#25N #dignidad

noviembre 25, 2014 en Doce Miradas

Hoy es el día en que me presento ante vosotras, ante vosotros, como una de las Doce Miradas. Orgullo, regalo y privilegio.

Y me tocó precisamente Hoy, 25 de noviembre, el día en el que hace 54 años las hermanas Mirabal, Patria, Maria teresa y Minerva,  oponentes a la dictadura de Rafael Leónidas Truijllo  fueron brutalmente asesinadas por orden del gobernante dominicano.

Hoy, en el día en que recordamos las consecuencias de la violencia contra las mujeres, que trascienden de las víctimas directas y nos afectan a todos a todas. A nuestras familias, a nuestros/as amigos. A nuestro entorno. A la sociedad en su conjunto. Es una realidad encarnada en los innegables datos que nos exigen, cada día, una mirada crítica y reivindicativa sobre el modo en que la sociedad y el Estado responden a este tipo de violencia.

La violencia de Género mata en el mundo a más mujeres que el cáncer, la malaria, los accidentes de tráfico y las guerras juntas. Y es la principal causa de muerte entre las mujeres de entre 15 y 44 años. Hasta un 70% sufrimos la violencia física o sexual en el transcurso de nuestra vida, ejercida por  los hombres, en su mayoría nuestros maridos y/o compañeros.

Se calcula que cada año, entre 500 mil y 2 millones de personas son víctimas de trata, lo que las lleva a la prostitución, a realizar trabajos forzados, a la esclavitud o a la servidumbre.  Las mujeres y las niñas representamos alrededor del 80% de esas víctimas. Más de 130 millones de mujeres y niñas han sido sometidas a la mutilación/ablación genital, sobre todo en África y en algunos países de Oriente Medio.

#25N #dignidadEn la India fueron asesinadas 27 mujeres diariamente por motivos relacionados con la dote. Cada hora, 48 mujeres y niñas son víctimas de la violencia sexual en República Democrática del Congo. En Sudáfrica, una mujer es asesinada cada seis horas por su pareja. En Honduras los 600 feminicidios de 2013 quedaron impunes.

En la Unión Europea una de cada 10 mujeres ha sido víctima de algún tipo de violencia sexual desde los 15 años de edad, y 1 de cada 20 ha sido violada. Poco más de 1 de cada 5 mujeres ha sido agredidas por parte de su pareja, y algo más de 1 de cada 10 mujeres indica que ha experimentado algún tipo de violencia sexual por parte de un adulto antes de los 15 años de edad. En España, en lo que llevamos de año, 43  mujeres han sido asesinadas por sus parejas.

Y me toca, precisamente Hoy, en este día en el que muchas de nosotras, nos abrazamos y gritamos “¡NI UNA MAS!”

Hoy, 25 de noviembre. Un día que pretende ser un día destacado  en el calendario pero que es recordatorio diario para nuestra agenda política (y privada). De aquello que desborda el alma del mundo. Cada día. La violencia que se ejerce contra las mujeres de manera sistemática. Sin descanso. Cada año. En tantos lugares y rincones del mundo. Aquí al lado. Un poco más allá.

Hoy destacamos en titulares el ejercicio descarnado del corazón más inhumano, de aquel que deja de lado su hombría y se convierte en bestia. A ratos con piel de cordero. A ratos oculto entre la multitud. Aquel que no sabe, ni puede, ni probablemente sea capaz de casi nada, más que de desplegar su cobardía con violencia.

abrazoHoy. Al que también quiero llamar el día de la dignidad. La de todas y cada una de esas mujeres que sufren. Sufrían ayer, sufren hoy. No podemos dejar que sigan sufriendo mañana. HOY, el día de la dignidad de aquellas que lloran desgarradas. A las que les duele el golpe, les duele el desamor, les duele la soledad, les duele la indiferencia, les duele el dolor. Ese dolor que resquebraja el alma y rompe en mil pedazos el corazón. Pero donde la dignidad permanece en cada una de ellas. En cada una de nosotras.

Hoy yo también lloro, grito y pataleo de dolor junto a ellas. Junto a vosotras.

Hoy quiero ofreceros mi rostro, mi cuerpo, mi corazón… abrir mis brazos y acoger vuestro rostro, vuestro cuerpo, vuestro corazón despedazado. Y en cada abrazo, resurgirás en tu dignidad (jamás perdida). Desde tu libertad (que dejó de estar cautiva).

Vuestra dignidad nos hace dignas… a nosotras; que os queremos tanto.

