4 cosas que he descubierto desde que soy bloguera en Doce Miradas
24/02/2015 en Doce Miradas
Son más de cuatro, pero dosifico para no alargarme. Los posts muy extensos no gustan. Esto también lo he descubierto en DM.
1. “Por qué no habláis de perros y gatos abandonados”. Desde que estoy en Doce Miradas, me he dado cuenta de que hay un tipo de comentario que aparece con cierta cadencia en los blogs de temática feminista. Suele ser algo así: “me parece fatal que no habléis de la discriminación que sufren las personas discapacitadas, obesas, paradas, las pertenecientes a minorías étnicas, ancianos…” Ante un comentario semejante, es fácil que por un instante te asalte la culpa y pienses ‘mira que soy egoísta, con los problemas tan graves que hay en el mundo, los niños y niñas que mueren en África, las guerras atroces, las enfermedades, los padecimientos tremendos que se suceden a diario, y yo aquí hablando de la publicidad sexista, de la necesidad de implantar un sistema de cuotas que garantice la presencia de mujeres, de la brecha salarial…’ Este tipo de comentarios son una forma moderna, sibilina y sofisticada de decir lo mismo que se decía en el pasado: calladita estás más guapa. Que te manden hablar de otra cosa es pedirte que calles sobre lo que estabas hablando, es silenciarte con disimulo. Sólo que aquí el machismo de trazo grueso se disfraza de 0,7, de ONG, de asociación de damnificados o afectados por alguna discriminación. Pero no nos engañemos, es lo mismo de siempre. Personas molestas a las que no les gusta que las mujeres reivindiquen para sí mismas. Por otro lado, quienes hacen tales comentarios parecen no darse cuenta de que no son categorías o aspectos incompatibles ni comparables puesto que las mujeres podemos ser discapacitadas, obesas, desempleadas, pertenecer a minorías étnicas… He advertido que algo muy parecido suele sucederles a las personas cuya causa es la defensa de los animales. Hay asociaciones y organizaciones para causas diversas y cada cuál es libre de sumarse a la que prefiera, sin que eso menoscabe la importantísima labor que desempeñan otras agrupaciones. Reivindicar la igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres no es una banalidad ni un capricho. Que todo el mundo se quede tranquilo, no muere ningún niño en África cada vez que una mujer reivindica la igualdad.
2. El pin feminista. La gente de la política, de la empresa, de los medios de comunicación y personajes públicos se colocan este pin con facilidad. El pin feminista, el pin gay… lo que tercie. Ahora que estoy en Doce Miradas me fijo más y he descubierto que hay mucho feminista de salón. Queda bien en ciertos ambientes decir que uno es feminista, granjearse las simpatías de las mujeres y hombres que defienden este movimiento y ser políticamente correcto con lo que corresponde en nuestra época, pero cuántas veces es solo fachada. Hace un tiempo y casi seguido, escuché cómo se les desenmascaraba a algunos de ellos en sendas tertulias de radio. En uno de los casos, los contertulios que momentos antes lanzaban floridos discursos a favor de la igualdad, hacían el ridículo estrepitosamente, momentos después, cuando la periodista que dirigía el programa les preguntaba uno por uno si ellos hacían la maleta o ‘se la hacían’. El resultado fue bochornoso. Para colmo, se ofendieron y enfadaron con la periodista, “esto no se hace, es una encerrona, no es jugar limpio…” El feminismo de salón vale poco si no lleva aparejado un feminismo de estropajo, ese que se libra cada día en los hogares, o el feminismo de oficina, el que se necesita en el día a día laboral. No obstante, como no queda otra que jugar con las cartas que tenemos, personalmente abogo por utilizar a estos feministas de salón como ellos utilizan la causa feminista, es decir, cuando nos convenga. Eso sí, sin olvidar cómo son de verdad.
3. El feminismo beneficia también a los hombres. Confieso que cuando empecé en esto de Doce Miradas no me lo creía. A menudo oía o leía a mis compañeras de blog diciendo que muchos hombres se sentían incómodos en una sociedad machista, que esa educación también les hacía sufrir a ellos, que la igualdad entre mujeres y hombres beneficiaba a ambos y, sinceramente, pensaba que eran un poco ingenuas. Siempre me ha parecido que los hombres disfrutan de privilegios y que si el feminismo propugna acabar con aquellos privilegios que se sostienen gracias al sometimiento y la discriminación de las mujeres -la mayoría, sospecho-, entonces, lógicamente, saldrían perdiendo. Adiós a la buena vida y a las ventajas por el mero hecho de ser hombres. Lo cierto es que desde que estoy en Doce Miradas y leo los comentarios y posts que escriben algunos de los hombres que nos siguen habitualmente he empezado a cambiar de opinión. Son hombres que se ponen en nuestros zapatos, confiesan no haber estado siempre a gusto en los suyos, y defienden la igualdad de derechos y oportunidades con sinceridad. Seguramente son minoría, pero existen. Recientemente, unas amigas me hablaron acerca de las actividades extraescolares de sus hijos y por lo que cuentan, hoy en día, que un niño quiera hacer ballet sigue siendo un trago, no tan amargo como el de Billy Elliot, pero un trago.
