da para comentario, para entrada en el blog, para discusión interna que luego será contada o qué se yo 😉
En realidad, Txipi, da para un libro. Y yo no tengo clara mi opinión en absoluto, que hasta hoy Python era el apellido de los Monty y me falta mucho elemento para poder decir algo en firme. Pero gracias por el reto 😉 He echado un vistazo a tu link y veo que efectivamente la reseña de Forbes incluye a 4 mujeres entre las “5 top talks”, además de la intervención del propio creador del lenguaje, quien al parecer lució una camiseta que decía “Python is for girls”. Pregunto entonces a un entendido si este lenguaje de programación es más para mujeres o para hombres y me devuelve la pregunta de si el inglés es más para ellos o para ellas. Por este motivo y por algunas de las actividades organizadas paralelamente al evento (Comida exclusiva para mujeres, guardería…), entiendo que lo que hay aquí es un enfoque de marketing y me temo a continuación que el hecho de que las ponentes fueran mayoritariamente femeninas tiene que ver precisamente con esto. Habrá quien piense que no hay mal que por bien no venga. Y de hecho, supongo que es así y que eventos como estos sirven de plataforma a mujeres de gran valía, pero personalmente me desagrada el enfoque. “Python is for girls” me suena más a “Girls, Python is for you” (y veo al tío Sam señalándome desde el cartel) http://bit.ly/11WO1lG
Sobre el jaleo que se montó a continuación, de nuevo me falta información. No sé, por ejemplo, si esta chica que lanzó el tuit criticando la actitud del tipo que se sentaba detrás de ella, respondía a un tuit previo del él, en cuyo caso estarían jugando en el mismo terreno, o si denunciaba una actitud desagradable escuchada a sus espaldas. De cualquier modo, tengo claro que sacar una foto al tipo en cuestión es excederse en la mala baba. Me imagino bufando ante una situación semejante pero no “denunciando” sacándole una foto. Lo siguiente sería tuitear el retrato del carnicero que me ha cortado los filetes demasiado gruesos… No sé. Demasiado macarra para mi gusto. Sobre el hecho de que él fuera despedido a continuación, difícil opinar sin saber exactamente qué dijo, pero igualmente me suena excesivo. Probablemente un golpe de efecto para calmar las aguas que levantan las redes sociales. De nuevo, si las empresas despidieran a cada trabajador con una opinión inconveniente, ¿quién quedaría? ¿quién juzgaría? Terreno complicado.
Ana: voy por partes que si no me lío…
1) Python no es un lenguaje para chicas, es un lenguaje de programación chulísimo usado por todo el mundo
2) Lo de esta PyCon (Conferencia Internacional de Python) ha sido especial porque ha habido un comité específico para generar un entorno agradable para mujeres con la intención expresa de que vengan y se animen a participar activamente. No ha sido un «las chicas entran gratis» de las discotecas, se ha intentado hacer con más cuidado. Aunque claro, siempre puede haber diferentes visiones y hay susceptibilidades a flor de piel.
3) Lo del jaleo: a mí me da muchas pistas la entrada de Amanda Blum que cito y sin ser un gran conocedor de la vida, obra y milagros de Adria Richards, me parece que se ha auto-asignado el papel de Juana de Arco del ciberfeminismo y va montando pollos allá donde va (ver la que lió con la conferencia de WordPress y las camisetas).
En mi modesta opinión, hay que ser muy mala persona o estar en un estado emocional muy alterado para reaccionar así ante lo que ocurrió. La broma se hizo en privado, no iba dirigida a nadie en particular y tenía la malicia del caca-culo-pedo-pis de preescolar. Aún así, si alguien se ve ofendido por ella, lo normal es darse la vuelta y mirar serio, carraspear, pedir que paren los comentarios o algo similar. No coger tu móvil, girarte para sacar una foto mientras sonríes y publicar un comentario acusador en tu cuenta de Twitter con cientos de miles de seguidores. Cero avisos, primera provocación, guerra termonuclear. No lo veo.
Luego que las empresas que contrataban a los programadores y a Adria (que también acabó despedida poco después) hayan sobre-reaccionado es muy propio de una cultura de ultra-corrección política como la estadounidense, donde enseñar un pezón es una afrenta nacional, pero enviar a chavales de 18 años a morir a Oriente Medio es algo que se ve como un orgullo.
Hola Txipi,
Este mismo tema de los despidos lo planteó hace poco Macarena Domaica en Twitter. Y me vi obligada a intervenir porque a mí los talibanes no me van en ningún sitio: ni en la política, ni en el feminismo, ni en el trabajo, ni en casa.