Hoy y mañana, y pasado…  seguiré reivindicando(nos) cada día. Sumando mis manos, mi corazón.  Exigiéndome, exigiendo a mi entorno, a mi gobierno  que cumplan sus acuerdos, y desplieguen las políticas necesarias. Hoy y mañana y pasado, entrelazaré  vuestras manos con las mías y juntas,  caminaremos para que CADA DÍA demos un paso adelante en la eliminación de la violencia que se ejerce contra nosotras.

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PD: Eskerrik asko Ana, a María, a Begoña, a Pilar, a Noemí, a Naiara, a Arantxa, a Miren, a Lorena, a Macarena, a Mentxu… por ofrecerme compartir con vosotras este espacio de aprendizaje, de encuentro, de mover y remover el sentipensar y generar las grietas necesarias para romper esos techos de cristal.

 

La feminización de la pobreza

noviembre 18, 2014 en Miradas invitadas

Pilar BarrientosPilar Barrientos. Aunque de formación técnica ITA, no he ejercido nunca, por motivos «casamentales». Mi compromiso y mi currícula comienza en el año 86, cuando vuelvo a Extremadura y fundamos entre nueve mujeres la Asociación de Mujeres Separadas Divorciadas y Maltratadas, para posteriormente pasar a denominarse Agustina de Aragón. Durante esa etapa, hasta 1993, fui presidenta de la misma. En el año 93, fui nombrada Directora General de la Mujer de la Junta de Extremadura hasta el 96. Después de muchas vicisitudes me instalé como «autónoma» (emprendedora). Actualmente, desde hace 2 años, acudo puntualmente a «la cena de empresa» del Servicio Publico Extremeño de Empleo (SEXPE).

Hablar de feminización de la pobreza nos lleva a hablar de diferencias entre mujeres. En términos de ingresos estas diferencias son mayores que entre los hombres y están aumentando de una manera espectacular. De esta heterogeneidad del colectivo femenino se desprende una conclusión política fundamental. Hemos de cuestionar los intentos de igualar a mujeres y hombres mediante la integración de ellas en una estructura jerárquica como son los mercados. En un contexto donde el empleo se precariza, intentar que las mujeres se inserten en la estructura laboral sin cambiarla, es un objetivo imposible de lograr. Para todo el colectivo femenino y para toda la sociedad. Pero además, es una vía errónea porque refuerza las estructuras en si discriminatorias y empeora la situación de los grupos de mujeres menos favorecidos y refuerza un sistema basado en la acumulación de capitales que no tiene en cuenta la satisfacción de necesidades humanas causa última de la pobreza.

En un primer momento se vio la feminización de la pobreza como consecuencia de la desestructuración familiar, como un fenómeno característico de los hogares monomarentales. Cada vez había más unidades domesticas con la presencia de un solo adulto, la mujer. Dadas las mayores dificultades de las mujeres para lograr un empleo o estabilidad laboral. Es decir, dadas las numerosas discriminaciones de género que vivían las mujeres en el mercado laboral, unidas a la falta de ayudas públicas, su capacidad para acceder a recursos económicos suficientes era mucho menor que los hogares encabezados por un hombre. Por tanto, la pobreza sobrevenía con la desestructuración familiar y la traslación de la responsabilidad de ganar el pan a la mujer.

Imagen de  Matteo Angelino (CC by-nc)

Imagen de Matteo Angelino (CC by-nc)

Si tradicionalmente la pobreza se ha asociado a las personas desempleadas o inactivas, cada vez es más frecuente que, a estos colectivos, se una el caso de quienes viven en la pobreza a pesar de cobrar salarios, no estar paradas ni inactivas, o de haberlos cobrado, es decir de haber contribuido y por tanto tener derecho a prestaciones. Dentro de los/as nuevos/as pobres la mayoría son mujeres y esta realidad creciente y global es lo que se ha denominado feminización de la pobreza.

La feminización de la pobreza va mucho más allá de la problemática específica de los hogares monomarentales o de mujeres solas. Pone al descubierto una organización social en torno a los mercados, donde la primera preocupación es la generación de rentas y no la satisfacción de necesidades humanas, que descarga la responsabilidad de la reproducción social en los hogares, que no da cobertura pública a quienes trabajan en actividades que se han invisibilizado. La solución a la pobreza no puede provenir de mejorar la inserción de determinados colectivos, entre ellos, las mujeres, en el mercado laboral, sino de un cambio profundo de las estructuras básicas del actual sistema socioeconómico.