4. La publicidad apesta. A pesar de dedicarme a la comunicación y a la publicidad, últimamente veo muy pocos anuncios en televisión. En mi isla de series favoritas y algún que otro informativo no hay de eso. Pero hace poco tuve ocasión de ver varios bloques publicitarios seguidos y aluciné. Ya sé que hay mucha publicidad sexista, más de una entrada de Doce Miradas se ha dedicado a ello, pero lo que vi el otro día fue un bombardeo continuo. Recuerdo que cuando estudiaba un postgrado en publicidad allá por el año 1992 analizábamos algunos de estos anuncios como si fuera casi un ejercicio de arqueología, convencidos de que estábamos asistiendo a los últimos coletazos de una era que tocaba a su fin. Veíamos aquellos spots entre risas y miradas indulgentes, condescendientes con una sociedad de ideas retrógradas que ya iban quedando definitivamente atrás. Eran los últimos vestigios. Eso pensaba yo al menos y por eso lo perdonaba y hasta me divertía verlo. Pero comprobar cómo está la publicidad hoy en día no me hace ninguna gracia. De fondo, el eterno debate. ¿La publicidad es o debe ser un reflejo de la sociedad o debe propugnar modelos más edificantes? ¿Es así nuestra sociedad? Aquí va una muestra de estos anuncios que como quien no quiere la cosa siguen presentando a la mujer como la única que debe cuidar su alimentación y su figura, la única encargada de cocinar, alimentar y vestir a los hijos y la única encargada de decorar y amueblar el hogar mientras el hombre, oh, el hombre, el hombre se sienta tranquilamente a leer un libro como el gran intelectual que es. Que conste que recopilarlos no me ha costado meses y meses de ver publicidad. Esto es lo que puede ver cualquiera mañana mismo en un bloque publicitario. Un mensaje machista detrás de otro en menos de cinco minutos.
-¿La leche sin lactosa es solo cosa de chicas? Según este anuncio, parece que sí.
-¿La leche desnatada es un producto para mujeres? Con este spot lo dejan bien claro.
-¿Decorar y amueblar la casa compete a la mujer en exclusiva y por decreto? Este anuncio no deja lugar a dudas. Ellos están ocupados leyendo en el sofá como intelectuales que son.
-¿Alimentar a la prole es una tarea exclusiva de las madres? Si cocinas arroz Brillante, desde luego.
-¿Los padres no deben ocuparse de comprar ropa a los hijos? Por lo visto, es otra labor exclusiva de las madres.
María Puente
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Cierto, cierto, cierto y cierto. Suscribo cualquiera de las cuatro.
Pero, la que sin duda me parece más sutil es la de «los perros y los gatos»… y tienen razón porque en Doce Miradas nunca se habla de esas cosas que son tan importantes para la vida de las personas… sois una panda de desalmadas acompañadas por un puñado de insensatos.
No acostumbro a lucir mucho «pin feminista» seguramente por una gran dosis de pudor masculino pero, también porque prefiero ejercer que presumir.
Y claro que me siento beneficiado por el feminismo y por todo lo que he descubierto en este mundo de la igualdad. El género me explica muchas cosas de mi existir y eso, para lo bueno y para lo no tan bueno, tranquiliza mucho.
De los anuncios… ¿Qué me decís de…?
«¿Tu a mi edad tenías picores?» «esas pequeñas pérdidas» «activa y nuestro bienestar digestivo» «sufriendo en silencio»»¿tus defensas han desayunado?»
y digo yo que por qué se tiene que hablar de estas cuestiones siempre con imagen de mujer… Nadie se imagina que a los hombres les piquen (aunque algunos lo escenifiquen a menudo), que se nos escape la orina, que tengamos estreñimiento, hemorroides o necesidad de defendernos de algo.
Gracias por tus cuatro aportaciones.
