“Calling-out” vs. “Calling-in”: Cuando la cultura de la fulgurante denuncia retórica se convierte en falso activismo

30/06/2020 en Doce Miradas

Call – OUT

Quiero referirme a un fenómeno, que, como tantos otros, tiene un nombre en inglés para el que no encuentro un buen equivalente en castellano. Creo que enseguida lo reconoceréis.

En inglés se llama  “call-out culture” a esa práctica de denunciar de manera acusatoria, pública y personal una expresión (o un hecho) de machismo, racismo, homofobia, transfobia, (xenofobia, clasismo, habilismo etc etc… la lista es tan larga como las opresiones que existen). Este fenómeno abunda especialmente en las redes sociales, lugar virtual poco dado a la reflexión y más bien limitado a conseguir shares y likes. Es especialmente delicioso cuando se trata de tumbar a las personas famosas, incluso por un tweet de hace 10 años. También es observable y extrapolable a nivel de calle, en según qué conversaciones, asambleas, jornadas, y demás ocasiones donde demostrar nuestra pureza ideológica necesita del montaje de un juicio público sobre la pureza del otro, con su consiguiente castigo popular – y, a ser posible, con el máximo brío retórico de un buen “zasca”.

Y, sí, en general esta cultura, esencialmente performativa, viene del mundo progre. Sí, con frecuencia viene de nuestras propias filas.

Pero antes de continuar, una advertencia:

La práctica (que no la performance) de la denuncia desde sectores realmente oprimidos ha de protegerse.  Ni se puede silenciar, ni se puede exigir que module el “tono” para que no incomode.  A la rabia, la impotencia, el agotamiento y la opresión no se le pueden exigir “modales” para ser escuchados. La posición condescendiente de “te escucho, pero dímelo bien” no es más que otra táctica paternalista de demostración de poder, de dejar las posiciones bien claras antes de hablar y así dominar la conversación.

Consecuencias a tener en cuenta del calling-out excesivo y sin reflexión

1. Agotamiento de la práctica. Cuanto más abunda el fenómeno, menos impacto tiene. Considera reservar tus ansias con el fin de proteger la práctica del call-out para quien realmente la necesita como herramienta.

2. No estás siendo necesariamente una aliada/o. Gente privilegiada denunciando a otra gente privilegiada no es siempre la mejor manera de ser aliada cuando se hace de manera agresiva, superflua y retórica — ver punto 3. Para eso hay otras estrategias de comunicación entre “pares” donde tu voz servirá mejor a tu objetivo (ver abajo opción calling-in)

3. Corte tajante del diálogo. Después de un call-out, ya no hay excusas ni disculpas que valgan. Y si las hay, serán nuevamente analizadas con lupa por si pueden merecer un recall-out. Fin de la discusión. Por tanto, se pierde una oportunidad de aprendizaje, tanto de quien ha “perpetrado” el error, como para el público. Pero hablemos con franqueza, el objetivo de un contundente call-out no suele ser provocar a la reflexión (y consiguiente concienciación sobre el asunto,  incluso reparación del daño), sino, como ya he dicho, para humillar al receptor/a y quedar como super aliado/a chachi. La “víctima” se marchará con la cola entre las piernas, muy probablemente más machista, racista, LGTBiQfóbica etc que antes.

3.  Alienación del receptor/a. De manera similar al punto anterior, calling out significa que tu estás “in” (dentro) y la otra persona está “out” (fuera). A veces, entre grupos de activismo y justicia social, se erige una competencia interna por demostrar el dominio de las temáticas, por polemizar más que analizar. No creo que esa sea la forma de cuidarnos en la lucha que, ya de por sí, desgasta a todas.  Al contrario, no avanzaremos como colectivo si no nos permitimos explorar nuestros puntos de vista junt@s, dialogando y reflexionando.  Todavía recuerdo la frustración de las profesoras del Máster en estudios de género ante el silencio generalizado cuando planteaban debates en clase. Nadie se atrevía a hablar por miedo a ser acusada de alguna “barbaridad” y acabar “out” – fuera del grupo, indigna del “carnet” de feminista.

4. Idealización de posturas reaccionarias. Desvalorizado el pensamiento crítico, se alza el valor fascista y reaccionario, disfrazando así el verdadero machismo, LGBTQi-fobia, racismo de “valentía” ante las “guerras culturales de la izquierda sensiblera”.   “Digo las cosas como son, aunque sea políticamente incorrecto”. Esta estrategia está diseñada para provocar notoriedad, clicks, y escándalo — y a la vez arengar y unir a las clases privilegiadas alrededor de una supuesta superioridad anti-intelectual.


Traducción propia de la cuenta de Twitter de @anne_theriault




Call-IN

¿Queremos reproducir actitudes punitivistas, patriarcales, y maniqueas desde el feminismo? ¿Impunidad y castigo son las únicas dos alternativas?

A cualquiera nos viene muy bien un buen jarro de agua fría de vez en cuando, pero para que nos haga pensar y, en última instancia, cambiar nuestra actitud. No para silenciarnos.

Calling-in puede ser una alternativa para abordar el asunto de manera privada, sin espectáculo público, con intención de mejorar. Cada una podemos valorar cómo. Con empatía, humor, creatividad y cuidado. Podemos hacer una reflexión interna, reconociendo que tod@s estamos sujetos a prejuicios, estereotipos y rumores, y que no somos mejores. No argumentar desde la condescendencia.

Es una manera de reconocer que las personas no somos unidimensionales en lo individual ni los colectivos monolíticos en su totalidad. Sabemos que existen múltiples experiencias en el tiempo y en los contextos. Agradezco que lo que pienso hoy no es lo mismo que hace diez años, y espero que, en otros diez (o mañana mismo) también cambie mis opiniones. Las organizaciones, los movimientos por la justicia social, también están en constante análisis, descubrimiento, y cambio. Ese es el reto del pensamiento crítico.

Calling in no siempre será posible, especialmente para las personas oprimidas, que suficiente desgaste tienen con el día a día y no tienen la responsabilidad por defecto de “educarnos”. Si lo hacen, será un gesto “extra” que deberemos valorar.

Os dejo un ejemplo: El obispo de Mallorca se reúne con Sonia Vivas por la polémica sobre Juníper Serra

… y una cita* de Angela Davis:

“Hay que ir por otros derroteros, contextualizar de dónde vienen las violencias y tener claro a dónde llevan las dinámicas punitivistas”

*Del artículo Pensar juntas para definir la justicia feminista, de Ter García en Pikara Magazine, cuya lectura recomiendo para que, salvando las distancias, podamos aplicar una actitud similar al asunto del calling-out punitivo

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Christina Werckmeister

Agridulce mezcla de fe en la naturaleza humana con una pizca de sano sarcasmo. Reiteradamente reinventada en lo profesional, sin embargo tiendo siempre hacia la justicia social. Todo me interesa.