Marca-das por la desigualdad en el deporte

noviembre 11, 2014 en Doce Miradas

Para mi es un honor presentarme hoy mediante este post como “una Mirada” más. Desde su creación he seguido este proyecto con mucha admiración, y no solamente porque ya conocía a muchas de las integrantes de este grupo, sino porque están consiguiendo dar visibilidad a la desigualdad entre géneros, y con ello remover conciencias para acelerar el cambio que queremos-necesitamos hacia esa igualdad que parece un sueño. Por ello, quería agradecer de todo corazón a las “Doce Miradas” por invitarme a formar parte de este grupo.

Y para estrenarme, he querido fijarme en la desigualdad que existe en una de mis pasiones desde que era muy pequeñita: El deporte. Continuamente, tanto en mi entorno más cercano como desde los medios de comunicación, observo y tengo que digerir que el deporte femenino no adquiera la relevancia, ni por asomo, del deporte masculino.

Yo soy de Galdakao, una población de 30.000 habitantes en la que hemos tenido la suerte de haber llegado al máximo nivel en baloncesto femenino, con el club en el que he estado implicada durante muchos años como jugadora y en otras funciones: Ibaizabal Saskibaloi Taldea. He vivido muy de cerca el reconocimiento de la afición, instituciones y medios locales hacia este club y estas jugadoras. Han llegado a la élite (equivalente a la ACB en chicos), y los medios locales se han hecho eco de ello en numerosas ocasiones. Y por eso me pregunto…¿por qué lo que a nivel local es posible, es tan difícil a nivel más global? ¿Tan complicado es dar su lugar a quien lo merece?

Como ejemplo claro, voy a utilizar un caso práctico, la portada del diario deportivo digital más seguido en España, El Marca. Vaya por delante que no es el único medio que contribuye a esa desigualdad, ya que son muchos, yo diría que la mayoría, los medios de comunicación que copan su información deportiva con titulares de género masculino. Sirva, por lo tanto, como ejemplo.

Como su nombre bien indica, este diario está MARCAdo. Marcado por la desigualdad entre el deporte masculino y el femenino, marcado por la casi nula presencia de la mujer (bueno…luego veremos qué mujeres sí aparecen…), y marcado, seguramente, y aunque no lo justifique, por su audiencia mayoritariamente masculina. Voy a dar algunas pinceladas de la portada de un día tipo, la del 29 de octubre.

Para comenzar, en las primeras noticias el fútbol masculino acapara todos los titulares. Es el deporte rey en España, el que copa la mayoría de las noticias deportivas, y en el que la desigualdad entre géneros es más acentuada, tanto en cuando a las retribuciones como a la repercusión social. De hecho, no hay una liga profesional femenina, y por lo tanto, las jugadoras de fútbol tienen que compatibilizar los entrenamientos y los partidos con trabajo o estudios. Otra salida que les queda si quieren vivir de esto es emigrar, ya que afortunadamente hay países como Suecia en los que el fútbol femenino se equipara al masculino, la sociedad lo apoya y la ley lo garantiza. Muy ilustrativo sobre este tema es el siguiente vídeo emitido en el programa “Informe Robinson”.

Volviendo al Marca, resulta curioso que las dos primeras referencias hacia una mujer no sean por méritos deportivos. La primera se trata de un enlace hacia lo que llaman “Tiramillas, el web de ocio de marca”, que ofrece artículos de tendencias, y salvo pequeñas referencias musicales o del mundo del motor, su contenido está centrado en sesiones fotográficas de modelos femeninos. El banner de acceso a este sitio web siempre es una mujer semidesnuda o en actitud sexy-provocativa. ¡Un reclamo muy acertado para llamar la atención sobre los valores del deporte, sí señor!

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En cuanto a la segunda referencia, el titular es el siguiente: “La explosiva hermana de Kim Kardashian y sus sensuales selfies”. No es una noticia de Marca, sino una noticia importada de elmundo.es, así que vamos a perdonarles, al fin y al cabo no es contenido propio y “no sabían lo que hacían”.