Mil gracias María por este postazo!! Me rechifla!! Cada frase da para varias semanas de análisis.
Un toque de humor, cuando dices «Son hombres que se ponen en nuestros zapatos…» y veo la foto de Iratxe Gallo de las bailarinas o como se llamen pienso que yo casi nunca opto por ponerme los zapatos que habitualmente se supone que tienen que llevar las mujeres. Vamos, que debo haber roto esos estereotipos que siguen vigentes en los 4 fantásticos ejemplos de anuncios que nos presentas. De verdad… mucho por hacer!!
Y pongo aquí mi comentario porque me gustaría saber qué tengo que hacer, Maxi, para tener un médico con mirada aumentada feminista como vos? 🙂
Mentxu, hay muchos buenos compañeros en la red pública.
Yo soy uno mas. Con sensibilidad por estos temas pero, con muchos sesgos y dificultades… sólo que trabajo sobre ellos… con un excelente «grupo de hombres» que me ayudan a dar algún paso… nada mas… y nada menos.
Y no es falsa modestia porque otra cosa sería lucir «pin» y eso no me va…
Y cuando tengas necesidad de ayuda profesional… sabrás donde encontrarme.
Gracias.
Gracias a ti, Mentxu. Me alegro de que hayas disfrutado con el post. Lo cierto es que la publicidad es un filón para estas cosas. Mucho por hacer, desde luego, en ese y en otros muchos ámbitos. Un abrazo.
Gracias a ti, Maxi, y disculpas porque no había recibido avisos de la existencia de comentarios. Como te decía en un tuit eres uno de esos hombres que nos sigue habitualmente y que por lo que cuentas y compartes me has hecho ver que de verdad la igualdad es cosa de todos y todas y que puede beneficiar también a los hombres, de la misma manera que una educación machista os puede perjudicar.
Los ejemplos de anuncios que comentas siempre me dejan pasmada. Por ejemplo, los spots de las pérdidas de orina, con protagonistas cada vez más jóvenes. Cuando vi el de la actriz María Adánez (hace ya unos añitos) no daba crédito. Pero María, hija, ¿tú también? ¿Qué está pasando aquí? En fin, que según la publicidad, el panorama para la mujer de más de 38 años es apocalíptico. Los veo entre la risa y el estupor, confiando en que estén exagerando para vender sus productos. A los hombres en cambio la edad os va de fábula, un poco de Grecian 2000 y a vivir como si no hubiera un mañana, jajaja, en fin hay que echarle un poco de humor a esto que si no… Un abrazo y gracias por acompañarnos en esta aventura de Doce Miradas.
Zorionak María! Estupenda entrada sobre tus descubrimientos en doce miradas…porque además nos arrojas reflexiones muy interesantes y tristemente, habituales.
Yo por mi parte, al leerlo enganchaba con una idea que no es precisamente ninguna novedad, pero creo que va unida a tus dos primeras aportaciones….y no es otra que la cantidad de barreras y resistencias que se generan al hablar o entrar más en profundidad en aspectos que tienen que ver con la mujer, la igualdad y el enfoque de género.
Ese tipo de barreras en las conversaciones o entornos informales son más que esperadas, consecuencia además de cómo está todavía la situación en este sistema nuestro patriarcal por excelencia. Sin embargo, en los últimos años también he descubierto que incluso en grupos de trabajo, partidos políticos en definitiva distintas organizaciones que de una manera planificada deciden entrar a trabajar el enfoque de género y todo lo que conlleva…..finalmente las resistencias son bastante parecidas, quizás más sutiles, pero vuelven a estar presentes.
Sin liarme mucho más, creo que esto tiene mucho que ver con el “pin feminista”, el feminismo de salón…porque queda de maravilla decir que estamos en pro y a favor del feminismo y la igualdad y todo lo que ello conlleva…eso sí, hasta que se entra un poquito más allá de la superficie, se cuestiona lo normalizado y lo establecido y por lo tanto también determinados privilegios.
Y estoy de acuerdo también con que algunos hombres, aunque sea una minoría, están en con nosotras en este camino….pero sin olvidar de nuevo que el discurso es mucho más fácil que la práctica….y que hay que revisar constantemente la “forma de estar en el barco”. En esta línea y para acabar os dejo una frase de Alexander Ceciliasson, un antropólogo y activista feminista: Yo me llamo feminista. Me emociono por asuntos feministas y por la lucha por la igualdad. Soy un hombre blanco, heterosexual y sin discapacidades. Los hombres como yo tenemos dos tareas fundamentales para cumplir en la lucha feminista: una, retroceder y callarnos; la otra, hablar con otros hombres”.
