La Pared Vacía

05/11/2019 en Miradas invitadas

Marta Marne (@Atram_sinprisa). León (1979). Estudié Historia del Arte, Biblioteconomía y Documentación. En 2011 nació Leer sin prisa, un blog sobre literatura generalista que fue tiñéndose de negro. A lo largo de estos años he colaborado con la revista Fiat Lux y con Culturamas. He sido la jefa de prensa del festival de Las Casas Ahorcadas de Cuenca durante tres años y su CM durante uno. Actualmente trabajo para El Periódico de Cataluña como crítica literaria y en septiembre de 2019 he creado una nueva página web especializada en creadoras de ficción y no ficción negro-criminal llamada La Pared Vacía.

 

El 26 de marzo de 2016 la organización de la Semana Negra de Gijón anunció en una rueda de prensa los escritores nominados a sus premios. Cada año suelo publicar dicha lista en mi blog Leer sin prisa y aquel año, tras compartirla en redes sociales, tuvo que ser el escritor Toni Hill quien me hiciese ver que entre las dieciocho personas que optaban a alguno de los premios no había ni una sola mujer. En aquel momento estaba emocionada porque en la lista aparecían varias novelas que había apoyado con mis reseñas y que esperaba ver nominadas. Pero eso no es excusa: estaba tan acostumbrada a este tipo de conductas dentro del mundo de la literatura de género negro que no me di ni cuenta.

En ese mismo momento me volví hacia mis estanterías. ¿Cuántas obras escritas por mujeres había leído yo durante el año anterior? La lista era muy corta, tan corta como escasas eran dichas obras sobre mis baldas. Mi manera de escoger lecturas por aquel entonces venía determinada sobre todo por las novedades editoriales y los autores que iba descubriendo en las distintas semanas y festivales negros que inundan nuestro país, a los que asisten mayoritariamente hombres.

Ese día supuso un punto de inflexión para mí como lectora. Empecé a fijarme mucho más en las escritoras cuando veía una en mi librería de cabecera y no dejaba de buscarlas en los boletines que publicaban las editoriales. En las entrevistas en la radio, en podcasts, en reseñas de blogs, sí, había siempre dos o tres muy mediáticas, pero el resto apenas eran citadas.

A lo largo de estos tres años he invertido muchas horas en conocer a autoras contemporáneas y rastrear a autoras clásicas. Y clásicas las hay, incluso traducidas. Me he hecho con una pequeña biblioteca con nombres como Vera Caspary, Margaret Millar, Leslie Ford, Anne Hocking, Hellen Reilly, Frances Crane, Margaret Scherf, Charlotte Armstrong, Dail Ambler o Sara Paretsky, entre otras.

A lo largo de estos años he vivido momentos en los que he sufrido discriminación más o menos directa en este mundillo. Y eso que me considero una privilegiada porque sé que son varios los que respetan y valoran mi criterio. Pero el detonante ha venido al escuchar las anécdotas de situaciones que varias autoras de nuestro país han tenido que sufrir cuando han asistido a festivales negro-criminales. Todo este cúmulo de circunstancias me ha llevado a la conclusión de que a muchas de ellas no se las ve, no se las lee porque no consiguen la visibilidad que alcanzan sus compañeros. Así que decidí crear una especie de habitación propia para ellas, un pequeño espacio virtual que tan solo busca que no tengan que competir por un rinconcito. Y lo he llamado La Pared Vacía. La gran mayoría de las webs de género negro, los festivales y sobre todo los premios se olvidan de ellas una y otra vez. Y en muchas ocasiones es tan solo debido a que el número de novelas escritas por hombres y el de escritas por mujeres de quienes seleccionan y nominan no se acercan ni de lejos a un 50-50.

¿Se publica a más escritores que escritoras de género? Sí, yo diría que sí. ¿Se lee en función de ese porcentaje? No, estoy convencida de que no. Por supuesto, hay espacios en los que sí podemos encontrar un reparto más igualitario y varios autores ya se acuerdan de ellas cuando les piden recomendaciones de libros. Pero en veintidós años tan solo una mujer ha ganado el Dashiell Hammett, uno de los premios más valorados dentro del género en este país. Algunos festivales siguen invitando tan solo a un porcentaje mínimo de autoras a sus mesas, algo que repercute no solo en que las conozcan los asistentes, sino en su presencia en la prensa. Y si se las invita, es para colocarlas en mesas de forma aislada para hablar de cómo ellas abordan la novela negra. Como si lo que escriben ellas fuera un subgénero, “obras escritas por mujeres y para mujeres” o algo así. Y no son pocos los que siguen pensando que lo que escriben las mujeres no cabe dentro del género, tan solo porque no se adapta a unos cánones que se establecieron (al parecer de manera inamovible) por hombres hace cerca de cien años.

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Somos mujeres. Somos personas. Gente con sueños que imagina una sociedad diferente. Gente que reclama un espacio común para mujeres y hombres que sea más justo y equilibrado. Y después de mucho cavilar, somos doce mujeres con ganas de trabajar para lograrlo. ¿Quieres saber quiénes somos?.