La «niñas» del MORE
17/06/2014 en Miradas invitadas
M. Luz Congosto (1956) es Informática con un Máster en Telemática. Ha trabajado durante más de 25 años en entornos de I+D de telecomunicaciones. Actualmente se dedica a la investigación de datos sociales en Twitter, desarrollando herramientas como t-hoarder y metroaverías mientras realiza una tesis sobre “propagación de mensajes y caracterización de usuarios en Twitter”. Publica sus experimentos en el blog Barriblog.
Una de las etapas laborales más gratificante fue aquella en la que formé parte de un equipo de gente buena e inteligente en la que la colaboración estaba por encima de la competitividad y el bien común del proyecto por delante de los intereses personales.
A finales de los 80, antes de la era comercial de Internet, los proyectos de telecomunicaciones no estaban expuestos a la vorágine actual de las prisas y la escasez de dinero. Tenían presupuestos a largo plazo, se trabajaba duro pero de una manera ordenada, los jefes eran muy competentes y generalmente se cumplían los objetivos con éxito. En ese entorno coherente de trabajo tuve la suerte de participar en un proyecto llamado MORE que consistía en poner un corazón digital a las centrales telefónicas de relés para prolongar su vida.
El proyecto se desarrolló desde cero, diseñando el hardware, el sistema operativo y el software de comunicaciones y se fabricó íntegramente en España, algo impensable en estos días. El equipo inicial enseguida tuvo que crecer por la ingente cantidad de trabajo que se nos venía encina. A mí me correspondió gestionar el software de comunicaciones para que los relés y los bits se entendieran.
Comenzamos el proceso de selección buscando los ingenieros de Telecomunicaciones, informáticos, físicos y matemáticos más listos que hubiera y ¡vaya si los encontramos! Algunos de ell@s eran de Mensa. Fui formando mi equipo guiándome por el instinto para detectar el talento y el resultado fue ¡un equipo paritario! No hice discriminación positiva, solo no hice discriminación.
En aquellos tiempos la paridad no era políticamente correcta ni incorrecta, simplemente se asumía que los entornos de telecomunicaciones eran mayoritariamente masculinos. Por ese motivo comenzó a chocar la cantidad de “niñas” que había en el MORE. El jefe del proyecto, un hombre sobradamente inteligente, nunca me hizo un comentario a este respecto pero el director me dejó caer la frase “Cuantas chicas tienes en tu equipo…. como se te embaracen a ver qué haces…” a lo que les respondí que era más fácil planificar con nueve meses de antelación que con un día cuando un chico se rompe la pierna jugando al fútbol. Quitando estos comentarios nunca me pusieron pegas para seguir contratando chicas.
El equipo, mitad femenino, mitad masculino, funcionó como un reloj suizo, todos encajaban en sus actividades y se interrelacionaban de forma precisa. Los otros equipos del proyecto también funcionaban muy bien pero creo que el nuestro se comunicaba mejor. La presencia femenina aportaba sociabilidad, empatía, espíritu crítico, reflexión, cooperación, pragmatismo y transparencia. Se discutía mucho e incluso nos acalorábamos, pero siempre salíamos con una solución consensuada. Nunca se impuso una decisión a las bravas.
El proyecto fue un éxito y se instalaron casi 3.000.000 de líneas telefónicas. Se consiguió abaratar el coste de las líneas digitales ya que el MORE fue una palanca de negociación con los suministradores de telecomunicaciones. Cuando se descolgaba el teléfono de una de estas líneas nadie sabía que el repiqueteo de relés se producía gracias a un software desarrollado por un equipo de mujeres y hombres que trabajaban armónicamente codo con codo.
La duración del MORE fue de veinte años, diez más de los previsto, y todo el mundo se admiraba de que funcionara tan bien con tan pocos recursos de mantenimiento. Finalmente fue desmontado en el 2012 y la última maqueta está a punto de ser achatarrada.
A mediados de los 90, cuando el desarrollo estaba finalizando, llegó la Internet para poner todo patas arriba y nada fue igual desde entonces. Lamentablemente nadie tomó nota de nuestro caso de éxito y nuestro equipo fue disgregado. De aquellos tiempos perdura una buena amistad y la nostalgia de cuando las cosas se hacían bien.
Sin duda hay que mirar para adelante, no se puede vivir del pasado aunque este nos parezca mejor que el presente. Hay que ganar posiciones en las cuotas de bienestar laboral, sobre todo cuando se ha retrocedido, porque es posible trabajar bien y a gusto. Tal vez la clave sea facilitar que los valores femeninos penetren en las estructuras laborales.
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Eres estupenda Mari Luz, un gran abrazo
Muchas gracias Ana!!
Muy bueno el articulo, Mari Luz. Que interesantes son esas historias contadas en primera persona.Gracias por compartirla 🙂
Muchas gracias Amalio!! Gracias a Lorena pude contar este caso de éxito de mujeres tecnólogas (tan escasas) bien avenidas con sus colegas. El ambiente de trabajo que conseguimos fue fantástico y dio sus frutos
Comparto ese modo de mirar el ambiente de trabajo, hacer bien por encima de hacer mucho, la persona antes que el curriculum. Y también entiendo que la velocidad social y laboral han cambiado. No podemos quedarnos atras. Iniciativas como la vuestra son un buen ejemplo para seguir con ilusión hacia delante. Enhorabuena!!
Gracias Elena!! Aunque vivimos tiempos más rápidos y con más incertidumbre, si no cuidamos a las personas y el ambiente de trabajo se hace todo muy cuesta arriba. Creo que el papel de la mujer en crear buen ambiente y buena comunicación es fundamental
¡Qué nostalgia! Cuando las «niñas del MORE» no me dejaban ni respirar con preguntas sobre el funcionamiento del sistema Pentaconta para que no se les escapase ningún detalle en la elaboración del nuevo sistema MORE.
Contigo a la cabeza un equipo de grandes mujeres.
Fuiste nuestro leader, sin tu sabiduría no hubiera sido posible y sin la inteligencia y trabajo de «las niñas» y los «niños» del MORE tampoco. Fueron unas circunstancias muy favorables para que todo ocurriera y supimos sacar adelante un proyecto maravilloso