Un besazo para todas; es un gustazo leeros.
Pues un gustazo leerte también a ti, Olatz. Veo que estás familiarizada con el hecho de encontrarte personas que presumen de feminismo pero que en cuanto se rasca un poco el barniz… Desconcierta más cuando te lo encuentras en los grupos que señalas. Gente de la que esperabas comportamientos acordes a su discurso y a su ideario. Gracias por la frase de Ceciliasson, no la conocía. Besos también para ti y muchas gracias por apoyarnos tanto.
A las feministas os entusiasman los hombres sumisos y callados. Que os den la razón en todo, dubitativos, indecisos y apocados. Que lloren a las primeras de cambio, y si es en público mejor que mejor. Que no supongan ningún reto intelectual y que escriban poesía como un niño de 10 añitos. Un Ceciliasson de pro, universitario, sueco y hasta guapo! Que reconozca sus privilegios, pero no tanto como para no tener un buen pizaso en una zona cool, vestir de marca y manejar dinerito.
¡Felicidades María!
Estoy muy de acuerdo contigo sobre el tema de la publicidad sexista. En mi casa ocurren muchas veces cosas que tienen que ver con
lo que tú mencionas. Por ejemplo, mi marido me dice a menudo «te ayudo mucho, todo lo que puedo», pero no se trata de ayudar, sobre todo cuando no dan football en la tele o cualquier otro deporte que le resulte interesante, sino de hacer lo que es necesario en cada momento, aunque juegue su equipo favorito.
Queda todavía un largo camino por recorrer, pero vamos en la dirección correcta.
Gracias María, me encanta leer tus posts. Aunque no soy muy joven, es una maravilla descubrir tantas inquietudes en pro de las mujeres.
Congratulations por todo lo
A los hombres hay que ir despojándolos de todos sus intereses poquito a poquito. Hacerlos cambiar, y si es a base de chantaje mejor. Las mujeres necesitan su espacio y su tiempo de asueto, sin interferencias y sin exigirles nada a cambio. Nada sienta mejor que romper la voluntad, la libertad y la independiencia de un hombre. Que se enteren de una vez de quién manda aquí.
¡Felicidades María!
Estoy muy de acuerdo contigo sobre el tema de la publicidad sexista. En mi casa ocurren muchas veces cosas que tienen que ver con
lo que tú mencionas. Por ejemplo, mi marido me dice a menudo «te ayudo mucho, todo lo que puedo», pero no se trata de ayudar, sobre todo cuando no dan football en la tele o cualquier otro deporte que le resulte interesante, sino de hacer lo que es necesario en cada momento, aunque juegue su equipo favorito.
Queda todavía un largo camino por recorrer, pero vamos en la dirección correcta. Gracias por todo lo que nos transmites, un beso enorme para ti y tus compañeras de Doce miradas.
Gracias María, me encanta leer tus posts. Aunque no soy muy joven, es una maravilla descubrir tantas inquietudes en pro de las mujeres.
Congratulations por todo lo
Muchas gracias a ti por comentar. En publicidad hay anuncios mucho más machistas que los que señalo en el post. Más impactantes, insultantes y escandalosos. Pero he querido centrarme en estos porque estoy convencida de que a mucha gente le pasan desapercibidos. A mí a veces también. Estamos tan acostumbrados a verlos que ya ni nos damos cuenta. Tengo la impresión de que se da la batalla por perdida. Parece que la sociedad lo asume y acepta. Hay tantísimos casos… En alimentación, por ejemplo, siempre es la madre la que se preocupa de dar ‘a los suyos’ lo mejor, en productos de limpieza escasean los hombres y cuando aparecen siempre es en calidad de experto, nos lo presentan como ‘el fabricante’ ‘el profesional’ que da consejos-lecciones a una mujer que limpia. Y por supuesto, todos los casos que menciona Maxi en su comentario. Vamos, que la publicidad es una fuente inagotable de ejemplos.
Otro beso enorme para ti.
Los hombres se representan en publicidad como se meceren. Como auténticos ineptos, que siempre son doblegados en cualquier tipo de actividad por la jembra superior. Esos anuncios, si bien abundantes, pasan desapercibidos en el imaginario feminista. Hay que potenciarlos y demostrar a los jóvenes varones que son la escoria del mundo. Ánimo María, poquito a poquito, como mucho victimismo conseguiremos doblegar a los hombres y ponerlos en el lugar de subordinación que les corresponde.