Pero sigamos. Después de noticias de la relevancia de las volteretas que da un jugador de fútbol al marcar un gol y otras relacionadas con el llamado deporte rey (claro, no va a ser reina), aparece la agenda deportiva de la semana. Solamente 1 de 43 eventos aquí anunciados es de deporte femenino, es decir, un 2,3%. ¿Será que las mujeres no hacemos deporte?. Si lo que no se nombra no existe, la conclusión es clara.Y esta dinámica continúa durante toda la portada. Noticias de deporte masculino interrumpido esporádicamente con fotografías de novias de jugadores, titulares como “la nueva Miss España es la madridista con más curvas” o “Desnudos y selfies eróticos por la NBA”, y hasta imágenes de una mujer que se ha puesto de moda, a quien se refieren por la “pechotes”, sin más explicación. Ni tan siquiera unas comillas

Y cuando ya estábamos perdiendo la esperanza, ¡Hurra! una noticia de deporte femenino. “Muguruza debuta con victoria en el torneo de campeonas”. No podía perder la oportunidad que me brindaba Marca de leer esta noticia. Pues bien, una noticia de escasas 3 líneas de narración, en la que en la segunda línea pone que Muguruza ganó a Makarova y en la tercera a Petkovic. A pesar de que en los comentarios de algunas personas que les alertan del error, a día de hoy no se ha corregido. Total, quién va a leer la noticia...

mireiaycarolinaDos de las deportistas españolas en activo de mayor relevancia internacional como son Mireia Belmonte y Carolina Marín, según este medio, sólo “merecen” unas reseñas casi al final de esta extensa portada. En el caso de Belmonte, resulta curioso que a pesar de sersubcampeona olímpica y campeona de Europa, entre otros muchos títulos, estuvo a punto de quedarse sin equipo para entrenar. “Pedía mucho dinero”, se defendía el club, y es que, antes de ganar las dos medallas de las olimpiadas de Londres, ganaba 2.200 euros brutos mensuales (tres veces menos que lo que ganaba por aquel entonces Fernando Carpena, Presidente de la Federación de Natación). También fueron curiosas algunas de las anécdotas que ha protagonizado, como cuando tuvo que pagarse de su bolsillo los 500 euros de un hotel mientras competía representando a España, o el viaje de 9 horas de autobús antes de batir dos récords del mundo en el Campeonato del Mundo de Berlín. Como ella misma dijo en una entrevista, “importa más el pelo de Sergio Ramos que mi récord del mundo”.

En el caso de Marín, los propios medios se han encargado de que sea una gran desconocida para el gran público, a pesar de ser toda una campeona de Europa y del mundo de Bádminton, una disciplina dominada por las deportistas asiáticas y en la que esta onubense ha hecho historia.

Y para acabar, casi al final del diario, aparece el único reportaje digno sobre deporte femenino. Se trata del caso de Laura Ortiz, jugadora madrileña de fútbol que ha emigrado a EE.UU, y en el que Marca invierte “24 horas” para llevarlo a cabo. “Bonito detalle”.

Como he mencionado anteriormente, Marca no es la excepción. La discriminación hacia la mujer en los medios es una constante. Un ejemplo claro fue el mundial de baloncesto femenino que se disputó hace apenas un mes, donde España por primera vez en su historia logró alcanzar la final en un deporte de los considerados “importantes”. Pues bien, TVE solamente ofreció los partidos por Teledeporte, canal que no está extendido en muchas casas, salvo la final, que curiosamente pocas horas antes aparecía en la programación de la citada Teledeporte. La indignación que se produjo en las redes sociales sirvió, seguramente, para que finalmente rectificaran y emitieran el partido por la 1.

Esto es solamente un ejemplo de la desigualdad que observo cada día en el mundo del deporte. No pretendo buscar culpables, quiero reflexionar en voz alta. Es un bucle que ha ido creciendo desde hace muchos años, donde se incluyen las instituciones, federaciones deportivas, medios de comunicación, afición, empresas patrocinadoras y sociedad en general, donde aún se tacha en muchas ocasiones a la deportista de élite como una “marimacho” (es de las palabras más feas que conozco). Desgraciadamente, las mujeres deportistas, incluso las que están por méritos propios en la élite, siguen siendo una anécdota.

Está claro que todos estos agentes pueden hacer algo más para dar pasos importantes hacia esa igualdad que reclamamos. Pongo énfasis en las instituciones y en la responsabilidad política, porque son agentes de cambio importante que tienen poder para aminorar la desigualdad de género, quién sabe si hasta hacerla desaparecer. Pero también he querido destacar el poder de los medios, donde si hicieran un ejercicio de autocrítica y actuaran con responsabilidad social, tendrían la capacidad de influir en la sociedad y lograr cambiar el chip. Y esto generaría mayor interés en la afición, y por alcance en las marcas y empresas patrocinadoras… Parece el cuento de la lechera, pero ¿es una utopía?. Espero que algún día no lo sea.

A las mujeres deportistas, en igual medida que a los hombres, nos gusta el deporte, lo vivimos con pasión, nos hace sufrir y disfrutar, podemos destacar o no, pero hay una cosa clara: queremos que se nos trate igual, no queremos seguir estando MARCA-das por la desigualdad.