Coincido contigo en que hay que tener muy mala uva. Creo que lo que hizo esta mujer, no se hace. En mi post hablaba de decencia y creo que su comportamiento fue muy poco decente (entendiendo que en este caso no se trataba de sexo). También, que todo hay que decirlo, vamos a ver si entre todos conseguimos que no se hagan continuamente comentarios soeces por parte de determinados hombres que parece que sólo saben hacer gracias de lo mismo. Pero de ahí a sacarlo en twitter y montar ese pollo…. va un trecho.
Pero a mí me preocupa en este tema una cosa: las empresas que por quedar bien, que por ganar puntos, que por conseguir más audiencia, usuarios o lo que haga falta, son capaces de decapitar y lapidar a quien haga falta. Si es al empleado de turno, bien. Si es la tuitera ruidosa, también. En lugar de analizar y ver qué ocurre, nos ponemos la capa ultravioleta por montera y vamos dando. A diestro y siniestro. Sin pensar. Y tampoco es eso. Las mujeres «normales» (Dios míos, qué horror, que nadie me diga que soy normal que me equipararía con vulgar), no somos inquisidoras. Somos mujeres que luchamos por la igualdad de derechos. Por la no discriminación. Pero sabes qué nos pasa? Que para las cosas absurdas, no tenemos tiempo. Ni ganas. Y vosotros tampoco.
Más allá hay dragones | Doce Miradas Gracias por compartir con todos nosotros toda esta interesante información. Con estos granitos de arena hacemos màs grande la montaña Internet. Enhorabuena por esta web.
Gracias a ti por visitarnos y también por agradecer. Alegra mucho saber que hay quien nos lee.
Pues dentro del mundo del arte las mujeres somos minoría en todas las labores. Además en la mayoría de los casos se nos pretende usar como «objeto bonito cuidando de una galería» cuando las decisiones no están a nuestro alcance. Unas cuantas mujeres en >Madrid, consiguieron hacerse fuertes, Juana Mordó, Soledad Lorenzo, Juana de Aizpuru, Helga de Alvear… todas de una misma generación que ahora le toca retirarse poco a poco y para las cuales no hay sustitutas, femeninas…
Fabuloso post Ana; mi visión es muy básica y poco trabajada: las mujeres, por lo general, tenemos unas prioridades establecidas por naturaleza: la familia. Somos cuidadoras y protectoras de nuestros mayores, de nuestros pequeños y esa faceta es difícilmente compatible con asistir a eventos fuera del horario laboral o con asumir responsabilidades profesionales que impliquen extralimitar el tiempo de dedicación.
Sé que me meto en el fango pero me explico: los hombres se sienten responsables del sustento familiar y se desarrollan profesionalmente para asegurarlo. El problema es que el sistema competitivo ha creado un exceso de celo profesional, dedican toda su energía al trabajo y se ha pasado de compartir un 50 % de tarea familiar (en las cavernas) a un escaso 5 %. Entonces el esfuerzo del hombre era físico (cazar) ahora es intelectual con lo que la mujeres cabemos perfectamente en la selva laboral. Pero la figura femenina, además de suponer una amenaza más para ellos, enfadada, se vuelve molesta e incómoda. Intento comprenderles. Necesito pensar que no son tan despiadados.
La solución no es empujarles de sus sillas, la solución, según mi punto de vista, es crear espacios paralelos. Iniciando empresa llegaremos a estar en su estatura de poder. Moviendo economía conseguiremos cuotas de poder. Creando espacios universitarios que hablen nuestro lenguaje; hay muchísimo campo de trabajo, sin guerras, intentando compensar este descalabro evolutivo que vivimos. Actualmente ellos son el sustento de la economía y nosotras somos el sustento de la sociedad. Tenemos las herramientas y la llave para darle la vuelta. Para equilibrarlo. Rebelarse es bueno, hágamoslo de forma constructiva y pensando en nuestros hijos, que lo son de los dos.
Me encanto el articulo, en un comienzo las mujeres eran consideradas los mas cercano a los dioses, como por ejemplo en el caso de las sacerdotisas del templo a Apolo. A veces no la mujer en si, pero la tierra se considera un Dios como la madre de todos nosotros como en la cultura Inca.
Pues esta entretenido en realidad como una seduccion muy filosofica
Me encanta es algo genial todo lo mejor muchisimas gracias por tener este gran blog saludos!
Perfecto es un blog estupendo de verdad no vi nada parecido!!
Por lo que nos toca, Antonio, gracias por tu entusiasmo. Nos vemos por aquí siempre que quieras, y también nos puedes seguir en Twitter @DoceMiradas
excelente blog, gracias por la información