Los hombres que no lloraban

noviembre 4, 2014 en Miradas invitadas

Juan Carlos MeleroJuan Carlos Melero (@jcmelero) es psicólogo. Durante 25 años ha trabajado en instituciones públicas y organizaciones sociales del campo de la promoción de la salud, especialmente en la prevención de las adicciones. Aburrido de escribir al dictado, publica desde febrero de 2014 su propio blog profesional: Notas sobre drogas, salud e inclusión social. Algo más informal, publica en Tumblr Ex-Centricidades – Anotaciones a vuelapluma desde un rincón de la periferia. Desde que descubrió Instagram disfruta con la fotografía, aunque es de las personas que piensan que donde esté una palabra bien puesta, que se quiten mil imágenes.

 

Vivimos en una época definida en gran medida por la importancia (al menos teórica) concedida al mundo de las emociones. Aunque el asunto viene de lejos, hay que reconocerle a Daniel Goleman el mérito de divulgar esta dimensión humana, tradicionalmente ninguneada, con sucesivos best sellers desde que en 1995 publicara la primera edición de su archiconocido libro «Inteligencia emocional». Desde entonces proliferan los estudios, investigaciones, ensayos, programas educativos, “gimnasios emocionales”, blogs… que destacan la necesidad de que todas las personas, hombres y mujeres, establezcamos una mayor sintonía con nuestras emociones para gozar de una vida más plena.

Sin embargo, en ocasiones, sobre todo en textos dirigidos al mundo empresarial, da la sensación de que la apuesta por la «inteligencia emocional» tiene, sobre todo, un carácter instrumental. Banalizando un poco, se viene a decir: «puede que tengas un coeficiente intelectual elevado, pero como sigas siendo un zoquete emocional estás condenado al fracaso». Seguramente será cierto, sobre todo para determinadas profesiones y funciones corporativas. Pero la relevancia de las emociones va más allá del éxito profesional. Lo que está en juego es la felicidad, de la que una vida profesional más o menos brillante puede ser un ingrediente importante, pero no la clave.

Educar las emociones

La inteligencia emocional forma parte de esa batería de competencias que en el mundo del management se conocen como soft skills. Una denominación equívoca porque, en la práctica, se trata de competencias decisivas para que una persona pueda organizar su vida con una razonable capacidad de autocontrol y bienestar. Estas competencias no vienen de serie grabadas en el código genético, ni se aprenden hojeando un par de libros de autoayuda. La competencia emocional se educa desde la primera infancia. Por acción u omisión. Se educa en la familia, naturalmente. Entre otras cosas desterrando estereotipos y prejuicios que siguen manteniendo socialmente que “eso de las emociones” es cosa de chicas (salvo esa parte ya comentada que sirve, dicen, para vender más y venderse mejor). La inteligencia emocional se educa ayudando a los chicos a reconocer, experimentar y expresar su propia vida emocional. «Nenaza», «los chicos no lloran» y perlas por el estilo, todavía forman parte de la (des)educación sentimental de muchos niños que pueden acabar padeciendo de mayores serias limitaciones emocionales, y reproduciendo en sus vidas criterios discriminatorios de similar pelaje. La inteligencia emocional se educa también en la escuela que, de hecho, pocos aprendizajes podrá alentar que sean más necesarios para estimular el bienestar emocional de chicas y chicos.

doce miradas

El Lágrima, de Roberto Corralo.

Aprender a sentir

La desigualdad de género que sigue marcando en buena medida el modo en que nacemos, aprendemos, convivimos…, nos impone a menudo a los hombres un lastre emocional que condiciona nuestra capacidad para disfrutar de la vida en todas sus dimensiones. A veces basta con ver llorar a un hombre para imaginar las mil trabas que su educación ha puesto a la expresión de las emociones. ¡Esos lastimosos hipidos entrecortados, que parecen más un ronquido o un rebuzno! Más vale que eduquemos a las futuras generaciones con otro estilo, para permitir el desarrollo en chicas y chicos de una mayor intimidad con su universo emocional. De otro modo, seguiremos reproduciendo situaciones de desigualdad que, si bien se ejercen especialmente sobre las mujeres, también a los hombres nos condenan a una mutilación emocional que genera no poco malestar.

Al estilo de la risoterapia, será cuestión de organizar talleres para que los hombres aprendamos a llorar. ¡Nos quitaríamos tanta presión! Se me ocurre un título: “¡Échate una lagrimita, hombre!”.